El glifosato, el
cáncer y la intolerancia
por Laura Rocha Voy
a empezar este post respondiendo a una crítica de la nota anterior sobre el
título. Muchos de los foristas, los amigos de siempre y muchos nuevos, critican
la selección de mis palabras: Confirmado, el glifosato es cancerígeno, según la
OMS. Muchos me señalan que en realidad el organismo indicó que era “posible” o
“probable”. Resulta que la palabra cancerígeno ya implica una posibilidad, en
rigor es una tautología hablar de probabilidad de una condición que ya es
posible. Lo dice la DRAE: Aclarado este punto, seguiré con el tema. Nunca había
recibido tantos agravios y descalificaciones por una nota. Claramente los
intereses que se tocan son muchos con este estudio, o al menos con la
declaración, queda claro que es una compilación de informes y conclusiones
anteriores y no una nueva investigación. Para ser justa la mayoría de las
descalificaciones las recibí por las redes sociales; avatares que dicen ser
productores y agricultores me acusan de tratarlos de “asesinos”. Realmente
sorprende leer este tipo de interpretaciones. Primero, yo nunca acusé a nadie
ni productor chico ni productor grande ni siquiera a los fabricantes. Me limité
a contar, que es de lo que se trata mi trabajo, la decisión de un organismo
internacional de ubicar al glifosato en una lista en la que antes no estaba. La
respuesta de Monsanto, una de las empresas productoras de un herbicida en base
al glifosato el Roundup, llegó o al menos a mi me llegó al día siguiente, una
respuesta escrita por alguien muy enojado.
”Estamos indignados con esta evaluación,” dijo el Dr. Robb Fraley,
director de Tecnología de Monsanto. “Esta
conclusión es incompatible con las
décadas de continuos exámenes exhaustivos de seguridad llevados a cabo por
parte de las autoridades reguladoras de líderes de todo el mundo quienes han
concluido que todos los usos regulados del glifosato son seguros para la salud
humana. Este resultado (del IARC) fue alcanzado por un uso “selectivo” de
algunos datos y es un claro ejemplo de un programa impulsado por agendas
sesgadas”. “El Grupo Especial de Trabajo sobre Glifosato considera que la IARC
debe revocar su decisión y tome en cuenta esta información antes de finalizar
su monografía sobre el glifosato”, agrega el comunicado. Luego, vuelve sobre el
informe y sobre la lista 2 A en la que ha sido incluido el glifosato:” La IARC
concluyó que el glifosato pertenece a la categoría 2A como probablemente
cancerígeno para las personas, una categoría que incluye a profesiones tales como
peluqueros y cocineros de frituras”. Entonces digo yo, si el estudio sólo los
pone en una lista junto al café y las frituras, ¿por qué piden revisión y están
tan “indignados”? ¿Por qué tanta agresión hacia mi trabajo y mi persona que
sólo reproduje lo que comunicó un organismo internacional? Si Monsanto ya no
tiene la patente hace 10 años y los informes son viejos ¿qué es lo que cambió? Tal
vez algunas de las respuestas las pueden dar las víctimas de las fumigaciones,
quienes atienden a personas expuestas a venenos y herbicidas que deberían ser
esparcidos en otro lado. Medardo Ávila Vázquez, integrante de Médicos de
Pueblos Fumigados, acerca del significado de esta resolución y sus implicancias
para los movimientos socioambientales y las políticas públicas. En relación a
las categorías, el médico explicó: “en la categoría 1 es donde hay información
concluyente de que producen cáncer. Allí está la radiación nuclear y otras
sustancias como el asbesto, digamos, o el cigarrillo. Con la segunda categoría,
la 2A -que desde ahora incluye al glifosato-, se clasifica a las sustancias
sobre las que hay pruebas, por eso se dice que es probable porque la
probabilidad está en función de que hay pruebas concretas de que las
poblaciones expuestas al glifosato tienen más número de cáncer. Y la tercera
(2B) es la que establece que hay posibilidades, porque aunque la información
todavía es escasa, la disponible indica que habría un vínculo entre estas
sustancias y el cáncer, entonces se dice que es posible. La última categoría,
la 4, es que no hay vínculo con el cáncer”. El PCB (bifenilo ploriclorado) es
otro de los químicos clasificados en el grupo 2A, y el integrante de Médicos de
Pueblos Fumigados recordó que, en su momento, “se usaba en los refrigerantes de
los transformadores de energía eléctrica que hace diez años lo hemos sacado de
todo el país, porque el IARC lo clasificó igual que ahora clasificó al
glifosato”. En la Argentina hay un conflicto hace un año y medio en Córdoba por
la instalación de una planta en Malvinas, en Córdoba. “Una de las discusiones
que teníamos con Monsanto era que nos decía que el IARC, que la OMS, no
clasificaba al glifosato como cancerígeno. Pero ahora Monsanto lo que está
haciendo es atacar a la OMS y al IARC. Realmente ahí se ve cómo los intereses
económicos tratan de ponerse por encima de la información científica”, indicó
el médico. La discusión seguramente seguirá. Tal vez si sube el volumen por fin
las autoridades argentinas hagan algo al respecto, tomen alguna medida en algún
sentido. Mientras tanto, y como siempre les pido, participemos de este espacio
con discusiones constructivas, sin agresiones ni descalificaciones ni hacia mi
ni hacia los foristas. No maten al mensajero. Tomado de la nación de ar
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