Crédito de la fotografía: Sambrian Mbaabu/Banco
Mundial
Una de las imágenes más impactantes de la pandemia de
coronavirus es el contraste entre agricultores que tiran leche, destrozan
huevos y replantan verduras y consumidores que se enfrentan a estantes vacíos
en las tiendas y a largas filas en los centros de distribución de
alimentos. ¿Cómo
es posible tener sobreabundancia por un lado y escasez por el otro?
En este artículo se argumenta que es
fundamental corregir las asimetrías de información generalizadas y los costos
de transacción en un enorme sistema alimentario para avanzar hacia un modelo
más inclusivo, resiliente y sostenible (gráfico 1) . Si bien la
producción industrial de alimentos a gran escala, acompañada de cadenas de
suministro "justo a tiempo", ha generado muchos beneficios, los
peligros de este sistema se vislumbran cada vez más en el horizonte. La
revolución digital ofrece la posibilidad de un equilibrio alternativo, en el
que surjan sistemas de organización y producción pequeños y flexibles y que
funcionen ágilmente en un entorno operativo cambiante. Un tamaño pequeño y las
interrelaciones pudieran ser la solución: vienen a la mente los centenares de
barcos de poco calado que salvaron el día en Dunkerque durante la Segunda
Guerra Mundial, cuando las tropas quedaron atrapadas en la costa y los grandes
buques de transporte de tropas ya no estaban en condiciones de navegar.
Todos los habitantes del mundo, es decir más de
7700 millones de personas, participan en el sistema alimentario de una u
otra manera. Toman decisiones sobre los alimentos que consumen, la ropa que
visten y los productos que usan, muchos de los cuales se originan en la
agricultura. Los productos agrícolas se producen en 570 millones de
establecimientos agrícolas, la mayoría de ellos pequeñas explotaciones
administradas por familias y ubicadas en países en desarrollo. Los sistemas
alimentarios son locales, una característica esencial en las comunidades, pero
también son mundiales, vinculados a través del comercio y sofisticados mercados
financieros y de seguros.
Gráfico 1: Las asimetrías de información y los costos de
transacción afectan al sistema alimentario
Fuente: Banco Mundial
A pesar de proporcionar alimentos a una población mundial
que se ha más que duplicado en los últimos 50 años, el sistema alimentario
está muy lejos de contribuir a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible
relacionados con el hambre, la pobreza, la salud, el uso del suelo y el cambio
climático. Si
bien se está produciendo una gran cantidad de alimentos en el mundo, el número
de personas que padecen desnutrición aumentó desde 2014 (gráfico 2).
Uno de cada cinco niños menores de 5 años sufre retraso del crecimiento,
un problema que provoca consecuencias negativas en la productividad durante
toda la vida. Unos 2000 millones de habitantes tienen sobrepeso o son
obesos, debiendo enfrentar enfermedades no transmisibles de origen dietético
que comprometen la resistencia a nuevas enfermedades como el coronavirus. La agricultura contribuye
con un 24 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, consume el
70 % del agua dulce y ha provocado la pérdida del 60 % de la
biodiversidad de vertebrados desde la década de 1970 (i). El costo de
estas externalidades negativas llega a USD 12 billones (PDF,
en inglés), según la Coalición para la Alimentación y Uso del Suelo, superando
un valor de mercado de USD 10 billones.
En la actualidad, otros
100 millones de personas están bajo amenaza de caer en la pobreza debido a
los efectos económicos de la pandemia, de acuerdo con el informe Perspectivas
económicas mundiales de junio de 2020, alejando aún más las
posibilidades de lograr los objetivos del Banco Mundial al reducir los ingresos
y crear problemas para acceder a los alimentos y la nutrición, situaciones que
pueden ocasionar una
hambruna a gran escala (i), según el Programa Mundial de Alimentos.
Gráfico 2: El sistema alimentario está lejos de acabar
con el hambre
FIG 2
Fuente: FAOSTAT (2020)
Imagine que el sistema planetario del que depende el sistema
alimentario es un bote abarrotado que se vuelve cada vez más inestable con cada
cargamento adicional: el crecimiento demográfico, el cambio climático, la
pérdida de biodiversidad, la contaminación, la degradación del suelo, y otras
cargas. Con dos crisis de seguridad alimentaria en una década[i],
aunque de origen completamente diferente, el mundo se tambalea y se acerca a un
momento crítico. Y no será posible resolver esto solo eliminando el último
cargamento: el coronavirus. Es necesario abordar múltiples factores.
