El Ártico sigue siendo peligroso Foto: RIAN Ksenia Fókina
El aumento de la temperatura del clima global ha provocado
un deshielo sin precedentes en el Ártico, haciendo posible la prospección y
exploración industrial de yacimientos de hidrocarburos en esa región.
En los últimos años es también más intensa la navegación
comercial en latitudes polares. Muchas navieras prefieren enviar sus barcos por
la Ruta Marítima del Ártico, que bordea la costa septentrional de Rusia. Esto
les ahorra muchos días de flete por un lado, mas por otro, supone importantes
riesgos adicionales.
El turismo extremo en el Ártico también va cobrando
popularidad. ¿Cómo pueden ser de graves las consecuencias de todo eso para el
Ártico y cómo podríamos minimizar estos riesgos?
La actividad comercial en el Ártico no solo promete jugosos
beneficios, sino que también supone la necesidad de solucionar una serie de
importantes problemas. Cabe decir que el paso de los barcos mercantes a los
largo de la costa rusa del Ártico, por ejemplo, entre Hamburgo y Shanghái, les
ahorra unos seis mil cuatrocientos kilómetros y toda una semana de viaje, en
comparación con la ruta tradicional a través del canal de Suez. Hay bastantes
ofertas de cruceros turísticos en el Ártico. Sin embargo, el naufragio del
“Costa Concordia”, frente a las costas de Italia, ha sido un claro ejemplo de
las graves consecuencias que puede tener un accidente marítimo incluso en
latitudes cálidas. Imagínese lo que habría pasado si ese barco con tres mil
viajeros se hubiera ido a pique en una zona polar de difícil acceso, como las
inmediaciones de Spitsbergen o Groenlandia…
En invierno es imposible pronosticar el tiempo que se
requiere para llevar la ayuda necesaria al lugar del accidente. Y si el
naufragio ocurre en alguna parte del mar de Láptev, la pérdida del barco y
víctimas humanas pueden ser inevitables. En otras palabras, una gran intensidad
de cruceros marítimos en el Ártico encierra considerables riesgos para la vida
de los viajeros, aunque el mayor peligro es, por supuesto, para el medio
ambiente. El coordinador de política de gas y petróleo en el programa global
del Ártico de WWF, Mijaíl Babenko, señala:
–El deshielo se produce con más intensidad en verano. La
mayor tendencia es que disminuye la masa total de los hielos del Ártico. Este
fenómeno induce a muchos a pensar que el Ártico ya no es tan peligroso como
antes, pero no es cierto. En realidad, el hielo no es el único ni más
importante de los obstáculos para activar la gestión económica en el Ártico,
trátese de la extracción de gas y petróleo, el transporte de cargas o el turismo.
Los principales riesgos tienen que ver con los posibles derrames de crudo y gas
condensado, incluidos los escapes de gas submarinos, lo que puede dañar
gravemente el ecosistema del Ártico.
El ruido que producen los barcos e instalaciones petroleras
también es peligroso para el equilibrio de esa región. Nuestro experto precisa
que este ruido puede estresar y ahuyentar a los peces y animales marinos. Para
disminuir el posible efecto negativo, es necesario tomar las medidas
pertinentes, pero estas requieren una considerable inversión porque suponen la
instalación de equipos especiales y la construcción de barcos fundamentalmente
nuevos. Además, cualquier daño ocasionado a la naturaleza tendría consecuencias
más graves en el Ártico que en las regiones cálidas, donde el ecosistema se
recupera con más facilidad por causas naturales. El director del Centro de
Estudios del Ártico de la Academia de Ciencias de Rusia, Vladímir Pavlenko,
aclara:
–Salvo la Ruta Marítima del Norte, las vías de navegación en
el Ártico aún no están lo suficientemente estudiadas y mucho menos
recomendadas. Es cierto que se limpian de hielo en determinado lugar en algún
momento, pero el riesgo de víctimas humanas, pérdidas de barcos y daños al
medio ambiente, la flora y la fauna de los mares, el litoral, las islas y los
archipiélagos se mantiene todavía presente.
Es necesario minimizar este riesgo, lo que supone la
construcción de una infraestructura adicional, la conducción y monitoreo de los
barcos en cada punto concreto y el desarrollo de nuevos principios tecnológicos
para combatir los derrames de petróleo.
Dentro de dos años, en 2016, entrará en vigor un código
polar especial que regule la navegación en el Ártico. Moscú tiene previsto
terminar en tres o cinco años la construcción de una infraestructura costera a
lo largo de la Ruta Marítima del Norte, con el doble objetivo de facilitar la
navegación y minimizar el riesgo de posibles problemas ecológicos. Tomado de la
voz de Rusia
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