domingo, 2 de junio de 2013

MINERÍA DE ORO CLANDESTINA en Ecuador hace desastres en los ríos

La fiebre del oro devasta Esmeraldas
La explotación minera ilegal continúa en el cantón San Lorenzo , Esmeraldas.
DE Arturo Torres.
Tragedia y bonanza, dos caras de la moneda de oro que se oculta bajo el suelo de Esmeraldas.
La última década, el precio del metal trepó en los mercados internacionales. Alimenta las reservas de buena parte de las economías: a eso se debe su constante demanda. Cada onza cuesta, aproximadamente, USD 1 400.
Fortuna. En Ecuador hay oro en 228 ríos localizados en los flancos de la Cordillera de los Andes. En Esmeraldas, en los afluentes Palabí, San Juan, Mira, Tululbí, Bogotá, Cachabí, Santiago, Cayapas, Barbudo, Zapallo, Canandé, Guayllabamba, Caoní y Blanco, según la Fundación de Investigación Geológica Minera (Fungeomine). Durante décadas, los mineros artesanales e informales lavaron. Unas 2 000 personas se dedican a esta actividad en la provincia. En el país la minería artesanal produce 18 toneladas de oro al año, unos 800 millones de dólares, que no tributan al Fisco.
Desde fines de los 90 a esta zona llegaron mineros ilegales de otras provincias y de Colombia: llenaron las riberas de los ríos con dragas y retroexcavadoras, empleando mercurio para su procesamiento. Arrojando toneladas de desechos a las fuentes de agua.
Tragedia. Yami Cruz, de 12 años, se baña casi todos los días en las aguas del río Tululbí, al norte de Esmeraldas. El pequeño de ojos esquivos, delgado y piel tostada, vive en La Ceiba, comunidad Chachi, a 50 minutos del puerto de San Lorenzo, frente a Colombia.
Yami tiene dañadas dos arterias del corazón y en septiembre del año pasado fue trasladado al Hospital Metropolitano de Quito, donde le diagnosticaron un cuadro severo de infección dental y desnutrición. "Sufrió una infección grave en la boca y los oídos, le salía pus. Perdió varios dientes y muelas. En la comunidad pocos emplean pasta de dientes y cepillo, se lavan con agua del río", comenta Hidalgo San Nicolás, de 33 años, mientras guía a un equipo de EL COMERCIO por el caserío donde viven 300 personas, 150 son niños. Él también es chachi y está a cargo, desde hace ocho meses, de un proyecto de salud y educación, auspiciado por la ONG internacional Compassion.
Es jueves. Cerca del mediodía, cinco mujeres lavan ropa en el río. Varios pequeños juegan a su alrededor, mientras toman un baño con jabón. Hace años -recuerda San Nicolás- las aguas eran cristalinas. Hoy se ven turbias y opacas, las piedras de las playas están cubiertas por sedimentos. "Los niños son los más afectados con dermatitis, les salen granos en todo el cuerpo. El río está muerto, es fuente de enfermedades".
Decenas de rostros infantiles se asoman, curiosos, a las puertas y ventanas de sus viviendas maltrechas, levantadas con tablones de madera. San Nicolás se acerca a Karina, de 8 años, quien lleva en sus piernas las huellas de la dermatitis: pequeñas manchas moradas.
En el estero María, los ríos Bogotá, Tululbí, Santiago, hay metales pesados como mercurio, aluminio, arsénico, hierro... La contaminación pone en riesgo la salud de las poblaciones que se sirven de estas aguas", concluye un estudio difundido el 2011 por Senagua. El mercurio causa intoxicaciones agudas y crónicas. Las más severas, por una exposición prolongada, afectan riñones, sistema nervioso y el cerebro.
La contaminación no es el único problema en La Ceiba. Los habitantes requieren un centro médico, medicinas para curar enfermedades estomacales, de las vías respiratorias; que la Prefectura pavimente el camino de tierra y piedra, el único acceso al pueblo, que recorren a pie por falta de transporte. Y, sobre todo, apoyo para sacar sus productos, como el borojó, sin intermediarios, directamente a los mercados.
