¿En qué países del
mundo subió más el salario mínimo? La OIT eligió cuatro casos en los que el
sueldo mínimo aumentó y tuvo un impacto positivo en la lucha contra la pobreza
(Foto: BBC Mundo) Países tan distintos como Brasil y Camboya
tienen en común elevados salarios mínimos, una política económica impulsada
como herramienta clave del crecimiento.
En China creció entre el 8% y el 13% en los últimos diez
años como parte de su cambio de modelo económico. En Brasil se incrementó en
más del 3% promedio en estos diez años y fue clave en su programa de lucha
contra la pobreza. En Camboya casi se triplicó en el mismo período como parte
de su revolución exportadora. Por su parte, la coalición conservadora social
demócrata de Alemania acaba de introducir por primera vez en su historia un
salario mínimo de 8,50 euros la hora (US$9,37), uno de los más altos en Europa.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) eligió estos cuatro casos como
ejemplos de países donde más aumentó el salario mínimo, ante una consulta de
BBC Mundo. El cálculo de la OIT se centró en el salario real más que en el
nominal. El primero incorpora tanto los niveles de inflación como el poder adquisitivo
para precisar el alcance concreto de un aumento salarial. Por esta razón no
están incluidos en la selección de la OIT países como Venezuela, que aunque han
subido su salario mínimo, se trata del salario nominal y no el real ajustado a
la inflación. Según Patrick Belser, economista de la OIT, esta activa política
de aumentos tienen un claro impacto económico-social. "Es redistributiva
porque ayuda a mejorar el nivel de vida y reducir la desigualdad. Y tiene un
impacto económico porque estimula el consumo", indicó a BBC Mundo. No es
una estrategia exenta de riesgos. Entre los empresarios se suele alertar contra
alzas excesivas que pueden afectar la competitividad de una economía y el
empleo. EL CASO CHINO El Salario
Mínimo es un derecho contemplado por el artículo 48 de la ley laboral china que
lo fija a un nivel suficiente para cubrir las necesidades básicas de los
empleados. Esta definición genérica comenzó a cobrar fuerza con el cambio de
modelo económico que China viene impulsando desde hace una década y que cobró
particular ímpetu con el estallido global de 2008. En un intento de que el país
dependa menos de sus exportaciones –muchas veces estimuladas por un bajo costo
laboral– el Partido Comunista comenzó a estimular el mercado interno con
aumentos periódicos del salario mínimo. En un país de las dimensiones de China,
este aumento tuvo variaciones regionales que reflejaron factores como el costo
de la vida local y la productividad. Shanghai tiene hoy el más alto (1820
yuanes, equivalente a US$290) mientras que la provincia del sudoeste de Guizhou
el más bajo (1030 yuanes, US$164). Pero más allá de estas diferencias el
lineamiento general ha seguido las metas estipuladas en el plan quinquenal
2011-2015 que fijó el aumento de salario mínimo en torno al 13% anual. Combinado
con una inflación anual del 2,5%, este monto representa un importante
incremento del poder adquisitivo. "En China hubo un fuerte crecimiento
económico y de la productividad, pero el aumento salarial no había acompañado a
la misma velocidad. De modo que este incremento del salario mínimo sirvió para
impulsar un modelo más basado en el consumo", indicó Belser a BBC Mundo. BRASIL En diciembre un decreto de la
presidenta Dilma Rousseff fijó el salario mínimo para 2015 en 788 reales
(US$271), un aumento del 8,8%. El aumento fue calculado tomando como base el
crecimiento del PIB y la inflación del año previo (2013), un 2,5 y 5,91% respectivamente.
Así, según el Banco Central, el salario mínimo alcanzó su máximo poder
adquisitivo desde agosto de 1965. Este aumento fue del 3,18% en promedio en los
últimos 10 años y abarca a la mitad de las 100 millones de personas que
constituyen la población económicamente activa del Brasil. Según Lena Lavinas,
de la Universidad Federal de Río de Janeiro, es un aumento que ha tenido un
fuerte impacto en la reducción de la pobreza. "Hubo una duplicación del
salario mínimo real entre 2003 y 2013 que favoreció mucho la expansión del
mercado interno. Como el cálculo del salario mínimo toma en cuenta tanto la
inflación como la tasa de crecimiento, es un aumento real que incluye la
productividad agregada y que contribuyó decisivamente en la reducción de la desigualdad.",
indicó a BBC Mundo. CAMBOYA En
teoría un aumento de salario del 28% debería ser una buena noticia, pero cuando
fue anunciado en Camboya en noviembre del año pasado dejó descontentos a todos.
A los trabajadores porque con el incremento pasaban a ganar US$128, apenas por
encima del nivel de la pobreza, fijado por la OIT en US$120. A los empresarios
porque se trataba de un aumento del 28% que, según Nang Sothy, de la Asociación
Textil de Camboya, significaría el cierre de 30 a 50 fábricas con una pérdida
de empleo para unas 50 mil trabajadores. Esta diferencia entre las partes no es
nueva. El salario mínimo medido en dólares prácticamente se ha triplicado en
los últimos 10 años, pero el punto de partida era extremadamente bajo: en 2004
era US$45. De ahí que en una economía que venía creciendo a casi un 8% de la
mano del sector exportador (textiles, zapatos), las negociaciones salariales de
2013 generaron protestas que dejaron un saldo de cinco muertos.
Este año los sindicatos terminaron aceptando la oferta a
pesar de que era muy por debajo de los US$140 que pedían. "Ha habido
aumentos muy importantes, pero el punto de partida era muy bajo. En la OIT
estamos impulsando acuerdos globales para sectores como el textil porque si un
país aumenta el salario mínimo, los empresarios pueden cambiar de país para ir
a otro más barato. Es algo que se tiene que acordar entre todos", indicó
Belser a BBC Mundo. ALEMANIA Segunda
potencia exportadora del planeta, quinta en Producto Interno Bruto (PBI), motor
de la eurozona, Alemania tiene un perfil socio-económico muy diferente a los
otros países. Sin embargo, como parte del acuerdo entre los Demócratas
Cristianos de la canciller Angela Merkel y los social demócratas se puso en
marcha un salario mínimo de 8,50 euros por hora (más de US$9) que entró en
vigencia este primero de enero. Hasta el acuerdo, sólo siete de los 28 países
que conforman la Unión Europea no tenían salario mínimo: Alemania era uno de
ellos. Históricamente el salario se fijaba por negociación entre empresarios y
trabajadores siguiendo el modelo germano que estimulaba la corresponsabilidad
de ambas partes. Al igual que en Camboya la nueva medida generó objeciones de
todas las partes.
Los empresarios pusieron el grito en el cielo ante los
cambios porque, según ellos, el salario mínimo les restaría competitividad. Los
sindicatos objetaron concesiones como los dos años de gracia que tienen los
empleadores o que no estuvieran cubiertos los desempleados en sus primeros seis
meses de trabajo. Según Belser este salario mínimo puede estimular no solo el
consumo germano sino el de la alicaída eurozona. "El aumento del salario
mínimo tendrá un fuerte impacto para la gente que tiene un bajo salario y un
moderado impacto sobre el salario promedio alemán. Me parece que esto
favorecerá un aumento del consumo de Alemania y la Eurozona", indicó a BBC
Mundo. TOMADO DE EL COMERCIO DE PERU
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