Rabia
Nota descriptiva N° 99
Marzo de 2013
Datos y cifras
Hay rabia en más de 150 países y territorios.
Cada año mueren por esta enfermedad más de 55.000 personas,
principalmente en Asia y África.
El 40% de las personas mordidas por animales presuntamente
rabiosos son menores de 15 años.
En la gran mayoría de los casos fatales de rabia humana, los
perros han sido la fuente de infección
La limpieza de la herida y la inmunización en las horas
siguientes al contacto con un animal presuntamente rabioso pueden evitar la
aparición de la enfermedad y la muerte.
Cada año más de 15 millones de personas en todo el mundo
reciben tratamiento profiláctico posexposición con la vacuna, para prevenir la
enfermedad. Se calcula que de este modo se previenen cientos de miles de
muertes anuales por rabia.
La rabia es una zoonosis (enfermedad transmitida al ser
humano por los animales) causada por un virus que afecta a animales domésticos
y salvajes, y se propaga a las personas a través del contacto con la saliva
infectada a través de mordeduras o arañazos.
La rabia está presente en todos los continentes, excepto en
la Antártida, pero más del 95% de las muertes humanas se registran en Asia y
África. Una vez que aparecen los síntomas, la enfermedad es casi siempre
mortal.
La rabia es una enfermedad desatendida de poblaciones pobres
y vulnerables, en las que rara vez se notifican las muertes. Ocurre
principalmente en comunidades rurales aisladas, donde no se toman medidas para
prevenir la transmisión de la enfermedad de los perros a los humanos. La
subnotificación de la rabia también impide la movilización de recursos de la
comunidad internacional para eliminar la rabia humana transmitida por los
perros.
Manifestaciones
clínicas
El periodo de incubación de la rabia suele ser de 1 a 3
meses, pero puede oscilar entre menos de una semana y más de un año. Las
primeras manifestaciones son la fiebre, que a menudo se acompaña de dolor o
parestesias (sensación inusual o inexplicada de hormigueo, picor o quemazón) en
el lugar de la herida.
A medida que el virus se propaga por el sistema nervioso
central se produce una inflamación progresiva del cerebro y la médula espinal
que acaba produciendo la muerte.
La enfermedad puede adoptar dos formas. En la primera, la
rabia furiosa, con signos de hiperactividad, excitación, hidrofobia y, a veces,
aerofobia, la muerte se produce a los pocos días por paro cardiorrespiratorio.
La otra forma, la rabia paralítica, representa
aproximadamente un 30% de los casos humanos y tiene un curso menos dramático y
generalmente más prolongado que la forma furiosa. Los músculos se van
paralizando gradualmente, empezando por los más cercanos a la mordedura o
arañazo. El paciente va entrando en coma lentamente, y acaba por fallecer. A
menudo la forma paralítica no se diagnostica correctamente, lo cual contribuye
a la subnotificación de la enfermedad.
Diagnóstico
No se dispone de pruebas para diagnosticar la infección por
rabia en los humanos antes de la aparición de los síntomas clínicos, y a menos
que haya signos específicos de hidrofobia o aerofobia, el diagnóstico clínico
puede ser difícil de establecer. La rabia humana se puede confirmar en vida y
posmortem mediante diferentes técnicas que permiten detectar virus entero,
antígenos víricos o ácidos nucleicos en tejidos infectados (cerebro, piel), y
también en orina o saliva.
Transmisión
Las personas se infectan por la mordedura o el arañazo
profundos de un animal infectado. Los perros son los principales huéspedes y
transmisores de la rabia. Estos animales son, en todos los casos, la fuente de
la infección que causa las 50.000 muertes por rabia humana que se calcula
ocurren anualmente en Asia y África.
Los murciélagos son la principal fuente de infección en los
casos mortales de rabia en los Estados Unidos y Canadá. La rabia del murciélago
se ha convertido recientemente en una amenaza para la salud pública en
Australia, América Latina y Europa Occidental. Sin embargo, en estas regiones
el número de muertes por rabia transmitida por murciélagos es pequeño en
comparación con las provocadas por mordeduras de perros infectados. Los casos
mortales en humanos por contacto con zorros, mapaches, mofetas, chacales,
mangostas y otros huéspedes carnívoros salvajes infectados son muy raros.
También puede haber transmisión al ser humano en caso de
contacto directo de material infeccioso (generalmente saliva) con mucosas o
heridas cutáneas recientes. La transmisión de persona a persona por mordeduras
es teóricamente posible, pero nunca se ha confirmado.
Aunque es raro, también puede contraerse la rabia por
trasplante de órganos infectados o inhalación de aerosoles que contengan el
virus. La ingestión de carne cruda o de otros tejidos de animales infectados no
es fuente de infección humana.
Tratamiento
posexposición
La profilaxis posexposición (PPE) consiste en:
tratamiento local de
la herida, iniciado tan pronto como sea posible después de la exposición;
aplicación de una vacuna antirrábica potente y eficaz
conforme a las recomendaciones de la OMS;
administración de inmunoglobulina antirrábica, si está
indicado.
El tratamiento eficaz
inmediatamente después de la exposición puede prevenir la aparición de los
síntomas y la muerte.
Tratamiento local de
la herida
Un medio de protección eficaz consiste en eliminar el virus
de la rabia del lugar de la infección con métodos químicos o físicos. Por
consiguiente, resulta muy importante proceder rápidamente al tratamiento local
de todas las mordeduras y arañazos que puedan estar contaminados por el virus
de la rabia. Los primeros auxilios recomendados consisten en el lavado
inmediato y concienzudo de la herida durante un mínimo de 15 minutos con agua y
jabón, detergente, povidona yodada u otras sustancias que maten al virus de la
rabia.
