. Esto es
lo que tenemos que hacer
Imagen:
REUTERS/Hannibal Hanschke
- João CampariGlobal Practice Leader, Food,
WWF International
En la reunión
anual del Foro Económico Mundial en Davos, dos de los temas de discusión
clave fueron cómo ayudar a nuestro planeta y cómo dar forma a la cuarta
revolución industrial. A medida que se vean afectadas estructuras
socioeconómicas completas, se requerirán más enfoques cooperativos entre
sectores y geografías para cerrar las brechas y construir un futuro sostenible.
El sistema alimentario es una estructura global que está lista para la
transformación.
Durante demasiado
tiempo, hemos tratado de cerrar las brechas pensando en situaciones de cara o
cruz. La evolución como raza humana ha tenido un costo alto para la naturaleza,
ya que se enfrenta a la industrialización, la tecnología, los viajes, etc. Sin
embargo, ahora necesitamos un nuevo acuerdo, en el que los humanos y el planeta
prosperen juntos. Ello resulta especialmente cierto en el sistema alimentario:
debe proveer nutrición mientras protege la biodiversidad; debe utilizar y
proteger los recursos naturales; debe garantizar tanto la salud humana como la
del planeta. La naturaleza ya no puede sufrir por la manera en que producimos,
consumimos y desechamos alimentos.
La buena noticia
es que, según estudios
recientes, si reducimos de manera considerable el desperdicio de alimentos,
mejoramos las prácticas y tecnologías agrícolas y cambiamos nuestras dietas, es
posible mantener el sistema alimentario dentro de los límites planetarios.
Reducir a la mitad la pérdida y el desperdicio de alimentos podría mitigar el
impacto ambiental del sector hasta en una sexta parte. El aumento global de las
tecnologías agrícolas disponibles en la actualidad podría reducir
aproximadamente a la mitad los impactos en el uso de las tierras de cultivo y
de fertilizantes, y la extracción de agua dulce. El cambio en la dieta es
sumamente importante: las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes
de la producción de alimentos podrían reducirse en más de la mitad si se
adoptaran a nivel mundial dietas basadas principalmente en el consumo de
alimentos vegetales, con un consumo modesto de carne.
Sin embargo, esta
evolución de la dieta no debería significar la eliminación universal de ciertos
alimentos. Siempre debemos adaptarnos a lo que está disponible a nivel local y
asequible. Las dietas son muy personales y se ven influenciadas por las culturas
locales y las elecciones individuales. No podemos ofrecer fórmulas sobre lo que
las personas deben comer, pero es posible que cada persona del planeta escoja a
conciencia los alimentos con menor impacto ambiental. Podemos trabajar juntos
para alentar las dietas deseables y equilibradas.
Si consideramos
el equilibrio, el primer paso y el más lógico es obtener una nutrición adecuada
al asegurarnos de que comemos dentro de las directrices dietéticas nacionales.
Más allá de eso, por el bien de la salud de nuestro planeta, podemos reemplazar
los alimentos con el mayor impacto ambiental, o reducir los impactos de los
alimentos que comemos, o ambos. Por ejemplo, diversificar las fuentes de
proteínas puede ayudar a enfrentar los problemas del uso de la tierra y las
emisiones, mientras que ampliar la variedad de plantas que comemos puede ayudar
a proteger la biodiversidad. Podría sorprender a algunos que obtengamos más del
50 % de nuestras calorías de origen vegetal de solo tres cultivos, a pesar de
que históricamente se han usado más de 5000 cultivos para alimentos.
Una dieta
equilibrada debe ir acompañada de medidas que aseguren que nuestros productos
alimenticios se producen mejor, de una manera sostenible y se consumen
preferentemente en forma estacional y local. Si observamos detenidamente
nuestras dietas, la mayoría de nosotros notará que gran parte de nuestra comida
no cumple con este criterio. Uno de los problemas que enfrentan los
consumidores es la rastreabilidad confiable. En un ejemplo de cómo la revolución
tecnológica puede beneficiar al planeta, WWF y BCG Digital Ventures lanzaron
recientemente una iniciativa
basada en la cadena de bloques para facilitar la rastreabilidad. Con solo
un teléfono móvil, los consumidores pueden rastrear de dónde provienen sus
alimentos y cómo llegaron a su plato.