Afortunadamente, la madre naturaleza es increíblemente resiliente y, en
combinación con el ingenio humano, permitirá la recuperación de la crisis
actual, como lo hizo en ocasiones anteriores. Se debe aprovechar la
oportunidad para cambiar la situación del sistema alimentario.
Hoy,
el rápido desarrollo y despliegue de tecnologías y redes digitales promete
acelerar la transformación del sistema alimentario superando las fallas de las
políticas y las deficiencias del mercado de larga data. Los cambios de
trayectoria anteriores en la agricultura y la industria alimentaria, marcados
por diversas revoluciones agrícolas, elevaron la productividad agrícola,
aumentaron el suministro de alimentos, redujeron los precios reales de los
alimentos, ayudaron a liberar recursos laborales y de capital para la inversión
en otros sectores, allanaron el camino para la urbanización y la revolución
industrial, y condujeron a la aplicación del modelo comercial en la
agroindustria. A diferencia de revoluciones anteriores que se originaron
primero con innovaciones en los establecimientos agrícolas, luego se
difundieron a las comunidades rurales, y después a las empresas ubicadas a
ambos lados de la cadena de valor, es decir las que producen insumos agrícolas
y las que utilizan los productos agrícolas como insumos (piense en la utilización
del arado de hierro fundido durante la revolución
agrícola británica o en los paquetes de semillas mejoradas y
fertilizantes en la revolución verde), las
innovaciones digitales actuales promueven la eficiencia en múltiples puntos de
las cadenas de valor de los alimentos.
La tecnología digital impulsa el cambio en diferentes
frentes a ritmos acelerados permitiendo recopilar, utilizar y analizar grandes
cantidades de datos legibles por máquinas sobre prácticamente todos los
aspectos del sistema alimentario a un costo marginal de casi cero. Las
plataformas digitales, que abarcan desde Alibaba a YouTube, están cambiando los
modelos de negocios tradicionales en todo el sistema y los inversionistas
de capital de riesgo invirtieron USD 2800 millones en empresas
emergentes de tecnología agrícola en todo el mundo en 2019 (i).
Sin embargo, la innovación digital solo será eficaz si tiene
un propósito. Para obtener resultados positivos, las políticas públicas deben
impulsar infraestructura complementaria y capacidad humana, abordar las
disparidades de género en el acceso y prestar especial atención a los
beneficios ambientales, todos temas destacados en el próximo informe del Banco
Mundial "Digital Acceleration of Agricultural Transformation" (Aceleración
digital de la transformación agrícola) que se publicará a finales de 2020. No
obstante, este artículo se centrará solo en tres recomendaciones para acelerar
el cambio en pos de un futuro alimentario más sostenible. Las políticas
públicas deben buscar Desconcentrar los mercados y las cadenas de
suministro, Descentralizar la trazabilidad y Difundir
los datos.
La primera D: desconcentrar los mercados y las cadenas
de suministro
El contraste entre el superávit de alimentos en los
establecimientos agrícolas y el déficit de alimentos en los mercados minoristas
durante los confinamientos por la COVID-19 puso de relieve los elevados
costos de transacción y las asimetrías de información que han afectado al
sistema alimentario durante mucho tiempo. Los mercados y las cadenas de
suministro altamente concentrados y segmentados generan enormes aumentos de la
eficiencia, pero hacen más difíciles y costosas las interrelaciones y
transacciones entre los vendedores y los compradores. La concentración puede
adoptar muchas maneras, desde mercados físicos concentrados hasta cuotas de
mercado concentradas. Ambas formas son peligrosas, particularmente en tiempos
de crisis. El Titanic era el barco de pasajeros de última generación más grande
y más lujoso cuando zarpó en su viaje inaugural. Todos pensaron que era
“demasiado grande para hundirse”, y ya se sabe cómo terminó la historia.
