Iglesias, cárceles y ancianos
Autoridades religiosas plantean que la misericordia y el
perdón deben primar a la hora de otorgar beneficios para los mayores de 75
años. Agregan que pasar sus últimos días tras las rejas no tiene sentido al no
cumplirse el objetivo de la condena.
Jorge Soto - Punta Peuco
Alfredo Cooper, obispo de la Iglesia Anglicana: “Se
necesitan gestos nuevos para la reconciliación”
“Reconciliación”. Es la palabra que más repite el
obispo de la Iglesia Anglicana, Alfredo Cooper. Lo hace para referirse a los
presos con enfermedades terminales y mayores de 75 años del penal Punta Peuco y
como una forma de poder avanzar como sociedad, al igual como ocurrió en países
como Sudáfrica e Irlanda.
El sacerdote señala que es consciente del tema, porque él
junto a una misión de la Iglesia Anglicana y al sacerdote católico Fernando
Montes, han visitado por años, los días lunes, la cárcel de Punta Peuco, que
alberga a ex militares condenados por casos de DD.HH. “Algunos de ellos se han
convertido a Cristo y están en una situación o estarían dispuestos a pedir
perdón por su compromiso con Cristo”, señala Cooper, quien enfatiza que para
gran parte de los reclusos, “la causa política se estropeó hace años. Ya no
saben quiénes eran los buenos y los malos”. Agrega que, dadas las enfermedades
que aquejan a los reos, hay personas que no saben qué es lo que están haciendo
en la cárcel y otras que sienten que están viviendo un proceso judicial mucho
más lento en comparación a los relacionados con delitos comunes.
En esa línea, Cooper sostiene que como país deberíamos
aprender de las experiencias vividas en Sudáfrica e Irlanda, donde “se hizo una
amnistía generalizada donde la gente pudo entregar información necesaria para
seguir avanzando”. Opciones que para el obispo anglicano son necesarias, puesto
que, a su juicio, “se necesita de gestos nuevos para que exista
reconciliación”.
Emiliano Soto, obispo evangélico: “Tenemos que tener un
corazón perdonador”
Desde la Iglesia Evangélica son claros en establecer
que la libertad para los internos de Punta Peuco no puede ser entendida como un
“perdonazo”, si es que se trata de reos que todavía están en condiciones de
cumplir la pena. Así lo establece el pastor evangélico Emiliano Soto, quien
aseguró que durante el debate llevado a cabo en la administración de Sebastián
Piñera, ellos fueron precisos en argumentar que “las personas que habían
cometido delitos de lesa humanidad, no correspondería otorgarles la libertad”.
Una visión distinta dice el pastor ocurre con aquellos
condenados por delitos comunes que sean mayores de 75 años.
“Nosotros planteamos que sí se podía realizar una especie de
perdón para quienes habían cumplido más de la mitad de la pena y que
podían conmutar el resto”, señala Soto.
Además, plantea que lo fundamental en estos casos y
algo que, según el religioso, siempre han promocionado es mantener un espíritu
de misericordia y perdón. Por eso, sostiene que las condiciones en las
que los internos tienen que cumplir las sentencias deben ser las más adecuadas
para los enfermos terminales.
“Con 75 años tener a una persona en la cárcel con
alzheimer no tienen ninguna finalidad, se deben buscar los mecanismos adecuados
para darle la condición humanitaria en este tiempo (...) si Dios perdona el
pecado de todas las personas, a pesar de los delitos más extremos, nosotros
tenemos que tener un corazón perdonador”, indica.
Luis Roblero, sacerdote jesuita y capellán de la Pastoral
Carcelaria: “No es un indulto, es conmutar sus penas”
Luis Roblero, sacerdote jesuita y capellán nacional de la
Pastoral Carcelaria, dice que “el sentido de la cárcel es hacer justicia con la
víctima y también con el victimario, porque hay ciertas causas o patologías que
hicieron que la persona delinquiera. Por eso la privación de libertad se
inserta en el sentido de la reparación”.
Por ello, argumenta que poco sirve mantener a personas
privadas de libertad si “uno pone un sujeto malo y a los pocos años lo devuelve
a la sociedad, malo; la cárcel tiene que actuar como una instancia en la que se
saca a la persona un tiempo de la sociedad para así poder curarla”. Agrega que
para una persona que se encuentra “con una capacidad cognitiva deficiente” o en
“una edad terminal, uno tiene las razones suficientes para preguntarse si la
cárcel cumple con ese rol reparador”. Sin embargo, aclara que el tema de los
reos de Punta Peuco lo está viendo el padre Fernando Montes. Las opciones que
plantea Roblero, quien dice que se vienen postulando hace tiempo, tienen
que ver con que no todas las condenas pueden cumplirse tras las rejas,
detallando que existen opciones como el cumplimiento de la sentencia en medio
libre.
Lo mismo ocurre, sostiene, con las personas que sufren de
enfermedades terminales, quienes, en la mayoría de los casos, tienen que
permanecer postrados.
“Uno los ve en silla de ruedas o con la bolsita de la
quimioterapia caminando, una inhumanidad espantosa y que no guarda relación
alguna con que una persona pueda reincidir en delito alguno”. Por eso reitera
que ”no es un indulto, es conmutar la pena para que puedan vivir en su hogar”. Tomado
de la tercera de chile
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