Recetas neurosaludables
Un cerebro bien
alimentado
El rey de los órganos se lleva el 25% de lo que comemos.
¿Cuál es la dieta más adecuada para proteger nuestras neuronas?
CARLOS BENITO |
Nuestro cerebro es un auténtico tragón. Ese kilo y medio de
células que portamos dentro del cráneo consume el 25% de la energía que
metaboliza nuestro cuerpo: de lo que comemos cada día, una cuarta parte está
destinada a él, el rey de los órganos, que necesita esa abundante ración para
mantener activa su sofisticada maquinaria. "Ya puedes estar descifrando
las claves del universo, ocupándote de planificar la economía familiar o
criticando a la vecina: la demanda energética de tu cerebro es incesante",
explica el doctor Álvaro Bilbao, neuropsicólogo del Centro Estatal de Atención
al Daño Cerebral, con sede en Madrid. El especialista bilbaíno acaba de
publicar ‘Cuida tu cerebro... y mejora tu vida’, un libro en el que analiza la
mejor manera de proteger las neuronas, paliar el deterioro intelectual y
prevenir enfermedades vinculadas al envejecimiento: en él explora los seis
caminos hacia esa meta, que son el aprendizaje de nuevos conocimientos, la
actividad física, el sueño, el manejo de las emociones, las relaciones sociales
y la nutrición.
Porque, desde luego,
no deberíamos alimentar nuestro ‘ordenador central’ de cualquier manera. Álvaro
Bilbao ha creado un blog, Recetas neurosaludables, en el que propone platos
recomendables para el cerebro y apetitosos para el paladar, y en su libro repasa
las normas básicas para una dieta óptima. Son éstas:
Las grasas
saludables. El 60% del cerebro es materia grasa. "Su textura es similar a
un bloque de mantequilla fría", precisa el neuropsicólogo. La transmisión
fluida de impulsos nerviosos, que nos permite pensar con agilidad, necesita un
aporte diario de grasa, pero no vale cualquiera: las grasas saturadas (las de
la carne y la leche) favorecen la acumulación de colesterol y deben ingerirse
con cierta moderación, mientras que las grasas hidrogenadas o trans (las que se
esconden, por ejemplo, en la bollería industrial) son "el primer alimento
que hay que evitar en una dieta neurosaludable". Las buenas, las que
facilitan las funciones mentales, se encuentran sobre todo en el aceite de
oliva, las aceitunas, el aguacate, el maíz, la soja, la calabaza, los frutos
secos y el pescado azul.
Contra la oxidación.
La oxidación de las células tiene especial trascendencia en el caso de las
neuronas, que no se renuevan, y por eso es aconsejable evitar los alimentos que
aceleran el proceso. Los radicales libres son unas moléculas que vuelven a las
neuronas más vulnerables a este deterioro: se encuentran en los embutidos, las
carnes rojas, las frituras, los aperitivos de bolsa y la bollería industrial,
así como en los pesticidas y en el tabaco. "Hábitos tan sencillos como
lavar concienzudamente frutas y verduras para eliminar las trazas de pesticidas
o como evitar las frituras fuera del hogar o los ‘snacks’ de bolsa, tanto
dulces como salados, pueden alejar enfermedades como el alzhéimer o el
párkinson", aclara el doctor Bilbao.
Mucha agua. Los
investigadores han comprobado que reducir la inflamación del cerebro puede ser
una buena estrategia contra el alzhéimer o la depresión. Para ello, hay que
hidratar el cerebro, y la mejor manera de conseguirlo es consumir agua en
abundancia. "Una falta de hidratación puede estar detrás de episodios de
decaimiento emocional, dolores de cabeza y migrañas, por lo que una buena
estrategia para combatirlos puede ser beber entre dos y tres litros de agua al
día", explica el neuropsicólogo bilbaíno, que también recuerda los efectos
antiinflamatorios y antioxidantes de la cúrcuma (una de las especias que forman
el curry) y la conveniencia de evitar el exceso de sal.
Hidratos inteligentes.
Los hidratos de carbono son la principal fuente de energía para el cerebro,
pero las subidas bruscas de glucosa favorecen la diabetes, uno de los factores
más relevantes del riesgo cardiovascular. "La mejor estrategia es pasarse
a una dieta rica en hidratos de carbono complejos o de absorción lenta, que
principalmente encontramos en los cereales integrales y sus derivados, como pan
integral o pasta integral, en las legumbres y en los frutos secos".
Vino, chocolate, café
y... ¡triptófano! El vino tinto es un buen aliado frente a los ictus y las
enfermedades neurodegenerativas, pero siempre tomado con moderación. El
chocolate y el café también tienen efectos beneficiosos, pero resulta casi
imposible aislarlos de su lado negativo: "Su consumo se debería limitar a
una onza de chocolate negro o una taza de café al día, lo que a veces puede ser
difícil, porque ambas sustancias tienen componentes altamente adictivos",
apunta Bilbao. El té verde, de hecho, resulta más recomendable que el café para
el cuidado cerebral. Finalmente, el triptófano es un aminoácido necesario para
que el cerebro fabrique serotonina y genere el consiguiente bienestar:
alimentos ricos en esta sustancia son el pavo y el pollo, los huevos, la soja,
el tofu, las semillas de sésamo, las pipas de calabaza, los cacahuetes y
también las nueces, esos pequeños cerebros del mundo vegetal. TOMADO DE EL
CORREO DE PAIS VASCO
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