En Perú, el 80 %
de los comerciantes de un importante mercado de frutas de Lima (i)
resultó positivo en las pruebas de coronavirus. Aunque se identificó como un
punto de contagio, las autoridades consideraron que no podían permitirse cerrar
el mercado porque eso provocaría una escasez importante de alimentos. En
Estados Unidos, el sector minorista de alimentos se concentra cada vez más en
un pequeño número de grandes empresas (gráfico 3) que pueden ser menos ágiles
para adaptarse a los cambios en los patrones de consumo y menos resilientes a
las crisis de demanda. En este país, el impacto del coronavirus en los
trabajadores de las empresas envasadoras de carne mostró la magnitud de las
operaciones relacionadas con la carne y la elevadísima concentración de mercado
de la industria cárnica. Los efectos del cierre de dichas plantas en el estado
de Illinois se propagaron hacia ambos extremos de la cadena de suministro. Es
probable que estos problemas empeoren a medida que la geografía y las políticas
comerciales acentúen las tendencias hacia una mayor concentración y
segmentación, contribuyendo a los superávits y déficits excepcionales
provocados por el coronavirus que se observan hoy en día.
Gráfico 3: Los mercados minoristas de alimentos en
EE. UU. se están debilitando
FIG 4
Fuentes: Servicio de
Investigación Económica del Departamento de Agricultura de EE. UU.;
Cálculos de la Encuesta mensual del comercio minorista de la Oficina del Censo
de EE. UU.; informes de la industria; Steve Wood, "Revisiting the US
food retail consolidation wave: regulation, market power and spatial
outcomes", Journal of Economic Geography, volumen 13, número 2, marzo de
2013, pp. 299–326
Las plataformas digitales pueden ayudar a desconcentrar y
aumentar la cantidad de mercados en el sistema alimentario, llevando a mejores
resultados en cualquiera de los extremos de la cadena de suministro. En un
estudio comparativo de los datos de transacciones de una plataforma digital con
las subastas físicas de productos básicos que se realizan semanalmente y los
precios en la puerta de los establecimientos agrícolas en las
regiones productoras de café de India se comprobó (i) que los productores
obtuvieron precios significativamente más altos cuando vendieron el producto a
través de la plataforma digital que en la puerta del establecimiento agrícola a
través de intermediarios. La plataforma de comercialización en línea Taobao de
Alibaba descrita en un reciente
blog de IFPRI (i) es otro ejemplo: el condado de Shuyang, donde se
encuentran 86 de las 4310 aldeas Taobao de China, experimentó “una
transformación drástica, pasando de ser uno de los condados más pobres de la
provincia de Jangsu a convertirse en un referente exitoso para el comercio
electrónico agrícola en China”. Gracias a una próspera industria de la
horticultura respaldada por el comercio electrónico, el PIB del condado superó
los USD 11 000 millones en 2018 y 41 000 personas
salieron de la pobreza.
A raíz de la pandemia, muchas autoridades locales y
operadores privados aceleraron el paso a las plataformas digitales para
conectar a productores y consumidores bloqueados por los confinamientos
físicos: en el estado de Kansas, Estados Unidos, las
redes sociales ayudaron a poner en contacto a los ganaderos con los
consumidores que buscaban carne de calidad (i) después de que el
coronavirus provocó escasez de este producto en los mercados locales. En India,
la Sociedad de Comercio y Desarrollo Rural de Odisha inició un sistema
para la
entrega de vegetales a domicilio por parte de las organizaciones de productores (i),
utilizando máquinas en los puntos de venta para pagos digitales y pesas
electrónicas. Trabajando en asociación con Odisha Livelihoods Mission, Mission
Shakti, ONG asociadas y funcionarios del distrito, la entidad implementó
rápidamente un modelo de entrega y dispuso vehículos y pases de la policía para
transportar las verduras, dando acceso a más personas a vegetales frescos y
protegiendo al mismo tiempo los medios de subsistencia de los agricultores. En
Kenya, la pandemia está impulsando a las empresas que ya se habían incorporado
al mundo digital. Por ejemplo, Twiga
Foods (i), puesta en marcha en 2014, es una plataforma de comercio
digital de empresa a empresa basada en dispositivos móviles que combina la
oferta y la demanda a pequeña escala de frutas y verduras y suprime los
intermediarios, eliminando así el desperdicio y reduciendo los precios de los
alimentos para los consumidores finales del mercado masivo. La empresa, clienta
de la Corporación Financiera Internacional (IFC), utiliza la misma tecnología
para facilitar
a los consumidores el acceso a alimentos durante la pandemia (i).
FIG 5
Si bien estas soluciones digitales representan una fuente de
esperanza en medio de historias de fallas en las cadenas de suministro durante
la COVID-19, ¿cuán sólido será su modelo en el largo plazo?
