A mediados de diciembre se presentó a nivel regional la
publicación “La Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad Relativa al Agua
y los Humedales”, cuya principal conclusión es que los humedales y los
servicios ecosistémicos relacionados con el agua deben convertirse en una parte
integral del manejo del agua a fin de lograr la seguridad del agua y facilitar
la transición hacia una economía verde.
La presentación se realizó en México, organizada por el
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Comisión
Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) de México y la ONG Global
Wetlands International.
El vínculo entre el agua, la alimentación y la energía es
una de las relaciones fundamentales para la sociedad. Este nexo presenta un
número de retos cada vez mayor. Asimismo, la seguridad del agua es una
preocupación significativa que está aumentando en muchas partes del mundo,
tanto por su disponibilidad como por su calidad. El ciclo del agua depende en
gran medida de los humedales; sin ellos el ciclo del carbono y de los
nutrientes se vería significativamente alterado.
A pesar del valor de los humedales y de las potenciales
sinergias de políticas públicas en torno a ellos, siguen sufriendo destrucción
y degradación. Esto provoca una gran pérdida de la biodiversidad, pues figuran
entre los ecosistemas más ricos en diversidad biológica del planeta y
constituyen el hábitat fundamental de numerosas especies. Pero la destrucción
de los humedales cuesta mucho más: supone también la destrucción de sus
servicios ecosistémicos.
Estos servicios ecosistémicos, definidos como “recursos o
procesos de ecosistemas naturales que benefician a los seres humanos” o “los
beneficios que las personas obtienen de los ecosistemas”, son fundamentales
para el desarrollo humano sostenible, incluso para la seguridad del agua. Por
ejemplo, los humedales continentales previenen las inundaciones, porque
absorben el exceso de lluvia y abasten de agua en épocas secas. El manglar, un
humedal de tipo marino-costero, brinda protección de tormentas, marejadas,
erosión costera e intrusión de aguas saladas. Además, se adapta al aumento del
nivel del mar y regula el clima. Constituye también una zona de reproducción de
enormes cantidades de especies de peces, crustáceos y moluscos.
Por ende, los humedales forman parte de la solución a la
seguridad del agua, debido a los múltiples servicios ecosistémicos que ofrecen.
¿Y cómo se aplica esta solución? Convirtiendo los humedales y los servicios
ecosistémicos relacionados con el agua en una parte integral del manejo del
agua, a fin de realizar la transición hacia una economía verde que utilice
eficientemente los recursos naturales.
Es necesario que todas las partes y los actores interesados,
desde los usuarios de agua en las comunidades hasta los reguladores
gubernamentales, las compañías y las ONG, adopten medidas para aprovechar
completamente las oportunidades y los beneficios derivados de trabajar de forma
sostenible con el agua y los humedales, apreciar las consecuencias de la
continua pérdida y degradación de estos ecosistemas, y reaccionar en
consecuencia.
ENVIADO POR Fundación Agreste
No hay comentarios:
Publicar un comentario