UNA INERCIA MUY PELIGROSA Superado el sacudón emocional inicial, provocado por las
alarmas encendidas desde el sector científico sobre los altos riesgos que corre
la humanidad frente al cambio climático, la sociedad parece haber entrado en
una fase de acostumbramiento a la idea de “riesgo potencial”.
No es nada bueno que ello ocurra pues se baja la guardia, se
relegan las discusiones y, como consecuencia, se difiere la búsqueda de
soluciones y toma de decisiones de fondo a un problema que es muy serio. En
pocos días se conocerá el 5to. Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental
de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), en el cual se identificarán los
importantes cambios sociales y económicos que el Panel entiende se necesitan
para reducir las emisiones de carbono, en proporciones significativas capaces
de atacar con éxito el problema del calentamiento global.
Recordemos que el IPCC es una organización integrada por
miles de expertos de todo el mundo, que estudian toda la información mundial
disponible, con el fin de hacer un diagnóstico objetivo y proponer algunas
grandes soluciones. No responde a intereses sectoriales ni corporativos. En
2007 recibió el Premio Nobel de la Paz.
Su pronóstico es que, dependiendo de lo que hagan los países
las temperaturas medias del planeta subirán entre 0.3 y 4.8 grados centígrados
en el siglo actual. Advierten que es muy importante para el futuro inmediato de
los pueblos que ese ascenso no supere los 2ºC.
En cuanto al nivel de los mares, dependiendo de la variable
térmica su ascenso se estima entre 26 y 82 centímetros hasta 2100. En el papel
no parece mucho pero en la realidad estas medidas implican pérdidas enormes en
la faja costera de todos los países ribereños.
Para la opinión pública el tema tiende a ser teórico porque
las personas no perciben el cambio climático a través de sus sentidos. Son
modificaciones que se instalan lentamente y que pasan desapercibidas. No así la
variabilidad climática y la presencia de fenómenos meteorológicos que siempre
han ocurrido. Aunque es evidente que esa variabilidad es más frecuente que antes
y los fenómenos más intensos.
Muchos de los episodios hidrometeorológicos que padecemos
son un dolor de cabeza, y van en aumento. La complejidad del comportamiento del
tiempo dificulta mucho precisar cuando estamos frente al resultado de cambio
climático o de la variabilidad del clima. Pero gracias a la idoneidad del IPCC
contamos con información confiable y de alta calidad para diseñar las
estrategias más convenientes a nuestros intereses.
Las medidas de base a tomar son costosas y difíciles de
aplicar porque hay que sacudir el statu quo y afectar intereses sectoriales,
políticos y corporativos. Cómo reducimos rápidamente nuestra dependencia en el
uso de los combustibles fósiles, dándole una cabida significativa a la
producción de energías renovables. Cómo logramos fuertes inversiones para
lograr mejoras sustantivas en la eficiencia energética en la producción, en el
transporte y en el hogar. Cómo conseguimos un descenso lógico en el nivel de
consumo superfluo.
Para ello hay que provocar una verdadera revolución en las
estructuras económicas que dominan nuestras vidas, y cambios en algunas pautas
culturas muy arraigadas en nosotros. La inercia predominante parece señalar que
estamos perdiendo la batalla. POR Hernán Sorhuet Gelos EN EL PAIS DE URUGUAY ,
ENVIADO EN RED FOROBA
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