miércoles, 25 de septiembre de 2013

DOBLE DISCURSO AMBIENTAL DE ADMINISTRACIONES DE GOBIERNO

DOBLE DISCURSO AMBIENTAL
En materia de decisiones trascendentales para el futuro de los pueblos, las marchas y contramarchas resultan inaceptables.
Un buen ejemplo puede ser lo que está ocurriendo con el Parque Nacional Yasuní enclavado en la amazonia ecuatoriana.
Esta extraordinaria región de 9.820 kilómetros cuadrados posee probablemente la mayor diversidad biológica del planeta. No existe otro sitio que exhiba en tan poco espacio 655 especies de árboles, 596 de aves, 382 de peces, 204 de mamíferos, 150 de anfibios y 121 de reptiles.
En una sola hectárea del parque se han contabilizado 100 mil especies de insectos.
Se trata de una riqueza invalorable para la humanidad por la extraordinaria información genética, bioquímica, farmacológica que atesora, así como por los servicios ambientales que brindan sus ecosistemas a la región.
En ese paraíso viven poblaciones originarias perfectamente adaptadas a las singularidades del lugar, lo que las hace muy vulnerables a cualquier cambio.
En 1979 el área fue declara Parque Nacional. Diez años después se la incluyó como Reserva Mundial de la Biosfera de la UNESCO. En 1999, un sector del Parque fue declarado como “Zona Intangible” por su excepcional importancia cultural y biológica para el país, la región y el mundo; imposibilitando la realización de cualquier tipo de actividad extractiva en ella.
La noticia de que había petróleo en el Parque desde el principio puso en riesgo la integridad de este monumento natural.
Ecuador tiene una larga trayectoria de explotación de hidrocarburos en sus selvas húmedas, y también pésimas experiencias de contaminación. Según el Ministerio del Ambiente, entre 2000 y 2010 se ha registrado una media anual de 50 derrames al ambiente. Experimentó una contaminación con crudo y desechos tóxicos 30 veces mayor a la cantidad vertida por el Exxon Valdez en las costas de Alaska.
Ante este panorama, cuando en la Cumbre de Naciones Unidas RIO+20 (junio 2010) el presidente ecuatoriano Rafael Correa anunció que no tocaría ese petróleo para proteger el Yasuní, provocó un estado de alivio nacional e internacional.
Correa dijo esperar ayuda internacional que compensara por lo menos la mitad de las ganancias que el crudo del Parque le reportaría al Gobierno.
Entre otras argumentaciones mencionó que no se debía salvar al sistema financiero y sí al medio ambiente; señaló que los bienes materiales no deben convertirse en mercancías, y que el imprescindible cuidado ambiental para lograr el bienestar de los pueblos se logra tomando decisiones políticas en esa dirección.
Pero este año aquellas firmes convicciones cambiaron abruptamente cuando el Mandatario anunció el pedido de autorización a la Asamblea Nacional Legislativa de su país, para explotar crudo en el Parque Nacional Yasuní. No hay tecnología ni precauciones que se puedan tomar que impidan un gravísimo impacto ambiental en ese extraordinario y delicado paraíso natural.
La enseñanza que parece dejarnos el proceder del presidente Correa es que, se pueden pronunciar discursos muy altruistas -con llamativa energía- y mucha críticas a terceros, pero al final manda la plata.
DE Hernán Sorhuet Gelós PARA EL PAIS DE URUGUAY

TOMADO DE ENVÍO EN RED PERIODISTAS AMBIENTALES 

No hay comentarios: