Los animales sí son
personas Demasiado cruel y criminal:
tirar un perro por la ventana desde un cuarto piso para morir estrellado en la
acera.
Un hecho acaecido cuando pasó en segundo debate la nueva
legislación para endurecer las penas a quienes maltraten animales. Es
necesaria, no suficiente. Si hay impunidad defendiendo la vida humana, qué tal
la animal aunque esta cuenta hoy con grupos que no los desamparan y que van más
allá de combatir la crueldad buscando que se les reconozcan derechos.
Se incentiva el maltrato y tanto comportamiento aberrante al
considerar los animales como ‘cosas legales’ y no ‘personas’ legales (sujetos
de derecho). El gobierno de Nueva Zelanda acaba de reconocerlos como seres que
sienten y los humanos deben atender su bienestar. Francia ya dio ese paso. No
se trata de pedir derechos humanos para ellos, sino derechos legales para no
humanos.
Hay plumas que insinúan que no pueden tener derechos, pues
no tienen deberes y solo deben ser objeto de cierta consideración ética. ¿Si
han estado en la Tierra antes que nosotros, no tienen derecho a vivir en ella,
con todo lo que la vida implica: libertad, bienestar, igualdad y seguridad? Sus
derechos están adquiridos desde que surgió la vida, pero reducidos o eliminados
desde que los humanos surgieron y comenzaron a dominar el planeta por su
inteligencia, la que utilizan contra otras especies.
Los animales no son humanos. Es claro. Tratarlos como
personas es reconocerles derechos aunque les suene extraño a ciertos humanos.
Es que como dice Peter Aldhous, doctor en comportamiento animal, en
MoscaicScience: los humanos también somos animales.
En las últimas décadas el conocimiento ha cambiado la
opinión sobre ellos: los cuervos son demasiado inteligentes, usan herramientas
y parecen tener ‘estado de la mente’. Solo para citar un caso en el que el
edificio de la capacidad cognitiva exclusiva de los humanos se derrumbó.
Se sabe de invertebrados que usan herramientas y se estudia
si tienen ‘conciencia’. ¿Locura? No. Avances, aunque como cita Aldhous, es
difícil estudiarlos bajo nuestro punto de vista y no con el de ellos (muchos
dependen del olor no de la vista, por ejemplo para saber si tienen conciencia
de sí). Y no es fácil conocer su punto de vista.
¿Cómo esperar que grupos distintos a nuestra organización
social asuman nuestros deberes?
Para entender las mentes de los animales y nuestro lugar en
el mundo vivo, puntualiza Aldhous, debemos quitarnos del centro del escenario.
Somos iguales, agregó. RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ Los temas de
la ciencia, la astronomía y el medio ambiente con énfasis en cambio climático
son mis campos de acción periodística. Con vocación por el mundo de los
pequeños felinos y la defensa animal. Tomado de el colombiano
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