BOLIVIA PRODUCE MÁS SOYA QUE OTROS ALIMENTOS
Gregory Beltrán Por cada hectárea de papa, trigo y otros
productos de la canasta familiar, se producen seis hectáreas de la leguminosa
para exportar.
Bolivia produce para exportar. Esta conclusión no solamente
se aplica a la industria extractiva, gas y minerales, sino que también se
aplica al sector agrícola, pues por cada hectárea de alimentos que se producen,
ya sea de papa o trigo, entre otros, se trabajan seis hectáreas de soya. Es
decir, del total de la superficie que se cultiva en el país, el 37% corresponde
a la soya, producto que principalmente se exporta para alimentar a los animales
de otros países.
El investigador de la Fundación Tierra, Enrique Castañón,
asegura que es necesario debatir la utilidad que tiene priorizar la producción
de soya, en vez de los alimentos que se requieren en las mesas de los
bolivianos.
La seguridad alimentaria. En el primer semestre de esta
gestión, la importación en el rubro de alimentos y bebidas subió de Bs 258 millones de dólares a 296, lo que
refleja que Bolivia cada vez compra mayor cantidad de alimentos, que incluso
son producidos en el país.
Castañón considera que es necesario garantizar la seguridad
alimentaria con productos nacionales y no priorizar el monocultivo, como ocurre
con la soya. Según los datos recogidos por esta institución, en el 37% de la
superficie agrícola del país se cultiva soya, el restante 63% corresponde a
demás productos, incluídos los agroindustriales como el girasol, la caña de
azúcar y otros.
Esto significa que la leguminosa se produce en un tercio del terreno agrícola,
el 20% sirve para elaborar aceite, mientras que el restante 80% se vende como
torta de soya para alimentar el ganado de otros países. Si bien el aporte para
el país es económico, lo que se requiere es un aporte alimentario para evitar
depender de la producción extranjera, a esto se debe sumar que el 95% de la
producción de soya es transgénica, característica que todavía genera dudas,
respecto a los efectos que produce en la salud.
Lo que espera Castañón, es que en el debate denominado
Agenda Patriótica 2025, se discuta el aporte alimentario que ofrece el
monocultivo de la soya y se prioricen los requerimientos alimentarios que se
precisan, como es el caso del trigo, dado que Bolivia debe comprarlo incluso de
Estados Unidos, para evitar un incremento en el precio de la harina. Además, es
necesario evitar que se expanda la frontera agrícola hacia tierras forestales,
que luego se degradan, y más bien se extienda a suelos con vocación productiva.
Advierte que en caso de que se expanda la frontera agrícola bajo esta misma
lógica, de favorecer a la producción soyera, el aporte para ampliar la
seguridad alimentaria será mínima y más bien se generará recursos para grupos
empresariales, asentados principalmente en tierras del oriente boliviano.
La exportación de soya hasta el mes de julio representó para
el país un ingreso de más de 400 millones de dólares y si bien es menor a lo
que se vendió en la gestión 2012, es el principal rubro de ingresos en el
sector de la industria manufacturera. Para tener una idea, basta observar que
el segundo rubro de ingresos son los desechos y amalgamas de metal precioso,
que representó un ingreso de casi 220 millones de dólares y de lejos está el
estaño metálico. La industria manufacturera se ubicó incluso por encima de la
extracción de minerales, luego de hidrocarburos.
Tomado de la prensa de Bolivia
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