Aunque el Gobierno anunció que construiría una unidad móvil del milenio, por el momento solo hay dos aulas rudimentarias donde los niños reciben clases.
A la una le falta la pared posterior. 21 jóvenes -hombres y mujeres- acuden al colegio en San Lorenzo: dejan sus hogares y por la distancia a sus comunidades solo pueden volver el fin de semana; viven en una casa comunal de dos pisos, con piso de tierra, sin luz ni agua. No hay baño. Para mantenerse, cada uno recibe entre 5 y 7 dólares semanales. "Soy bachiller, me gradué hace cuatro años, y ya no pude seguir mis estudios. Ningún chachi llegó a la universidad", comenta William Añapa, líder de la comuna.
Las aguas que bañan La Ceiba bajan desde el norte, donde hay poblados pequeños ribereños como Minas Viejas, Cachaví, Carolina, Picadero, San Lorenzo… que fueron depredados por la extracción de mineros ilegales. El Ejército y la Agencia de Regulación y Control Minero (Arcom) creen que sus actividades son financiadas por las FARC y otros grupos armados.
¿Quiénes financian a los ilegales?
Desde el 2010, los militares realizaron siete operativos. Respaldados en dos decretos ejecutivos (uno reservado) del presidente Rafael Correa, neutralizaron 187 retroexcavadoras y 150 dragas. Para inutilizar las máquinas los soldados emplean oxicortes (suelda autógena) y retiran el cerebro del motor. "La minería ilegal es considerada una amenaza a la población y el ambiente. Detrás de estos casos hay testaferrismo, lavado de dinero, trata de personas, tráfico de combustibles. Viene gente de todas partes", explica el general Fernando Proaño, jefe del Comando Operacional Norte nro. 1.
Organizaciones con capitales fuertes financian la compra de retroexcavadoras sofisticadas, cada una cuesta entre USD 150 000 y 300 000. Tienen redes para el tráfico de combustible. "Un minero pequeño no puede cubrir esas inversiones", sostiene Jaime Jarrín, director de Arcom (ver entrevista en la página tres).
En la Empresa Nacional Minera (a cargo de regularizar a los informales) está en trámite la legalización de 43 máquinas; otras 29, que fueron incautadas por el Ejército, están en espera. La Arcom inició 154 procesos administrativos: 57 se resolvieron en Ibarra, con multas y sanciones a los infractores en Esmeraldas.
Laboratorios de fundición
En Selva Alegre, desde hace dos años, la Enami levantó un campamento desde donde se coordinan las operaciones mineras. Cuenta con 20 obreros, técnicos, geólogos, personal de seguridad. En este lugar hace varias semanas llegaron dos laboratorios móviles de fundición para el tratamiento de concentrados minerales, de tecnología limpia. Uno operará en la zona y otro será trasladado a Zamora. "Se trata de un procesador de energía limpia, que no emplea ningún mineral para la extracción del oro", comenta el ingeniero metalúrgico Jovanny Echeverría (foto).
El campamento está levantado a un costado de un sitio donde funcionaba una mina ilegal, que dejó enormes piscinas y orificios, que están siendo remediados por la Enami. Son 4 hectáreas que el Gobierno alquiló para la Enami, que es dueña de las concesiones y mantiene convenios con asociaciones. En Cahaví hay 12 y en Selva Alegre 6. En el laboratorio, que hasta la semana pasada no entraba en operación, se pueden procesar dos toneladas por hora con energía centrífuga. Luego de separar el material, los residuos de oro son analizados y fundidos en un horno.

LA FRASE:
"Los niños son los más afectados con dermatitis, les salen granos en todo el cuerpo. El río está muerto, es fuente de enfermedades". Hidalgo San Nicolás
tomado de el comercio de ecuador 

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