“De la tiniebla que a todos envolvía, cuando del estrado de pino
iban bajando los cinco ajusticiados a la fosa, salió una voz que se
adivinaba ser de barba espesa, y de corazón grave y agriado: “¡Yo
no vengo a acusar ni a ese verdugo a quie...n llaman alcaide, ni a la
nación que ha estado hoy dando gracias a Dios en sus templos
porque han muerto en la horca estos hombres, sino a los
trabajadores de Chicago, que han permitido que les asesinen a
cinco de sus más nobles amigos!” (José Martí)
iban bajando los cinco ajusticiados a la fosa, salió una voz que se
adivinaba ser de barba espesa, y de corazón grave y agriado: “¡Yo
no vengo a acusar ni a ese verdugo a quie...n llaman alcaide, ni a la
nación que ha estado hoy dando gracias a Dios en sus templos
porque han muerto en la horca estos hombres, sino a los
trabajadores de Chicago, que han permitido que les asesinen a
cinco de sus más nobles amigos!” (José Martí)
No hay comentarios:
Publicar un comentario