El físico argentino Juan
Martín Maldacena se enteró ayer de que había ganado un galardón de 3 millones
de dólares. Se sorprendió y alegró. Pero aún desconoce qué destino le dará a
esa gran cantidad de dinero. El premio fue creado por el millonario ruso Yuri
Milner para reconocer a científicos que investigan en física fundamental con
ideas que aún no han sido corroboradas. Es el reconocimiento académico que más
dinero otorga en el mundo, incluso más que el Nobel, que no supera el 1,2
millón de dólares.
Maldacena fue premiado junto
a otros ocho científicos de otros países con el galardón de la Fundación
Milner, que es la primera vez que se entrega. Cada uno deberá dar una charla
para todo público en Moscú, donde tiene sede la fundación. El próximo año, el
argentino y los otros ganadores formarán parte del jurado para las futuras
ediciones del concurso cuya meta es dar “más libertad y oportunidad para
conseguir mayores logros en el futuro”, según se afirma en el sitio de la
fundación.
“Todavía no sé qué hacer con
el dinero”, contó ayer Maldacena por correo electrónico a Clarín , desde
Alemania, donde participó como expositor en un congreso científico. El premio
lo tomó por sorpresa. Y dijo que no le pasa lo mismo que al millonario que creó
el premio: Milner abandonó sus investigaciones en física teórica porque estaba
disconforme consigo mismo. En cambio, Maldacena, de 43 años, sigue tan
apasionado como el día en que empezó a estudiarla en la Universidad de Buenos
Aires (UBA) y en el Instituto Balseiro, en Bariloche.
“Me dediqué a la física
porque me interesaba saber cómo funcionaba la naturaleza –explicó–. Desde chico
me interesaba cómo funcionaban los aparatos que nos rodean: el televisor, el
teléfono, el lavarropas. De allí me fui interesando en las leyes de la física
que hacían posible su funcionamiento. Siempre me fui interesando más en las
leyes fundamentales, que explican el comportamiento de los componentes más
chicos de la materia. También me interesa la matemática. Y la física teórica es
un área que involucra una buena dosis de matemática”.
¿Qué lo sigue atrapando de
la física? “Me sigue interesando el desafío apasionante de entender cuáles son
las leyes fundamentales del universo”, contestó. Una de las principales
contribuciones de Maldacena a la física se relaciona con un desafío que ni Einstein
pudo resolver: la unificación de la física. “La teoría de la gravitación,
descrita por Einstein en 1915, es incompatible con la física cuántica. En 1997,
Maldacena publicó un trabajo que conjeturó la posibilidad de que si uno rodeara
el Universo con una pantalla imaginaria, todos los fenómenos de gravedad
cuántica podrían estar descritos por una teoría de partículas en esa pantalla,
del mismo modo en que los hologramas bidimensionales contienen toda la
información del objeto tridimensional al que representan”, explicó a Clarín
José Edelstein, físico argentino que investiga en España. Aún la conjetura de
Maldacena no fue comprobada. “Queda mucho camino por recorrer, pero como dice
Milner, seguir buscando las respuestas es lo que nos define como seres humanos”,
agregó.
Mientras sigue pensando el
destino de su premio, Maldacena tiene planes concretos. Seguirá estos meses
como profesor visitante de la UBA, dará conferencias en el Instituto Balseiro
en Bariloche el 23 de agosto para todo público, y volverá a vivir en Princeton,
Estados Unidos. “Allí –expresó Maldacena– recibimos excelentes estudiantes de
doctorado y a los mejores investigadores post-doctorales. El ambiente es muy
propicio para el desarrollo de nuevas ideas. Porque nuestros colegas corrigen nuestros
errores y nos dicen por qué muchas de nuestras ideas están equivocadas”.
TOMADO DEL REPORTER DE
Valeria Roman para Clarín de ar
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