Arroyito, el
asentamiento más antiguo del país no tiene agua potable Precaria. Una de las
viviendas de Nueva Fortuna, Azotey, en zona de "influencia" del EPP. Tanques
y trincheras forman parte del paisaje en
los asentamientos ubicados en la zona
de influencia del grupo armado. Los pobladores padecen tanto la violencia del
EPP como la pobreza extrema. Por Rodrigo Houdin | En algunas zonas del Norte
del país se ven paisajes que se asemejan
a zonas de guerra. Y mientras la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) libra su lucha
contra el EPP, las poblaciones de los distritos de Azotey, Yby Yaú, Horqueta y
Paso Barreto viven su lucha cotidiana contra la pobreza y el olvido.
Sin agua potable ni caminos transitables, con nulo acceso a
universidades y una precaria asistencia en salud, se hace más evidente la
ausencia del Estado. Según describe Tomás Ruiz, poblador del asentamiento
Núcleo 2 de Arroyito, Horqueta, el mal estado de los caminos es uno de los
mayores inconvenientes para las familias campesinas, ya que se dificulta vender
sus productos. "Nosotros entendemos
que la presencia del Estado no es solo traer militares, sino darnos las
condiciones para vivir como humanos", comenta. La falta de agua potable es una constante. En
el caso del Núcleo 2, solo un pozo provee agua a más de 80 familias. Las
familias de la zona cuentan con reservorios donde almacenan el líquido durante
hasta 15 días. "Hace 26 años existe
Arroyito y hasta ahora no tenemos agua potable", lamenta Basilicio
Ledesma, poblador del primer asentamiento creado en el país. SEGURIDAD. Esta
zona es considerada de influencia del grupo criminal Ejército del Pueblo Paraguayo
(EPP) y de la Agrupación Campesina Armada (ACA), que se desprendió del mismo.
Desde el secuestro del joven Arlan Fick, en abril del 2014,
este grupo centró sus últimas actividades en un radio que comprende
aproximadamente unos 40 kilómetros cuadrados en esta zona. El último golpe del
grupo creado en 2008 se dio en Yby Yaú, el pasado 28 de enero, cuanto secuestró
y mató a los alemanes Robert Natto y su esposa Erika Reiser. ESTUDIOS. ¿Qué
harán los jóvenes al concluir la secundaria? Esta es la pregunta que los
pobladores se hacen frecuentemente.
La distancia y los costos de viajes diarios y cuotas reducen
la posibilidad de continuar con los estudios. Desde Tacuatí, por ejemplo, los
jóvenes viajan 50 kilómetros para estudiar en universidades de Horqueta. Giancarlo
Nava, párroco de Tacuatí desde hace 7 años, señala que para poder estudiar hay
que migrar. "Los jóvenes que buscan un futuro mejor deben buscar en otros
lugares esta posibilidad. El joven tiene que migrar, tiene que irse al terminar
la secundaria, si ya no lo hace antes", describe. AGRICULTURA. En los
asentamientos del Norte, la mayoría de los pobladores se dedican a la
agricultura familiar. Cada familia trabaja unas 10 hectáreas en rubros como
maíz, sésamo, mandioca y poroto, entre otros. La sequía y el bajo precio de los
productos hicieron que este año sea uno
de los peores para el campesinado, describe Victorina Martínez, del
asentamiento Núcleo 5. DE ESO NO SE HABLA.
Sobre el EPP no todos quieren hablar. Y aunque unos manifiestan
temor, otros, contradictoriamente,
afirman que su presencia en la zona no les impide llevar una vida
"relativamente" normal. "Probablemente
están por la zona los del EPP, así como se comenta. Tenemos miedo pero como
somos pobres y no tenemos dónde ir, aguantamos cualquier cosa a pesar del
temor", justifica Lucila González. Colecta para comprar medicamentos Viajan
kilómetros para comprar medicamentos porque los suministrados a los puestos de
salud no abastecen, y la falta de médicos forma parte del cotidiano de
poblaciones como Arroyito, Kurusu de Hierro, Nueva Fortuna, Tacuatí, entre
otras. "Nosotros no tenemos ambulancia. Cuando existen casos que debemos
derivar, pedimos ayuda a la Comisaría y los llevamos en patrulleras",
comenta Fany Arce, enfermera encargada del puesto de salud en Núcleo 3. Cuenta
que las afecciones respiratorias, vómitos y diarreas son las dolencias más
frecuentes en los pobladores. Lucila González,
del asentamiento Nueva Fortuna, se queja de que los remedios no alcanzan para
todos. "Hacemos colecta entre los vecinos para llevar a los enfermos hasta
algún hospital, porque nunca hay remedios en los puestos de salud. No tenemos
derecho a enfermarnos los fines de semana", agrega. La mayoría de los puestos que están en la zona
brindan atención de 7.00 a 15.00. El de
Kurusu de Hierro, en Azotey, solo abre entre semana. Patrulleras y motos se
utilizan como ambulancias, ya que estas no existen en casi ningún puesto sanitario. Con la prolongada ausencia
del Estado, los pobladores vieron cómo sus hogares quedaron en medio de un conflicto. Sin grandes esperanzas, los
jóvenes migran a otras ciudades, buscando trabajo, estudio, y un futuro. Tomado
de ultima hora de paraguay ver video en : http://www.ultimahora.com/arroyito-el-asentamiento-mas-antiguo-del-pais-no-tiene-agua-potable-n872961.html
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