Cómo Noruega
convierte basura en combustible ecológico
Matthew Price
BBC, Oslo
Olvídese del
carbón, la gasolina, el gas de esquisto (shale gas), incluso de la energía
nuclear. La bolsa de la basura llena de desperdicios del hogar se ha convertido
en Noruega en una de las fuentes de combustible.
Trate de imaginar
el olor cuando pasa el camión de la basura en un caluroso día de verano.
Respire por la nariz. ¿Hiede, cierto? Ahora multiplique ese olor por mil.
Eso es lo que
se siente dentro de las instalaciones de la planta de recuperación de energía
más grande de Noruega, la planta Klemetsrud. Un gran espacio de concreto lleno
de basura.
Decenas de miles
de toneladas de basura amontonadas. Una banda transportadora que cruje para
verter más. Camiones de basura parquean en reverso hacia los enormes vertederos
y depositan más bolsas repletas de desperdicios.
Una enorme garra
industrial deciente. Sus pinzas recogen una tonelada de basura y la transportan
hasta el otro extremo de la sala donde la deja caer. Una nube de polvo blanco
se acumula y pronto inunda todo el lugar. No es bueno estar aquí por mucho
tiempo.
Aquí es donde los
residuos expulsados por millones de hogares de Noruega, el Reino Unido y en
otros lugares se convierten en calor y electricidad para la ciudad de Oslo.
Calefacción
barata
La planta
Klemetsrud que convierte toneladas de basura en energía diariamente es la más
grande de Noruega.
La basura es
preseleccionada. Todo lo que se puede reciclar ha sido sacado ya. Sin embargo,
todavía quedan más de 300.000 toneladas cada año.
Ellos no lo ven
como un residuo, lo ven como energía.
"Cuatro
toneladas de residuos tienen la misma energía que una tonelada de
combustible", dice Pal Mikkelsen, director de la agencia Waste-to-energy
-basura para energía, en español-, en Oslo.
"Es una gran
cantidad de energía y nosotros usamos muy poca energía para
transportarla", agrega.
Mikkelsen
asegura que una tonelada de combustible de petróleo podría calentar una casa
durante un año y medio. En otras palabras, tome una pequeña parte de la carga
máxima de un camión recogedor de basuras británico, cargado en las ciudades de
Lees o Bristol. Conviértalo en energía aquí y podrá calentar una casa en Oslo
durante medio año.
El proceso es
simple. Los residuos, tonelada por tonelada, caen en un incinerador. La
temperatura se eleva a 850 grados. Al mirar a través de la ventanilla de
cristal endurecido, se ve el fuego arder en color naranja mientras rugen las
llamas.
Escuelas más
verdes
No todo se quema.
Quedan latas viejas y algunos resortes de colchones entre las cenizas y metales
–que luego se reciclan-, y mucho calor.
El calor hierve
el agua. El vapor impulsa una turbina que produce electricidad. Y el agua
hirviendo se canaliza hacia fuera de la planta, a las casas y las escuelas
públicas de todo Oslo.
Lo que significa
que el gerente técnico de la escuela Bjoernholt Agnar Andersen, ya no tiene que
preocuparse más por el suministro de combustible durante el duro invierno
noruego.
"No tenemos
que pensar en los aceites combustibles o en los combustibles fósiles. Están
siendo eliminados de la última escuela este año", dice Andersen.
Con la capacidad
completa la planta proveerá de calor y electricidad a todas las escuelas de
Oslo y calor a 56.000 hogares.
Es el sueño de
todos los ecologistas, debe estar pensando usted, pero no necesariamente,
advierte Lars Haltbrekken, del Consejo de Amigos del Este de Noruega.
"La meta
primordial desde una perspectiva ambiental debería ser reducir la cantidad de
basura, reusar lo que se pueda reusar, reciclar y después, la cuarta opción es
quemarla para producir energía.
"Hemos
creado sobrecapacidad en las plantas de Noruega y Suecia. Y ahora dependemos de
producir más y más basura".
Las ciudades
británicas de Leeds y Bristol exportan residuos a Oslo para que los procese.
Oslo hace energía a partir de ellos.
Mándenos su
basura
Los entusiastas
no están de acuerdo. Señalan que, usadas todas las plantas de conversión de
basura de energía de Europa, sólo alcanzan a consumir el 5% del total de
rellenos sanitarios. Aseguran que Noruega está ayudando a deshacerse de alguna
de la basura de la mejor manera posible.
Esto es
especialmente cierto en el caso de ciudades como Leeds y Bristol, en Reino
Unido. Ambos exportan residuos a Oslo. En lugar de pagar por llevarlos a un
vertedero de basura después de que los elementos reciclables han sido
retirados, lo que hace es pagarle a Oslo para que se ocupe de ellos.
Así, Oslo recibe
dinero por recibir la basura y obtiene además la energía a partir de ella.
La revolución de
conversión de residuos en energía también se puede escuchar en las calles de la
capital noruega, con el bus número 144. Está alimentado por biogás creado a
partir de la materia orgánica en descomposición de la ciudad.
Un kilogramo de
residuos de alimentos produce la mitad de un litro de combustible. Con todos
los residuos orgánicos que tienen podrían darle energía a 135 buses durante un
año entero en Oslo.
Si este proyecto
fuera replicado en toda Europa Pal Mikkelsen cree que haría una gran
diferencia.
"Significaría
conseguir un mejor nivel de autosuficiencia en lo que respecta a la energía. Si
se hace correctamente, sería además la recuperación de materiales y una fuerte
disminución en los rellenos sanitarios", le dice Mikkelsen a la BBC.
Con los estrictos
controles de limpieza de gases productos de la combustión, Oslo cree que
convertir basura en energía ayudará a reducir a la mitad las emisiones de
carbono en los próximos 20 años, haciendo de la ciudad en una de las ciudades
verdes del planeta.
Tomado de Soc.Latinoamericana
de Des.Sost. por sugerencia en boletín gal de Chile
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