En el futuro es clave considerar cuidadosamente el
equilibrio de los intereses públicos y privados en la desconcentración de
plataformas en el sistema alimentario. Este no es un problema nuevo: basta
observar los mercados agrícolas tradicionales o los mercados de alimentos
mayoristas. Ambos proporcionan plataformas físicas donde los productores y consumidores
pueden interactuar. ¿Qué se necesitará para ampliar esto y hacer que todo el
proceso sea virtual? La cantidad de mercados aumentará, ofreciendo más opciones
a los productores y los consumidores, y también se incrementará la eficiencia a
través de la reducción de los costos. Una muestra son las subastas de ganado,
donde los intercambios físicos tradicionales están siendo reemplazados por
cámaras en las haciendas y monitores internos que posibilitan una mayor
participación en el mercado y generan ahorros importantes en los costos de la
logística y de la salud animal. Al mismo tiempo, el mayor flujo de información
sobre cada proceso y cliente a lo largo de la cadena de valor agroalimentaria,
respaldado por la verificación digital, facilitará la certificación de la
confiabilidad de un agente económico y aumentará la confianza en las
transacciones. Ampliar el sistema alimentario a través de plataformas digitales
no es difícil, siempre que se tengan en cuenta los impactos económicos y
sociales.
La función de las políticas públicas es prevenir la
acumulación de poder de mercado por parte de las plataformas digitales.
Actualmente no queda claro si las plataformas digitales están creando nuevas
concentraciones más elevadas del poder de mercado que favorecen a los dueños de
las empresas o si la competencia transparente está permitiendo una distribución
equitativa del valor.
Por un lado, varios factores contribuyen a una mayor
concentración en los mercados de plataformas digitales, como las economías de
escala, los costos de cambio y los efectos de las redes[ii].
Ejemplos de ello son Alibaba o Amazon, empresas que crecieron exponencialmente
en la última década y están generando un mercado en que los consumidores y los
productores pueden interactuar en todo el mundo. Por otro lado, la economista
Barbara Engels plantea que las plataformas digitales impulsan la competencia[iii].
Argumenta que las líneas de productos (como las ventas de variedades de
manzanas por parte de diferentes productores) proporcionan condiciones
competitivas y que las condiciones de mercado de las plataformas se ven
alteradas periódicamente debido a las innovaciones (nuevas variedades de
manzanas desplazan a las ya establecidas a medida que se amplía el alcance de
los mercados) y, por lo tanto, quizás son menos susceptibles a la acumulación
del poder de mercado que los mecanismos de intercambio más convencionales. Esto
no se ha comprobado para la cadena de valor de los alimentos y, por ende, se
necesitan más estudios[iv].
Al igual que las enfermedades zoonóticas anteriores, como el
VIH/sida y el virus del Nilo Occidental, la COVID-19 ha puesto de
manifiesto los
estrechos vínculos entre la salud animal, la salud humana y la salud planetaria (i),
y el importante papel que desempeñan las actividades humanas al acercar más a
las personas a la fauna silvestre. La gestión deficiente del ganado, la
manipulación poco segura de los alimentos, la degradación de los ecosistemas y
las invasiones en los hábitats de la vida silvestre son responsables de un
número cada vez mayor de males y enfermedades.
Hacer un seguimiento de los alimentos a lo largo de la
cadena de suministro de manera descentralizada crea oportunidades para una
alimentación más segura y sostenible. Es importante que las fuentes de
alimentos sean más seguras porque unos 600 millones de personas se enferman cada año
después de comer alimentos contaminados, y
esto representa un costo de unos USD 110 000 millones anuales a
los países de ingreso bajo y mediano en concepto de pérdida de productividad y
gastos médicos (i). Saber de dónde provienen los alimentos y cómo
fueron producidos permite a los consumidores tomar decisiones más informadas
sobre los impactos de los alimentos que consumen en su salud y en la salud del
planeta. Los alimentos de fuentes más sostenibles también pueden tener precios
superiores que los consumidores conscientes del medio ambiente y la salud están
dispuestos a pagar. Esta señal en materia de precios, cuando se transmite a
varios actores a lo largo de la cadena de valor, podría a su vez incentivar
prácticas de producción sostenibles.
En Uruguay, a las vacas se les asignan códigos de
identificación y se las rastrea a lo largo de la cadena de suministro. Crédito
de la foto: Flore de Preneuf / Banco Mundial
En Uruguay, el crecimiento de las exportaciones de carne
aumentó un promedio de 700 % entre 2001 y 2018 (gráfico 4). El
aumento de los ingresos y el cambio en las preferencias estimularon la demanda
de carne vacuna certificada que sea sinónimo de alta calidad. Uruguay pudo
satisfacer esta demanda de productos de alta calidad gracias a que el Gobierno
tuvo la precaución de responder a una epidemia de fiebre aftosa a comienzos de
la década de 2000, mejorando las prácticas de gestión del ganado y desarrollando
un sistema de información ganadera en formato digital, gratuito para todos
los usuarios.
Gráfico 4: Aumentan las exportaciones de carne de alta
calidad rastreables
Fuente: COMTRADE 2020
El diseño descentralizado de la contabilidad distribuida es
fundamental para el éxito a largo plazo de este sistema, es decir cualquiera
puede acceder al sistema y usar los datos, reduciendo las asimetrías de
información, aumentando la competencia en diferentes nodos e incrementando la
resiliencia frente al fraude y la falsificación de la información. El sistema
usado en Uruguay asigna un código de identificación a cada vaca, permitiendo
conocer su tratamiento y ubicación en la cadena de producción en tiempo real.
Se realiza un seguimiento de la información de cada animal desde la granja
hasta el transporte de carga, incluidos los viajes, la alimentación, los
medicamentos y el aumento de peso, entre otros indicadores. Los usuarios no
registrados en el sistema pueden ver mapas de operadores que usan el sistema e
identificar ganado individual por departamento.
Las tecnologías de contabilidad distribuida de libre acceso
tienen el potencial de transformar las cadenas de suministro de alimentos,
identificando la ubicación, el bienestar de los animales, los insumos
ambientales y sociales, los contratos, la tramitación y muchas otras áreas
clave. Dada la complejidad del sistema alimentario, además de los problemas
técnicos asociados con la escalabilidad, la privacidad y la arquitectura de
datos, esto solo se puede lograr por completo garantizando que la trazabilidad
sea completamente interoperable (es decir, las diferentes partes pueden
comunicarse entre sí) y que la gobernanza impida una carrera por la
concentración del poder de mercado. La descentralización de la trazabilidad en
toda la cadena de suministro mejorará los incentivos para la producción y el
consumo de alimentos seguros, de alta calidad y social y ambientalmente
responsables.
La tercera D: difundir los datos de libre acceso
Piense en el impacto de la publicación de la secuencia
genética del coronavirus (COVID-19). Actualmente, los sectores público y
privado están desarrollando más de 150 posibles vacunas. En algunas se
utilizan tecnologías tradicionales y en otras, tecnologías aún no probadas. Dar
acceso público a datos relacionados con todo el complejo sistema alimentario
también es esencial para corregir las asimetrías de información, alentar la
innovación y aumentar la eficiencia del gasto público.
Kenya, por ejemplo, comienza a ver un auge en las
aplicaciones que usan datos de libre acceso promovidos en el marco de la
Iniciativa de Datos Abiertos de Kenya. Considerando a la agricultura como un
pilar de la economía y la seguridad alimentaria como una preocupación
primordial, el Gobierno decidió en 2011 poner a disposición datos básicos
sobre demografía, estadísticas, gastos y desarrollo en un formato digital de
fácil acceso para los investigadores, las empresas privadas, los
desarrolladores de tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) y
el público en general. En el sitio
web opendata.go.ke (i) se pueden encontrar unos 942 conjuntos de
datos. Hoy en día, Kenya lidera el campo de la tecnología agrícola en África,
teniendo el ecosistema digital mejor calificado y el 30 % de las
tecnologías agrícolas disruptivas que existen en el continente. El impacto de
tecnologías innovadoras, como el Sistema de Posicionamiento Global (GPS)
desarrollado por el Departamento de Defensa de EE. UU. para asistir a las
fuerzas militares y distribuido ahora de manera gratuita, es otro ejemplo de
cómo los datos de libre acceso causan impactos positivos importantes en todos
los ámbitos, desde la agricultura de precisión que permite a los agricultores
poner la cantidad correcta de fertilizante en el lugar correcto hasta las
reseñas que permiten a los turistas y aficionados de la gastronomía localizar
restaurantes en cuestión de minutos.
