Argentina: Subsidios a empresas explican todo el déficit
fiscal
Por Idesa - Apelando a un instrumento de excepción –un
Decreto de Necesidad y Urgencia– el gobierno explicitó el acelerado crecimiento
del gasto público. El déficit fiscal es un potente generador de inflación que
provoca inevitables presiones sobre el dólar. Más allá de que se adopten
paliativos, como oficializar el desdoblamiento cambiario, la cuestión más
importante y compleja es ordenar las cuentas fiscales. Agotada la alternativa
de seguir aumentando la presión tributaria, no queda otro camino que reducir
los subsidios a empresas públicas y privadas.
En el mercado cambiario se pone de manifiesto la
incertidumbre sobre la marcha de la economía. El testimonio más ilustrativo es
el dólar en el mercado informal que se mantiene en el orden de los $10, muy por
encima de los $6 que cotiza en el mercado oficial. Las inconsistencias se
reflejan en la exacerbación de viajes y compras en el exterior, creciente
pérdida de competitividad y vertiginosa caída en las reservas del Banco
Central. Frente a este panorama aparece la alternativa de oficializar el
desdoblamiento cambiario.
Sin embargo, el desafío más importante y complejo no es
modificar la política cambiaria sino ordenar las cuentas fiscales. Frente al
vertiginoso crecimiento del gasto público ya no alcanza con seguir aumentando
la presión tributaria y por eso se apela a una masiva emisión monetaria. La
abundancia de pesos se vuelca a la demanda de divisas lo que genera los
aumentos del dólar paralelo. Por eso si no se corrige el desequilibrio fiscal
no hay posibilidades de recuperar la estabilidad del tipo de cambio.
El crecimiento del déficit fiscal total, es decir el
desequilibro sin considerar como ingresos las transferencias desde otros
organismos públicos (ANSES, Banco Central y otros), responde a varios factores.
Pero uno de importancia superlativa son los subsidios a empresas públicas y
privadas. En este sentido, los datos del Ministerio de Economía muestran que:
• En el año 2009, el déficit fiscal total ascendió a $29 mil
millones y los subsidios a empresas públicas y privadas a $33 mil millones.
• En el 2012, el déficit fiscal fue de $90 mil millones y
los subsidios $99 mil millones.
• Hasta el mes de agosto del 2013, último disponible, el
déficit fiscal total llega a $58 mil millones y los subsidios a empresas ya
suman $79 mil millones.
Estos datos oficiales señalan con claridad que el sector
público nacional no presentaría déficit si no tuviera que hacerse cargo de los
problemas financieros de las empresas públicas (como Aerolíneas Argentinas,
AySA, operadores ferroviarios, Yacimiento Rio Turbio, etc.) y de los operadores
privados que administran servicios públicos con tarifas retrasadas
(electricidad, gas, transporte público). Dicho de otra manera, la presión
tributaria récord es suficiente para financiar el Estado, pero no alcanza si se
pretende sostener con subsidios a las empresas públicas y privadas
deficitarias.
El déficit fiscal obliga a una emisión de moneda
desmesurada, que provoca inflación y ésta, a su vez, deriva en presión sobre el
dólar. Por un lado, porque suben los costos internos desalentando exportaciones
y exacerbando las importaciones (las más visibles son los viajes y los consumos
en el exterior a tipo de cambio oficial por medio de agencias de viajes y
tarjetas de créditos). Por otro, porque sube la demanda de dólares para
proteger los ahorros ante el aumento de los precios. Bajo estas condiciones
está garantizado el fracaso de las estrategias que vienen aplicando el
gobierno, como los controles de precios, tratar de inducir moderación en los
aumentos de salarios, el “cepo” cambiario, los obstáculos a la entrada de
importaciones o los impuestos a los viajes al exterior.
Reducir los subsidios económicos es de importancia
estratégica ya que implican una enorme masa de recursos públicos derrochados.
En algunos casos su eliminación depende de la decisión política de dejar de
impulsar proyectos inviables, como es el caso de Aerolíneas Argentinas. En
otros, la eliminación de los subsidios es más compleja de instrumentar porque
requiere actualizar las tarifas de los servicios públicos (luz, gas, agua,
transporte, etc.). Esto precisa, como paso previo, montar un esquema transparente
y bien controlado de tarifas sociales para no perjudicar a las familias más
pobres.
Es inevitable que el gobierno introduzca cambios en las
regulaciones cambiarias. Lo más probable es que se legalice el desdoblamiento
cambiario para que todos los gastos de turismo (por medio de agencias de viaje
y con tarjeta), algunas importaciones “superfluas” y el ingreso de capitales se
realicen a un dólar más alto. Pero se trata de una medida transitoria. Lo más
importante no es la política cambiaria sino mejorar la gestión del sector
público. El paso más urgente y prioritario es revisar con profesionalismo y
responsabilidad la arcaica y regresiva política de subsidiar a empresas
públicas y privadas. Tomado de envío de así somos de Córdoba ar
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