PARTE DEL
PAISAJE
Así como
en otras disciplinas, la búsqueda de la sostenibilidad llegó también a las
edificaciones. No se trata de algo nuevo: diferentes culturas y pueblos, antes
de crear sus viviendas, estudiaron los recursos que les ofrecía la naturaleza.
Esta forma de diseño y construcción vuelve a poner en valor el encuentro con el
entorno.
Alrededor
del año 400 a.C. el dramaturgo griego Esquilo y el filósofo Sócrates destacaron
la importancia de orientar las casas hacia el sol para aprovechar su luz. Tres
siglos después, el arquitecto e ingeniero romano Marco Vitruvio Polión indicaba
en su obra Los diez libros de arquitectura: “Los edificios
privados estarán correctamente ubicados si se tiene en cuenta, en primer lugar,
la latitud y la orientación donde van a levantarse”, según recopila la
publicación “Let It Shine: The 6.000-Year Story of Solar Energy” citada
por Arquitectura y Energía.
El diseño y
la construcción de una vivienda o edificio de este tipo comienzan, entonces, al
analizar las condiciones naturales en las que estará inmersa para
aprovecharlas –adaptándose a las estaciones del año–, y reducir así el
impacto ambiental y el consumo de energía. Las características que toma en cuenta
la arquitectura bioclimática son: la trayectoria solar para orientar la
vivienda y definir su mejor forma; la capacidad de mantener el calor o impedir
su ingreso, además de cómo se transmite en los materiales y la ventilación
cruzada, para favorecer el ingreso de aire. El clima está en el centro de estos
proyectos.
Decisiones
amigables
“Al optar
por actuar de manera sostenible decidimos construir ciudades donde todos los
ciudadanos disfruten de una digna calidad de vida y formar parte de la dinámica
productiva de la ciudad generando prosperidad compartida y estabilidad social
sin perjudicar al medio ambiente”, sostiene el objetivo 11 de desarrollo
sostenible de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Arquitectura verde,
eco-arquitectura, edificios sostenibles o sustentables también aparecen en el
radar cuando se busca un menor impacto en el medio ambiente. La meta de estas
ramas está alineada con la de la construcción bioclimática, aunque el eje no
necesariamente está puesto en el clima. Aparecen, por ejemplo, el uso de
materiales reciclados –como la fibra de celulosa de papel reutilizado o el
hormigón a partir de caucho–, otros que pueden ser reciclables a futuro, la
elección de la madera (tanto en su forma pura como en fibras o paneles OSB),
las aberturas con doble vidriado hermético (DVH), la separación y reciclado de
residuos y el tratamiento del agua. Al construir un proyecto, el impacto
negativo en el entorno que lo rodea debe ser el menor posible.
En la
Argentina
La sede del
gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en Parque Patricios, proyectado por
Norman Foster, fue la primera oficina pública de Sudamérica con normas de
calidad ambiental. Entre sus características, se destaca que las mesas de
trabajo reciben más cantidad de luz del día gracias a los patios interiores,
los laterales de hormigón se aprovechan de manera térmica y tiene su fachada a
la sombra, reutiliza el agua y potencia la ventilación natural. La torre Madero
Office, obra del estudio local MRA+A, inaugurada en 2010, fue el primer
edificio argentino en tener una validación Leed Core & Shell plata: tiene
paneles solares para la producción de agua caliente, frentes vidriados que
permiten el aprovechamiento de la luz natural y visuales al exterior, reducción
en consumo de agua mediante la instalación de artefactos sanitarios y griferías
eficientes de bajo consumo, recolección y almacenamiento de agua de lluvia para
usarse en riego y sistemas de aire acondicionado.
Por otro
lado, diferentes instituciones locales buscan el crecimiento de la arquitectura
sostenible, como el Laboratorio en Arquitectura y Hábitat Sustentable de la
Universidad Nacional de La Plata. Argentina Green Building Council –sede local
de una organización mundial–, indica puntos a seguir para calificar cuán
sostenible es un edificio. En 2016, en San Luis se inauguró el que fue el
primer barrio bioclimático del país: un proyecto de 35 viviendas que generan
energía con paneles solares –para calentar agua y calefaccionar por losa
radiante, por ejemplo– y cuentan con equipamiento para reutilizar el agua y
aislamiento térmico en paredes, techos y aberturas. TOMADO DE PAGINA 12 DE AR
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