Estudio de 2005 ya
advertía de contaminantes en Minas
Se detectaron tóxicos en huevos pero no se prosiguió la
investigación
N. GARRIDO En 2004, vecinos de Minas denunciaron un brote de
enfermedades respiratorias y una epidemia de hipertiroidismo. Un año después,
una investigación internacional detectó la presencia de tres contaminantes
peligrosos en huevos de gallina recolectados en campos cercanos a las
cementeras. Diez años después se vuelve a hablar de un auge de casos de cáncer,
sobre todo en niños y jóvenes.Un geólogo que pidió no ser nombrado dijo a El
Observador que el sector le ha manifestado su “preocupación” por el control y
seguimiento de la salud de los trabajadores y las poblaciones vecinas al
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y el Ministerio de Salud Pública desde
ese entonces. “Se han perdido diez años de seguimiento de las poblaciones
directamente afectadas”. El estudio fue desarrollado por la Red Internacional
para la Eliminación de Compuestos Orgánicos Persistentes y la checa Arnika
Association −que puso a disposición su laboratorio− en conjunto con las
organizaciones uruguayas RAPAL y Redes-AT.Esta investigación detectó la
presencia de bifenilos policlorados (aceites utilizados en transformadores y
condensadores), dioxinas (sustancias producidas en la generación de humos) y
hexaclorobenceno (sustancia química industrial). Los huevos de gallina de campo
recolectados dentro de un radio de dos kilómetros de distancia de las
cementeras registraron casi dos veces más bifenilos policlorados (PCBs) y
dibenzofuranos policlorados (PCDFs) que lo establecido por la Unión Europea
(UE). El nivel de PCBs encontrado fue de 3,75 picogramos (un picogramo es la
billonésima parte de un gramo); mientras que el máximo permitido es de 2
picogramos de equivalentes tóxicos por gramo. La cantidad de dioxinas excedía
el nivel de acción propuesto por la UE para esos químicos, así como el límite para
el contenido de dioxinas en grasa de huevo como alimento.María Cárcamo,
coordinadora de RAPAL, explicó a El Observador que estos indicadores daban
cuenta de una “contaminación importante” en la zona y que, si bien podían
coexistir varias fuentes, era determinante la cercanía a las fábricas. Muchas etapas del proceso productivo generan
y liberan polvo al ambiente y los hornos, sin filtros adecuados, expiden humos
cargados de tóxicos. El mismo estudio se practicó en Eslovaquia, Kenia,
Bielorrusia, India, Tanzania, Senegal y México. Los niveles de PCBs en huevos
recolectados en Minas eran comparables a los encontrados en un barrio cercano a
un basural en Senegal y cerca de un incinerador de residuos hospitalarios en
República Checa. El informe planteaba la necesidad de realizar mayores
monitoreos en todas las zonas industrializadas del país y de realizar un
inventario de liberaciones de PCBs. Según Cárcamo, ese estudio consiguió que
ANCAP se comprometiera a reemplazar el sistema de filtrado. Cementos Artigas,
por su parte, sustituyó parte del combustible fósil. “Pero el tema debería
estudiarse porque la gente de Minas está entre dos frentes de contaminación”,
apuntó. TOMADO DE EL OBSERVADOR DE URUGUAY
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