Periodista económico
inglés: condiciones de trabajo en Chile son como la esclavitud del siglo XIX Publicado por Christian Leal La siguiente es
una columna escrita por el periodista magister en historia económica, Robert
Hunziker, publicada en el sitio de análisis político británico UK
La traducción es de BioBioChile. El mundo desarrollado
parece estar locamente enamorado del “milagro chileno”, tal como expresara
Milton Friedman unos años atrás. Sus logros están expuestos en todas partes,
incluyendo el apoyo del Banco Mundial por tener la “economía de ingresos más
altos”. Además el país tiene el bono soberano más fuerte de Sudamérica. Sí,
Chile es todo un modelo ejemplar de neoliberalismo. Para quienes no estén
familiarizados, el neoliberalismo es la doctrina del economista Milton Friedman
de que el mejor gobierno es el más reducido. Después de todo, la gente puede
cuidar de sí misma y se gana mucho más dinero cuando se tiene la posibilidad de
tomar decisiones en un mercado libre de regulaciones. La fórmula operativa es:
entre menos gobierno exista, más dinero recaerá en el sector privado. Como tal,
Chile representa el epítome del neoliberalismo, y nos muestra la probable
dirección que tomará Estados Unidos. El “milagro chileno” es absolutamente
cierto si ya eres rico. Sin embargo una vez que se baja la cortina, las complejidades
de Chile desafían las fanfarrias triunfales de esta diosa neoliberal del
capitalismo. Chile tiene una “economía de plantaciones“, similar en muchos
aspectos a la economía de plantaciones que tuvo el sur de los Estados Unidos
durante el siglo XIX. Durante su cénit, habían 4 a 5 millones de esclavos que
eran propiedad del 3.8% de los ciudadanos. Los propietarios de los esclavos los
compraban, les daban un techo y los alimentaban. Hoy en Chile el término
“esclavo” se cambió por el término “trabajador”, donde en vez de darles
alojamiento y alimentación -como hacían los propietarios de esclavos del siglo
XIX- se les entrega un estipendio de 300 mil pesos mensuales para que se lo
provean ellos mismos. De paso, los propietarios se evitan el estigma de la
esclavitud. Se estima que la mitad de los chilenos recibe menos de 300 mil
pesos al mes, lo que crea un mercado de esclavos incluso más grande que el de
Estados Unidos en 1850. La riqueza en Chile está tan concentrada en favor de
unos pocos que se asemeja a la torre inclinada de Pisa, presta a caer en
cualquier momento. Los conglomerados y/o las familias extremadamente ricas lo
controlan todo, desde las farmacias hasta los hoteles, pasando por los derechos
de pesca, las tiendas de retail, las mineras y los supermercados. Es un
estado-nación de concentración de la propiedad. El país es como una fotografía
de la dirección hacia donde va Estados Unidos, como estado netamente
corporativo. Después de todo la clase media ya está bajo ataque. La brutal realidad del milagro chileno
De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE), “Chile es el país de la OCDE con la mayor brecha
entre ricos y pobres”, así como el 4º país más pobre de sus 34 miembros. www.ukprogressive.co.uk
“La inequidad en Chile es una de las más altas del mundo (su
coeficiente Gini es de 52.1) y los aspectos de bienestar que no deberían estar
ligados al ingreso, como la salud y la educación, también están inclinadas en
favor de los ricos”, señala Tamar Manuelyan Atinc en “¿Puede la reforma
educacional resolver la desigualdad y frustración de la clase media? El
experimento chileno”, publicado en mayo de 2014. La administración de Pinochet
(1973-90) puso los cimientos para el trabajo esclavo al adoptar el neoliberalismo
de Milton Friedman. Pinochet abolió los sindicatos. El primer curso de acción
de los “Chicago Boys” tras Allende, el derrocado presidente que resultó muerto
(supuestamente se suicidó en el palacio presidencial), fue hundir la economía
manipulando las herramientas financieras, facilitando el reducir los derechos
de los trabajadores. Los trabajadores siempre son más vulnerables durante las
recesiones. De acuerdo a Bárbara Figueroa, presidenta de la Central Unitaria de
Trabajadores (CUT), los trabajadores han esperado por más de 30 años por
reformas laborales que compensen las realizadas por la dictadura de derecha del
general Augusto Pinochet, quien implementó reformas neoliberales que diezmaron
las regulaciones y derechos de los trabajadores. En tanto Gonzalo Durán,
economista e investigador en la Fundación Sol, una ONG que se centra en
problemas laborales, asegura que “90% de los chilenos gana menos de 650.000
pesos al mes. Es decir, 9 de cada 10 trabajadores en Chile ganan menos que el
salario mínimo promedio de los países desarrollados”. Sí, 9 de cada 10
trabajadores -a quienes también podríamos denominar esclavos- ganan menos que
el salario mínimo promedio de los países desarrollados. Esto deja a sólo 1 de
cada 10 trabajadores fuera del riesgo de pisar una cáscara de plátano y caer en
el pozo de la pobreza. Como explica Emmanuelle Barozet, socióloga de la
Universidad de Chile, “el ingreso de la clase media chilena es muy bajo. Esto
acarrea como resultado que la distancia entre las clases más bajas y la clase
media sea muy escasa. Esta precaria situación económica los hace susceptibles
al descenso social debido al desempleo, enfermedad o pobreza en la vejez”. La
clase media está definida como todos aquellos que ganan más de 300.000 pesos en
Chile.