Una persona utiliza un sensor con GPS para rastrear el
rendimiento de la maquinaria en campos de arroz en Pakistán. Crédito de la
foto: Flore de Preneuf / Banco Mundial
Los datos de libre acceso también permiten aumentar la
eficiencia del apoyo del sector público al sistema alimentario, en un momento
en que más de medio
billón de dólares se invierte anualmente en países monitoreados por la OCDE (i).
Los distintos organismos públicos pueden intercambiar información fácilmente,
mejorando el desempeño de los procesos públicos y la eficiencia de la prestación
de servicios públicos. Se espera que los 28 países que componen la Unión
Europea ahorren
1700 millones de euros en costos de administración pública (i) en
2020, gracias a la utilización de datos de libre acceso. Estos datos impulsan
la prestación de servicios innovadores: las ONG y los organismos públicos
pueden usarlos para desarrollar nuevas aplicaciones móviles y proveer mejores
servicios a la población. Por ejemplo, los datos provenientes de los
agricultores ayudan a rastrear
la implementación de diversas medidas, como la producción sostenible y los
planes del uso de la tierra (i). Y los datos informados por los
consumidores pueden ayudar a las autoridades a identificar
problemas de seguridad alimentaria prácticamente en tiempo real.
Muchas políticas existentes, especialmente desde
2003 en Europa, recomiendan que los datos del sector público, o datos que
tienen carácter de bien público, deben ser de libre acceso y reutilizables. Sin
embargo, diversos riesgos relacionados con los datos pueden impedir que las
tecnologías digitales lleven a cabo su cometido. Estos riesgos se refieren a la
incertidumbre con respecto a la protección, la propiedad, la seguridad, el
acceso y el control de los datos; las dudas sobre la veracidad, la validación y
la responsabilidad, y el desequilibrio en las cadenas de valor. Las políticas
públicas pueden mejorar la protección de los datos y aclarar a quién
pertenecen, abordar las prácticas abusivas en la utilización de los datos en
las políticas agrícolas y reducir las disparidades en las cadenas de valor y
las asimetrías de información relacionadas. También pueden incentivar al sector
privado a compartir datos cuando sean de interés público, monitorear y aumentar
el impacto de los datos públicos, y mejorar la gobernanza de las iniciativas de
intercambio de datos[v].
La pandemia del coronavirus afectó a la mayoría de los
países a principios de 2020, en un momento en que el sistema alimentario ya
requería una corrección importante para mejorar los resultados nutricionales y
ambientales, y aumentar la reducción de la pobreza. Al acelerar el avance hacia
las tecnologías digitales, las medidas de confinamiento podrían proporcionar un
impulso inesperado y marcar el inicio de un cambio deseado. Este es un llamado
para que todos los actores participen y ayuden a generar un entorno normativo
que favorezca soluciones digitales para conseguir los Objetivos de Desarrollo
Sostenible promoviendo la desconcentración, la descentralización de la
trazabilidad y la difusión de los datos. Si se logra lo anterior, será posible
aprovechar la energía creativa, la innovación y las necesidades diarias de los
7700 millones de agricultores, empresarios y consumidores que conforman el
sistema alimentario mundial para cambiar el rumbo hacia un futuro más
sostenible.
ENLACES RELACIONADOS
Publicación: El
futuro de los alimentos: Aprovechar las tecnologías digitales para mejorar los
resultados del sistema alimentario
Notas a pie de página
[i] El clima jugó un papel importante en la crisis de
2010-11, ya que se produjeron pérdidas de producción simultáneas en diversos
países productores de granos.
[ii] Consulte el artículo The
Industrial Organization of Markets with Two-Sided Platforms (PDF,
en inglés) de David S. Evans y Richard Schmalensee, en Competition Policy
International, edición de la primavera de 2007, volumen 3, número 1.
[iii] Barbara Engels, Data
portability among online platforms (i), Internet Policy Review,
2016, 5(2).
[iv] En un
informe del Tesoro del Reino Unido (2019) (PDF, en inglés) se
esbozaron enfoques para la regulación de las plataformas digitales comerciales,
enfatizándose que las políticas antimonopolio convencionales serían
insuficientes, y que las políticas y regulaciones sobre privacidad de datos,
interoperabilidad y derechos del uso de datos constituyen un factor importante
para mantener un entorno competitivo en el ámbito de las plataformas digitales.
[v] En el informe “Aceleración digital de la transformación
agrícola” se presentarán en detalle recomendaciones de políticas para aumentar
al máximo estos beneficios y
TOMADO DE ENVIO DE BANCO MUNDIAL
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