En San Juan de Urabá cambiaron el agua ‘gorda’ por la
potable San Juan de Urabá era un corregimiento de Arboletes. Desde su creación
como municipio no contaba con el servicio de agua potable. Hoy, sus
habitantes
disfrutan del preciado líquido en sus casas. Ahora esperan la culminación del
alcantarillado.
522 kilómetros de distancia hay entre San Juan de Urabá y
Medellín.
5.000 millones de pesos costará el alcantarillado de San
Juan de Urabá, proyecto en licitación.
EN DEFINITIVA Este acueducto hace parte del Plan
Departamental de Agua que hoy tiene, en toda Antioquia, 60 proyectos en
ejecución por más de 200.000 millones de pesos y más de 40 proyectos
terminados.
La bandera de San Juan de Urabá está compuesta por solo dos
franjas de igual tamaño: la de arriba es de color blanco, simboliza la paz
reinante que todos anhelan en el municipio; la de abajo es de color azul y
representa el agua que rodea a esta población, el mar Caribe y el río San Juan.
Siendo así, es paradójico que apenas hace un par de días los
23.000 habitantes de San Juan de Urabá estrenaran el acueducto y con ello tener
agua potable. Qué ironía es estar rodeados de agua y no poder acceder
fácilmente a esta o, lo que es peor, que te enferme.
Como su nombre lo evidencia, esta población de apenas 29
años de erección, se ubica en el Urabá antioqueño y es uno de los 11 municipios
que conforman esta región del departamento. En la cotidianidad de sus
pobladores siempre estuvo la búsqueda de agua, para usarla o para venderla.
Burros que salían y entraban al casco urbano, transportando canecas vacías o
llenas de agua, eran parte del paisaje.
En ocasiones, cada tres o cuatro años, los políticos
calmaban la sed de los pobladores, no con agua, sino con promesas.
Inescrupulosos decían que iban a construir un acueducto, que les iban a dar
agua potable, pero nunca cumplían; algunos malgastaban los recursos, otros se
los robaban, ¿y la gente? ¡Igual!
Ante la impotencia de ver cómo siempre pasaba algo con el
dinero que debía ser destinado para la construcción del acueducto, los
pobladores realizaron varias protestas, reclamando lo prometido.
“A mí me duele mucho cuando la gente tiene que protestar
porque no puede tomar agua potable: ¿cuántos acueductos nos han robado los
ilegales y los corruptos en este país? ¡No hay derecho! Hoy celebramos y la
comunidad está feliz y dichosa; lo habitual era que no se podía, hoy decimos,
sí se pudo”, dijo el gobernador de Antioquia Sergio Fajardo.
Como ‘no hay plazo que no se cumpla y deuda que no se pague’,
la administración departamental construyó el acueducto y llegó el agua potable.
Las obras, que costaron 7.940 millones de pesos, están cambiando para bien la
cotidianidad de San Juan de Urabá.
“¿Que cómo me siento? Tengo 50 años y desde que tengo uso de
razón, el acceso al agua potable siempre fue un problema, una lucha diaria.
Poder consumir tranquilo el agua que hoy llega a mi casa, no tiene precio; lo
veo y no lo creo”, cuenta dichoso el sanjuanero Lorenzo Leal San Martín.
La transformación
En San Juan de Urabá todo está cambiando, la gente todavía
no se acostumbra a la cantidad de beneficios con los que ahora cuenta por tener
agua potable y que esta llegue a sus casas. Beneficios que quizá nosotros, la
mayoría de los citadinos, ya no valoramos porque siempre los hemos tenido.
Nuris Cedeño Díaz, administradora de su propio restaurante,
dice que fue ‘fabricada’, nacida y criada en San Juan de Urabá y que esto nunca
lo había vivido.
“Es increíble saber que ya no tengo que estar comprando agua
en canecas para hacer los jugos, lavar los alimentos y la limpieza de la
cocina, sino que solo debo abrir la llavecita”, expresó con una sonrisa.
Antes, Nuris invertía entre 20.000 y 40.000 pesos al mes en
comprar agua acarreada en burro. Pagaba entre 1.000 y 3.000 pesos por cada
galón, dependiendo de qué tan secas estuvieran las charcas o de lo lejos que la
hubiesen traído. Ahora, aunque no le ha llegado la primera factura, porque
todavía no tiene el contador para el registro, le han dicho que costará mucho
menos, pero dice que pagará con gusto por el servicio cómodo y confiable que
ahora tiene, porque la beneficia a ella y a sus comensales.
El agua es vida pero también puede ser enfermedad o muerte.