En cuanto a la
proteína animal, la carne es una fuente de nutrición y medios de vida, pero
cuando se produce mejor va más allá de esto: no solo preserva la naturaleza,
sino que la mejora. Hay muchos entornos y biomas que no son adecuados para la
agricultura o que requerirían una conversión a gran escala a tierras de cultivo
para generar alimentos. Algunos son prados naturales que no necesitan
transformarse para la ganadería. Al manejarlos como praderas y utilizarlos para
la carne, podemos evitar convertir otras áreas, como los bosques tropicales,
por ejemplo. Al mismo tiempo, mediante el pastoreo y la fertilización natural
de estas tierras, el ganado podrá asegurar hierbas saludables y una tierra de
alta calidad. La mayor capacidad para almacenar agua, absorber el carbono y
ofrecer un hábitat para la flora y fauna más diversas ayudan a mitigar un poco
el impacto climático de la fermentación entérica. Al igual que cualquier
alimento, la carne siempre tendrá una huella ambiental, aunque estos aspectos
positivos se reconocen cada vez más.
Hay cosas que
todos podemos hacer para acercarnos a un sistema alimentario que proteja a la
naturaleza y brinde alimentos saludables y nutritivos para todos. Sin duda,
como consumidores, podemos hacer el esfuerzo de elegir dietas deseables y bien
equilibradas, podemos ayudar a ahorrar
un tercio de los alimentos que se desperdician al cambiar la manera en
que compramos, cocinamos y comemos, y podemos exigir la misma ética de
producción a quienes cultivan, obtienen y proveen nuestra comida. Sin embargo,
las empresas, los gobiernos y los financiadores no pueden darse el lujo de
esperar a que la presión de los consumidores tome medidas. El sistema
alimentario es la mayor amenaza para el medio ambiente, por lo que es necesario
que actuemos. Todos debemos mirar más allá de los intereses egoístas a corto
plazo para implementar políticas y prácticas que impulsen la diversificación de
lo que se cultiva, un enfoque más sostenible de la agricultura y la ganadería,
y estructuras de distribución y precios que aseguren que los productos sean
económicamente viables para los productores, y estén disponibles y sean asequibles
para las masas.
Imagen: World
Resources Institute
A medida que
procuramos conseguir dietas deseables y equilibradas, debemos ser realistas en
cuanto a cómo se pueden aplicar en lugares con diferentes hábitos de
alimentación. Indudablemente, nuestro sistema alimentario está globalizado,
pero no podemos intentar aplicar soluciones globales a las culturas
alimentarias locales. Cada vez más, se vislumbra una dieta global; sin embargo,
las recomendaciones deben tener en cuenta la accesibilidad y las culturas
alimentarias locales. No siempre las familias pueden reemplazar los alimentos
de alto impacto en su dieta; necesitan comer lo que pueden producir o comprar
localmente. Su salud y nutrición deberían ser lo primero, pero una buena
solución sería ayudarlos a comprender mejor los impactos de lo que comen de
modo que puedan encontrar su propio camino hacia una dieta más sostenible.
Como nuestro
planeta, el sistema alimentario está actualmente en rojo; extrae más de lo que
se puede sustentar y estamos empujando la naturaleza al borde del abismo. Sin
una acción concertada, para el año 2050 el impacto ambiental del sistema
alimentario podría aumentar en un 50 a 90%. Ya no tenemos que elegir entre uno
u otro, simplemente no existe una alternativa sostenible a un sistema
alimentario que garantice la salud de las personas y el planeta.
Como nos recordó
Sir David Attenborough en Davos, la naturaleza no solo es simplemente un
concepto bonito. Tenemos que reconocer que cada bocanada de aire que
respiramos, cada bocado de comida que ingerimos proviene del mundo natural.
Para que nuestro sistema alimentario prospere, la cuarta revolución industrial
(4IR) debe estar respaldada por un nuevo acuerdo para la naturaleza y las
personas. Ese será el factor realmente revolucionario de nuestro progreso como
especie: estaremos sirviendo a nuestro planeta, así como a nosotros mismos.
João Campari,
líder Global de la Práctica de Alimentos, WWF Internacional
Enviado por peter
healy
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