En Manantiales, el
agua entra como veneno y sale pura En la
planta de tratamiento de aguas de Manantiales se purifica el 40% del agua para
el Valle de Aburrá. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA Es casi mágico el proceso de
potabilización del agua que adelanta EPM en su planta de Manantiales, en
predios de Copacabana y Bello, a un costado de la autopista Medellín-Bogotá,
donde el líquido entra cargado de bacterias, como veneno, y sale para el
consumo.
A propósito del Día del Agua, que se celebra este domingo
22, la entidad abrió las puertas de este laboratorio donde unas 42 personas
convierten un agua impotable en líquido de vida.
“Esta planta potabiliza el agua natural que viene del
embalse de Riogrande II en condiciones variables”, explica Santiago Ochoa
Posada, vicepresidente de Agua y Saneamiento.
En tres procesos básicos (floculación, sedimentación y
filtración) se decantan las bacterias, virus y partículas contaminantes, hasta
dejar un líquido 100% potable, apto para el consumo humano sin ninguna
afectación en la salud.
“Estos procesos permiten eliminar todo tipo de elementos
contaminantes y microorganismos para garantizar un líquido saludable”, añade el
vicepresidente Ochoa Posada.
La planta tiene capacidad para almacenar 5 metros cúbicos
por segundo, pero está tratando 4 metros cúbicos. Todo el Valle de Aburrá
demanda 10 metros cúbicos, pero los otros seis los aportan otras nueve plantas
que opera EPM, las más importantes las de Ayurá y Villa Hermosa.
Pero además de potabilizar aguas naturales, EPM también
trata las aguas residuales, que son las que salen contaminadas de las casas.
Este tratamiento se hace en la planta de San Fernando, que potabiliza el agua
en un grado de 80% y así la devuelve al río.
Esa reducción del 80% es muy significativa y es lo que
permite que el río se pueda disfrutar de manera estética, es decir, no para
sumergirse, pero sí disfrutar la vida alrededor sin sentir malos olores”,
señala Carlos Quijano, gerente de Aguas Residuales de EPM.
¿QUÉ SIGUE? 275 PLANTAS EN COLEGIOS RURALES Como respaldo al
proceso, la Fundación EPM aporta desde el campo educativo para crear cultura
del agua. Uno de los frentes más importantes, destacó la gerente, Luz Mónica
Pérez, es el programa Agua para la educación-educación para el agua, que
instala pequeñas plantas de tratamiento en colegios rurales. Hasta 2014 iban
275 soluciones y este año la meta es instalar 127.
GUSTAVO OSPINA ZAPATA
Periodista egresado de UPB con especialización en literatura Universidad de
Medellín. El paisaje alucinante, poesía. Premios de Periodismo Siemens y
Colprensa, y Rey de España colectivos. Especialidad, crónicas. TOMADO DE EL COLOMBIANO
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