Aún así, todos los indicadores neoliberales en el mundo,
como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI), destacan cuán
rápido ha crecido el producto interno bruto e ingresos per cápita en Chile,
llegando a los 8.5 millones de pesos. Sin embargo al inspeccionar en detalle,
se desprende que si retiramos entre el 1% y 10% más rico, entonces el ingreso
promedio per cápita se reduce a 2.4 millones. Esta cifra coincide con los 230
mil pesos mensuales de salario mínimo. ¡Intenta mantener una familia con 230
mil pesos al mes! 21% de los chilenos viven en la pobreza. López, Figueroa y
Gutiérrez analizaron la distribución del ingreso de Chile en 2013 usando los
datos que posee el Servicio de Impuestos Internos. “Existe evidencia de que los
indicadores que miden la inequidad, todos basados en información tributaria,
subestiman la real concentración del ingreso”, destacan. “El estudio de López,
Figueroa y Gutiérrez confirma el análisis de que la información sobre la
distribución del ingreso en Chile está profundamente afectada por la falta de
información sobre los ‘súper ricos’ en la encuesta Casen. Los autores concluyen
que los ingresos del 1% más rico del país es fuertemente subestimada utilizando
la Casen”, señala Sarah Gammage, de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT) dependiente de las Naciones Unidas.
“La evidencia presentada aquí resalta que la inequidad en el
ingreso se ha disparado en las décadas de 1990 y 2000, con sólo un 22% de los
trabajadores teniendo lo que podría describirse como un trabajo bien
remunerado”. Sólo 22% de los chilenos tienen un trabajo bien remunerado. Esto
nos deja con un 78% de la población con trabajos mal remunerados, que es donde
la esclavitud comienza y termina. Sí, 78%. Como resultado, es extraño que Chile
esté tan bien considerado por los organismos mundiales, pero por otro lado,
¿quién está proveyendo estas cifras? ¿Cuánta
fiabilidad tienen los números que se están entregando al mundo? Los
estudiantes chilenos: catalizadores del cambio
“40 años después del golpe de Estado encabezado por el general
Augusto Pinochet, Chile sigue siendo una nación herida y dividida, donde el
pasado aún vive en el presente”, afirmaba en 2013 el Centro Pulitzer para el
Reporte de Crisis. Los estudiantes chilenos han salido a las calles para
protestar en contra de un sistema educacional privatizado que los ha dejado
fuera del mercado educativo. Más aún, sus acciones son síntomas de problemas
mucho más profundos, como la severa inequidad o la falta de oportunidades para
acceder a una mejor condición social, hundidos entre las cuadras y cuadras de
casas para los pobres, en suburbios escondidos de las brillantes calles de
Santiago.
“De acuerdo a la ONG Un Techo para Chile, los campamentos se
localizan en áreas por lo general ocupadas irregularmente, donde la urbanización
es limitada o inexistente. El acceso a servicios básicos como agua potable o
alcantarillado está severamente limitado. El acceso a un sistema de salud y
educación de calidad no está disponible”, enunciaba The Santiago Times en 2009.
Según explica el presidente de la Federación de Estudiantes de la Pontificia
Universidad Católica, Noam Titelman, el combustible que impulsó el movimiento
estudiantil fue la acumulación de “injusticia, inequidad y desesperanza”. Cuando
una sociedad le falla a su gente, la desesperanza sale a las calles. El
neoliberalismo es una teoría económica que funciona extremadamente bien si ya
eres rico. Para el resto de la sociedad, el tema aún está por verse. Sin
embargo si Chile es el mejor ejemplo de cómo funciona el neoliberalismo, los
resultados están a la vista. Robert McChesney, editor de Monthly Review,
asegura que el neoliberalismo “es el capitalismo sin guantes”. Pero incluso más
agudo, el autor neoyorkino y crítico social Fran Lebowitz dijo esto sobre el
neoliberalismo: “En la Unión Soviética, el capitalismo triunfó sobre el
comunismo. En Estados Unidos, el capitalismo triunfó sobre la democracia”. Tomado
de bio bio chile, sugerido en face de luis
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