“La expectativa es muy grande, nosotros tenemos mucha confianza en el nuevo
servicio de agua potable, porque va a reducir mucho las enfermedades. Acá
siempre hay consultas o ingreso a urgencias por escabiosis, diarrea, parásitos,
entre otras enfermedades; con el acueducto esperamos que todo esto disminuya
considerablemente”, resaltó Nuris de la Rosa, enfermera Jefe del Hospital de
San Juan de Urabá
A la administración del Hospital también le tocaba traer
agua en recipientes para abastecerse, cada dos o tres días les tenían que
conseguir unas 20 canecas de agua y echárselas al aljibe para que no se secara.
Tener ahora un servicio a su alcance e instantáneo también beneficia al
personal del centro de salud, porque pueden realizar un lavado de manos
constante.
Por eso, ahora que los sanjuaneros tienen acceso al agua
potable, se espera que disminuyan las enfermedades gastrointestinales. Aurelia
Díaz, expendedora de medicamentos en la localidad, reconoce que esto puede
afectar la farmacia que administra, porque podría disminuir las ventas de los
medicamentos que ayudan al organismo a recuperarse de una infección por
consumir agua no potable; sin embargo, esto a ella no le importa, porque si le
toca escoger entre una comunidad saludable y vender unos medicamentos de más,
escoge a su comunidad.
El calor en San Juan de Urabá es sofocante, el Sol es
intenso y quema la piel; la temperatura puede alcanzar los 32 grados
centígrados. Es fácil que con este clima se inicie un incendio, situación para
la cual sus pobladores estaban desprotegidos. Aunque no cuentan con una máquina
de bomberos, con las obras de la red del acueducto se instalaron hidrantes en
lugares estratégicos.
“Es una satisfacción muy grande para la comunidad, todos
están muy emocionados por tener agua potable en sus hogares. Para nosotros como
organismo de socorro es muy importante el acueducto y su red porque ya contamos
con los hidrantes, estos serán vitales a la hora de atender las emergencias que
se puedan presentar en el municipio”, explicó Gabriel López López, comandante
del Cuerpo de Bomberos de la localidad.
El deber de cuidar
Pasaron casi 30 años para que los sanjuanenses tuvieran
acceso al agua potable y una infraestructura digna, ahora que la tienen, deben
cuidarla y ser responsables con el manejo y uso del principal recurso natural.
La comunidad se comprometió a continuar con las prácticas y
hábitos de ahorro en el consumo de agua potable, no jugar con el agua ni
malgastarla, pagar de manera oportuna la factura para garantizar el
funcionamiento de la empresa de servicios públicos, informar a la empresa
cualquier daño o fuga que se presente en la red externa o en el interior de una
residencia, local comercial o edificio público, organizarse como comunidad para
vigilar el cuidado del acueducto y el buen manejo de la empresa de servicios
públicos, sembrar árboles alrededor de los nacimientos y las fuentes y no
contaminarlos.
Este acuerdo de deberes fue expuesto en plaza pública y lo
firmaron varios líderes comunitarios, junto con las autoridades civiles
locales, departamentales y del país.
El acueducto que se construyó tiene la capacidad de
abastecer a dos municipios del tamaño de San Juan de Urabá; sin embargo, todos
los entes territoriales que participaron en este proyecto, le hacen un llamado
a la comunidad a que cuide lo que ya lograron.
Todos son beneficiarios y veedores al mismo tiempo, pero hay
28 jóvenes que van más allá, realizan limpieza de quebradas y campañas cívicas
en pro del cuidado del agua.
“Básicamente, el objetivo que tienen los muchachos es que
reconozcan su territorio, indagar sobre el patrimonio hídrico y afianzar su
participación y liderazgo en la región”, comentó orgullosa Soris Torres
Obregón, docente de la Institución Educativa Rural Uveros y líder del grupo
social ‘Defensores del Agua’.
En San Juan de Urabá siguen de fiesta y brindan con agua
pura; ahora van por el alcantarillado. Quieren que el desarrollo siga fluyendo,
como el agua. CONTEXTO DE LA NOTICIA Los tanques del acueducto de San Juan de
Urabá fueron fabricados allá mismo y son de poliéster reforzado con fibra de
vidrio. La empresa Soling, Soluciones Innovadoras en Ingeniería, se tardó dos
meses en la construcción de los cuatro tanques de 120 metros cúbicos y en el
tanque de almacenamiento de 1.000 metros cúbicos, este último, el más grande de
su tipo que hay en Suramérica. Javier Darío Moreno Morales, gerente propietario
de Soling, asegura que estos aljibes gigantes no se van a corroer y que
soportan altas temperaturas. La construcción de los tanques costó $850 millones
y generó 12 empleos.
CAMILO TRUJILLO VILLA
Comunicador social y periodista de la Universidad de la Sabana, con experiencia
en prensa, radio y televisión. Temas de Antioquia y economía. TOMADO DE EL
COLOMBIANO
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