Tratamiento
recomendado
La profilaxis posexposición que se recomienda depende del
tipo de contacto con el animal presuntamente rabioso (véase la tabla).
Profilaxis
posexposición recomendada
Tipo de contacto con un animal presuntamente rabioso
Medidas profilácticas posexposición
Tipo I –tocar o alimentar animales, lamedura sobre piel
intacta
Ninguna
Tipo II- mordisco en piel expuesta, arañazo o erosión leves,
sin sangrado
Vacunación y tratamiento local de la herida, de inmediato
Tipo III –mordeduras o arañazos transdérmicos (uno o más),
lameduras en piel lesionada; contaminación de mucosas con saliva por lamedura;
contacto con murciélagos.
Rápida vacunación y administración de inmunoglobulina
antirrábica; tratamiento local de la herida
La profilaxis posexposición es necesaria en todos los casos
de exposición de tipo I o II en los que se evalúe que existe riesgo de que la
persona desarrolle la enfermedad. Este riesgo es mayor si:
el mamífero agresor es de una especie que se sabe sirve de
reservorio o vector de la rabia;
el animal tiene mal aspecto o su conducta es anormal;
la saliva del animal ha contaminado una herida o mucosa;
la mordedura no fue el resultado de una provocación;
el animal no está vacunado.
En los países en
desarrollo, los datos sobre la vacunación del animal sospechoso no se deben
tomar en cuenta para decidir no iniciar el tratamiento profiláctico.
¿Quiénes corren mayor
riesgo?
La rabia canina constituye una amenaza potencial para más de
3300 millones de personas en Asia y África. El mayor riesgo lo corren quienes
viven en zonas rurales donde no hay disponibilidad o facilidad de acceso a las
vacunas e inmunoglobulinas humanas.
Los pobres corren mayor riesgo, puesto que el costo medio de
la profilaxis posexposición tras el contacto con un animal presuntamente
rabioso es de US$ 40 en África y US$ 49 en Asia, donde los ingresos diarios
medios son de aproximadamente US$ 1–2 por persona. Se calcula que la rabia
causa 20 000 muertes al año en la India (esto es, aproximadamente 2/100 000
personas en riesgo); en África, la cifra correspondiente es de 24 000
(aproximadamente 4/100 000 personas en riesgo).
Aunque pueden verse afectadas personas de cualquier edad, la
rabia es más frecuente en los menores de 15 años; por término medio, un 40% de
los tratamientos profilácticos posexposición se administran a niños de 5 a 14
años, en su mayoría varones.
También están en riesgo todas las personas con exposición
continua o frecuente o con un aumento de la probabilidad de exposición debido a
la naturaleza de su ocupación o lugar de residencia. Los viajeros que pasen
mucho tiempo al aire libre en zonas rurales de alto riesgo donde el acceso
inmediato a la atención médica apropiada sea limitado también se deben
considerar en riesgo, con independencia de la duración de la estancia. Los
niños que viven en zonas afectadas por la rabia o las visitan corren un riesgo
especialmente alto.
Prevención
Eliminación de la
rabia canina
La rabia es prevenible mediante vacunación. La estrategia
más rentable de prevención de la rabia humana consiste en eliminar la rabia
canina mediante la vacunación de los perros. La vacunación de los animales (y
en particular de los perros) ha reducido el número de casos de rabia tanto
humana como animal en varios países, y en especial en América Latina. Sin
embargo, los aumentos recientes de la rabia humana en algunas zonas de África,
Asia y América Latina indican que la rabia está resurgiendo como grave problema
de salud pública.
La prevención de la rabia humana mediante el control de la
enfermedad en los perros domésticos es un objetivo realista en gran parte de
África y Asia, y está justificada desde el punto de vista económico por el
ahorro futuro en profilaxis posexposición humana.
Inmunización humana
preventiva
Se dispone de vacunas seguras y eficaces para la
inmunización preventiva. Se recomienda la vacunación de los viajeros que pasen
mucho tiempo al aire libre, particularmente en zonas rurales, y realicen
actividades como ciclismo, acampadas o senderismo, y también de los viajeros o
expatriados cuya estancia en zonas con riesgo importante sea prolongada.
También se recomienda la inmunización preventiva de las personas que tienen
ocupaciones de alto riesgo, como los trabajadores de laboratorio que trabajan
con virus de la rabia y otros lisavirus vivos, y las personas que realizan
actividades que puedan ponerlas en contacto directo, por razones profesionales
u otras, con murciélagos, animales carnívoros y otros mamíferos de zonas
afectadas por la rabia. Como se considera que los niños corren mayor riesgo
porque tienen tendencia a jugar con los animales y pueden sufrir mordeduras más
graves o no notificar las mordeduras, conviene analizar la posibilidad de
vacunarlos si residen o visitan zonas de alto riesgo.
Respuesta de la OMS
Durante por lo menos tres décadas, la OMS ha bregado por
romper el “círculo de desatención” en materia de prevención y control de la
rabia, especialmente en los países de ingresos bajos e intermedios, a través de
la sensibilización, la realización de encuestas y estudios, y la investigación
sobre el uso de nuevos instrumentos.
La Organización sigue fomentando la prevención de la rabia
humana mediante la eliminación de la rabia canina y un mayor uso de la
profilaxis posexposición por vía intradérmica, que reduce el volumen y el costo
de la vacuna de cultivos celulares en un 60 a 80%.
La OMS apoya los objetivos de eliminar la rabia humana y la
rabia canina en todos los países de América Latina para 2015, y la rabia humana
transmitida por perros en Asia Sudoriental para 2020. En esta última región, un
plan quinquenal (2012-2016) se ha propuesto como meta reducir a la mitad el
número actualmente estimado de muertes humanas por rabia en los países
endémicos.
TOMADO DE OMS
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