Analizan situación de Uruguay en
Segundo Congreso Nacional de Diversidad Sexual y lucha contra VIH-SIDA
Este fin de semana se desarrolla en el Salón L’Angelina, el Segundo
Congreso Nacional de Diversidad Sexual y lucha contra el VIH-SIDA, con la
presencia de delegados de Montevideo, Flores, Rivera, Artigas, Salto, Maldonado
y Melo. El encuentro, organizado por el colectivo Manos Púrpura, desarrolló
temáticas tales como la prevención y tratamiento del VIH-SIDA con testimonios
respectivos y un análisis de la situación en Uruguay y la región, a cargo de
Juan José Meré, en representación del Fondo de Población de la ONU.
“Este congreso tiene valores agregados, a través de su organización por
parte de la sociedad civil Manos Púrpura, en alianza con diversas instituciones
públicas a nivel nacional como el Mides, o local como la Junta Departamental y
la Intendencia. Es importante que suceda en el Interior, mostrando la
potencialidad de estas alianzas para hacer diagnósticos y generar iniciativas
locales”, destacó Meré. El congreso propició una mirada “sobre los estigmas y
la discriminación, e incluso cómo pueden afectar la calidad de vida y la
posibilidad de prevención frente al VIH que es una epidemia de todos, pero que
a algunos grupos los ubica en situación de mayor vulnerabilidad”, agregó.
Por su parte, la doctora Michelle Suárez abordó identidad de género,
adopción y matrimonio igualitario, destacando la necesidad de debatir en el
Interior del país, al indicar que “por lo general en los avances jurídicos y
legislativos que tuvo Uruguay, la sociedad civil organizada ha tratado de
instalar un debate social, mientras se discute en el Parlamento y que comiencen
a ocurrir cambios culturales, que sólo se logran cuando se habla de un tema
desde la cotidianeidad”. Citó como ejemplo al matrimonio igualitario, que
deberá comenzar a hablarse en el hogar, “porque de lo contrario comienza un
divorcio entre lo que dice la norma y lo que ocurre culturalmente todos los
días”.
Suárez enfatizó que “lamentablemente en los avances legislativos de la
última década, los debates han sido montevideanos y eso es un enorme debe. Al
menos en el colectivo Ovejas Negras, al cual pertenezco, nos tomamos todo el
año para visitar a los departamentos que luchaban por la diversidad sexual”. La
abogada manifestó su voluntad en que el libro editado sobre el particular “no
fuera lanzado sólo en Montevideo, sino aprovechar esta instancia para entregar
ejemplares sin costo”.
Concubinato o nada
La ley de unión concubinaria, creada en diciembre de 2007, indica que
existe tal unión entre dos personas de cualquier sexo con plenos derechos y
obligaciones, si convivieron al menos cinco años. “Se han impuesto dificultades
para acceder a las declaraciones de uniones concubinarias de personas del mismo
sexo. En ningún momento la ley pide como obligatoria la publicación en el
Diario Oficial, del reconocimiento judicial a la unión de dos personas. Sin
embargo, la Suprema Corte de Justicia, bajo un acuerdo con todos los juzgados
exigen en cualquier declaración, que se solicite la publicación en el Diario
Oficial con un mínimo de diez días. Esto implica incrementar los costos en $
4.000 y retrasar los procesos en más de dos o tres meses”.
De hecho, Suárez aclara que la unión concubinaria no es un matrimonio,
porque “cuando alguien se casa cumple con mínimas formalidades. Si yo me quiero
casar, nadie me preguntará si es verdad que hace cinco años que estoy con mi
pareja, si tengo relaciones sexuales y testigos que puedan acreditar que
efectivamente tengo relaciones con mi pareja, si puedo acreditar que es una
relación estable, exclusiva, ininterrumpida, singular y basada en una relación
de afecto por más de cinco años (en una relación homsexual), tengo que presentar
pruebas y hacer pública mi relación, someterme a meses de gastos económicos y
además a un proceso judicial, que en caso de no tener pruebas suficientes,
puede ser denegada”, explicó.
Asimismo, estableció que es un hecho social al que se le otorga una
relevancia jurídica, ante una forma que tiene apariencia de matrimonio,
“incluso los derechos consagrados son totalmente distintos, con diferente
naturaleza jurídica. Es insólito querer extrapolar cifras del concubinato al
matrimonio. Son institutos creados para cosas diferentes”.
La asesora legal aclara que el concubinato “jamás pretendió ser un
matrimonio y no fue creado para satisfacer las necesidades de parejas del mismo
sexo, sino exclusivamente para parejas heterosexuales. Eran parejas que no
elegían casarse ante una filosofía de vida y que luego de una vida en común de
30 años, querían tener una regulación de amparo que no fuera el matrimonio”. En
este aspecto, destaca que ante la movilización de la sociedad civil organizada
“logramos introducir a las parejas del mismo sexo para que tengan un amparo, ya
que no tienen derecho a elegir. Es el concubinato o nada”, expresó.
TOMADO DE EL Telegrafo de Uy
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