Quito sigue el ejemplo de la movilidad en cables de Medellín
El ambicioso proyecto se intentará
amparar en la experiencia del metrocable de Medellín, para sortear las
dificultades que desde ya plantea su construcción
y cumplir con las
expectativas.
La experiencia de Medellín con sus metrocables, reconocida
en el mundo desde el año de su inicio, 2004, es ejemplo a seguir para una
ciudad como Quito, Ecuador, que tiene una geografía similar. El pasado jueves
14 de mayo iniciaron las obras para que los quiteños implementen esta solución
de movilidad, seguros de que el éxito de lo visto en la capital antioqueña se
puede aplicar a su urbe.
El alcalde Mauricio Rodas, gestor del ambicioso proyecto que
construirá cuatro líneas en distintos sectores de la urbe, cree que su
movilidad necesita ejes transversales que lleguen con eficiencia a las
numerosas laderas que la rodean. “Se requería con urgencia un sistema
este-oeste, pues el resto de ejes van de norte a sur”, dijo en un discurso.
Quito Cables, como se llamará el sistema, tendrá un total de
23 kilómetros de extensión, costará alrededor de 2.000 millones de dólares y el
gobierno central aportará 750. El resto se financiará a través de créditos con
organismos multilaterales como el Banco Mundial, el Banco Interamericano de
Desarrollo, el Banco Europeo de Inversiones, la Corporación Andina de Fomento y
el sector privado.
Obra que esperanza a Quito
Inició, por tanto, la construcción de dos de las cuatro
líneas previstas: La Roja, que de La Argelia avanzará hasta Solanda; y la Azul,
que de Pisulí y La Roldós llegará a La Ofelia. Estos dos cables estarían listos
en su totalidad, según las previsiones de la Alcaldía de Quito, a mediados de
2016. Las líneas Amarilla y Naranja estarían operando ya para 2018, año en el
que Rodas finalizará su mandato.
El político estuvo presente en la inauguración de las obras
para la primera fase de la línea Azul, el jueves, y se mostró optimista por los
resultados de movilidad que pueda obtener el proyecto y la ciudad con este.
“Para trasladarse desde Pisulí o La Roldós se demoran más de
una hora para llegar hasta una de las estaciones del sistema de transporte.
Ahora llegarán en 13 minutos a la estación de La Ofelia y desde ahí, con un
solo pasaje de 25 centavos podrán movilizarse a cualquier punto de la ciudad”,
aseguró.
También quiso agregarle simbolismo a la fecha, por ser su
primer aniversario de estar en el cargo más importante de la capital
ecuatoriana. “Hoy es un día muy especial porque cumplo un año en la Alcaldía de
Quito y para celebrar este hecho, decidí venir a Pisulí para estar junto a los vecinos,
como ha sido la característica desde el primer día de gestión en la Alcaldía,
para escuchar las demandas y necesidades y darles una solución”, agregó.
“La nuestra es una Alcaldía independiente, que responde
única y exclusivamente al pueblo de Quito, por eso defenderé el patrimonio de
los quiteños y para exigir lo que le corresponde a la ciudad. Por eso los
invito a unirse al trabajo que estamos desarrollando”, concluyó.
Los quiteños han recibido con igual ilusión la noticia de
que su ciudad tendrá cable, en especial en los barrios populares, y cercanos a
las laderas que una vez creyeron olvidadas por el sistema de transporte de la
ciudad.
Así se expresó Juan Barros, habitante del barrio La Argelia,
sector que verá numerosos beneficios por esta obra. “Al principio nos tocaba
subir caminando o en camionetas desde San Bartolo, ahora vamos a tener acceso a
un sistema de transporte que permitirá desplazarnos de mejor manera”, afirmó.
Flavio Ortiz, líder comunitario del barrio Hogar del
Trabajador, secundó las palabras de Barros: “Es una obra fundamental para los
moradores del sector, hemos padecido durante mucho tiempo, ya que al principio
nos tocaba subir desde la Panamericana y cargar al hombro los víveres para
llegar a nuestras casas. Pienso que con este sistema tendremos mejores
condiciones de vida, ya que llegaremos cómodamente a nuestros hogares con un
sistema moderno, funcional, y rápido”.
Un transporte integrado
Tal como dijo el alcalde Rodas en su discurso, la
planificación que hace Quito con su sistema de transporte sigue el ejemplo de
Medellín, al menos en cuanto a que el cable tendrá necesariamente que
integrarse a un sistema central de transporte masivo como lo es, en este caso,
el Metro de Quito (que operará en 2016), y el Metrobus-Q.
Precisamente, Noel Blandón, consultor francés que asesoró en
la construcción del metrocable paisa, estará a cargo del proyecto en Quito: “El
sistema es idóneo, tal como Medellín, para la geografía de la ciudad, llena de
pendientes y quebradas”.
Rodas se convenció de la importancia de un sistema integrado
como este al visitar la capital antioqueña durante el Foro Urbano Mundial, que
tuvo lugar del 5 al 11 de abril de 2014. Allí vio de primera mano el éxito de
la ciudad con su metrocable. Tras adelantar contactos, en diciembre pasado
viajó a Francia para conocer los aspectos técnicos de la fabricación de estos
teleféricos para movilización urbana.
Redondeó también las negociaciones para la construcción de
los Quito Cables y se reunió con la Agencia Francesa de Desarrollo, para
gestionar el financiamiento de este sistema de transporte masivo por aire para
la ciudad.
Consultado por EL COLOMBIANO, Jorge Merlo Paredes,
presidente del Colegio de Ingenieros de Pichincha, recalcó el carácter integral
que se le quiere dar al transporte en Quito, asunto que verá resultados desde
2016.
“Se trata de un sistema complementario a la construcción del
Metro de Quito, y al actual Metrobus-Q. Estaba prevista la integración de estos
sistemas y la repotenciación de los corredores existentes. Por tanto, la idea
es que no haya interferencia de uno con otro y que en cambio sean
complementarios”, explicó.
“Hemos pedido, a fin de realizar un pronunciamiento
eminentemente técnico, mayores detalles del proyecto, aunque hasta el momento
no hemos recibido documentos del mismo para estudiar la parte de ingeniería”,
advirtió.
“Pero es claro que hay muchos aspectos de la movilidad en
Quito que deben mejorar, y que esta obra tendría que ayudar a solucionar”,
recalcó.
El proyecto es por tanto, desde su inicio, un desafío para
la administración actual de integrar, reforzar e incluso simplificar el
transporte urbano en la capital ecuatoriana.
Una ciudad más humana
Pero el reto principal que se traza Quito a futuro es el de
convertirse en una ciudad que no excluya en ningún sentido a sus habitantes más
pobres y marginados, y, en cierta medida, el cable hará esto en términos de
movilidad.
En diálogo con EL COLOMBIANO, Michel Gilbert, director de
Movilidad y Transporte de la ciudad de Grenoble, Francia, cree que esta es una
de las fortalezas que ofrece el cable.
“Un fuerte vínculo entre la ciudad y las montañas, que
incentiva una solidaridad social y espacial al transportar a las personas.
Ofrece una accesibilidad mejorada y garantizada para siempre. El cable asegura
a todos la oportunidad de moverse con facilidad, bien para el ocio o el
trabajo. Además, representa una gran reducción en el tráfico de automóviles, lo
que mejorará significativamente la calidad de vida de las personas que viven
cerca de las carreteras”, explicó.
“El cable finalmente participa en el fortalecimiento de la
vitalidad económica y turística de una ciudad”, concluyó.
Quito Cables prevé ser precisamente eso, un vínculo de la
urbe con sus barrios más aislados y ubicados en zonas escarpadas, difíciles
para las carreteras. El alcalde Rodas aseguró además que “se generará una
transformación y regeneración urbana, mejorando los espacios públicos y brindando
una mayor autoestima a estas zonas”, dando a entrever que se implementarán
obras como la Biblioteca España en la capital antioqueña, aunque no ha dado
detalles de esto a medios locales ni en ninguno de sus discursos sobre el tema.
En parte por este desconocimiento de los pormenores, y en
parte por la celeridad con la que avanzan las obras, financiadas en una alianza
público-privada, es que la oposición a Rodas cuestiona fuertemente la
posibilidad de éxito que tengan. “Esto se está realizado al apuro. No se sabe
ni qué empresa privada va a construir el metrocable, que no tiene sentido sin
el metro. No hay un sistema integrado y los usuarios tendrán que pagar dos
pasajes”, dijo hace poco el concejal Patricio Uvidia durante una entrevista en
la televisión pública.
El alcalde no ha dudado en responder a los cuestionamientos:
“A través de este proyecto vamos a transformar el transporte público. Es un
sistema particularmente adecuado para ciudades con laderas empinadas y con
quebradas muy pronunciadas, como es el caso de Quito. A través de él podremos
acceder a barrios que han estado aislados, que han estado abandonados por
muchísimos años. Este proyecto procura generar una regeneración urbana en estos
sectores”.
La apuesta está hecha en la capital ecuatoriana. La
construcción de Quito Cables ya inició, entre críticas, pero el alcalde Rodas
confía en que la celeridad de la obra le garantizará saborear el éxito durante
su gestión, al poder ver una ciudad modernizada
ANTECEDENTES EL METROCABLE PAISA,
EJEMPLO AL GLOBO
Medellín fue la primera urbe en el mundo en implementar un
sistema de teleférico como medio de transporte público de tiempo completo.
También, fue la primera en emplear un ambicioso proyecto de infraestructura y
transporte como este con lo social como prioridad. En funciones desde 2004, el
Metrocable es integrado al Metro de Medellín, y atiende las necesidades de
transporte de algunos de los sectores menos favorecidos de la ciudad como las
comunas nororiental y occidental. Asimismo, estuvo acompañado por obras de
interés social como lo es la Biblioteca España (inaugurada en 2007), entre
otras.
HABITANTES DE PISULÍ
ILUSIONADOS
DANIEL ARMIROLA
RICAURTE Salsero a ultranza. Volante de salida. San Lázaro me protege antes del
cierre. Máster en Periodismo - El Mundo (España). Redactor Internacional - El
Colombiano. TOMADO DE EL COLOMBIANO
No hay comentarios:
Publicar un comentario