Martínez
Alier. Crecen los conflictos ecológicos y las injusticias ambientales
En nuestro
planeta hay actualmente más de 2.000 conflictos ecológicos. La mayoría son
provocados la demanda de energía y materiales de las clases medias y altas de
las sociedades avanzadas.
Así lo
concluyó el “Atlas Global de Justicia Ambiental”, realizado por un equipo
internacional de expertos, coordinados por investigadores del Instituto de
Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA) de la Universidad Autónoma de Barcelona
(UAB).
El “Atlas
Global de Justicia Ambiental” es una plataforma interactiva de mapas que
analiza más de un millar de conflictos ecológicos en el mundo, un proyecto que
quiere documentar 2.000 casos en el año 2015.
El atlas es
el resultado del proyecto europeo Environmental Justice Organizations,
Liabilities and Trade (EJOLT), dirigido por el catedrático de Economía de la
UAB, Joan Martínez Alier, con la participación de 23 universidades de 18
países.
El atlas,
elaborado entre activistas y académicos, aporta evidencias sobre “los
desequilibrios estructurales de poder en la economía global”.
“El atlas
muestra cómo los conflictos ecológicos están aumentando en el mundo por las
demandas de materiales y energía de la población de clase media y alta, y las
comunidades que reciben el mayor impacto son pobres, a menudo indígenas, y no
tienen poder político para acceder a la justicia ambiental y a los sistemas de
salud”, ha comentado Martínez Alier.
Según el
profesor de Economía, “el mapa muestra tendencias preocupantes, como la
impunidad de las compañías que cometen delitos medioambientales o la persecución
de los defensores ambientales, pero también inspira esperanza”.
Entre las
historias de destrucción ambiental y de represión política que se analizan en
el atlas se describen un 17% de los casos en los que se han ganado juicios
legales, proyectos que se cancelan y bienes comunes que han retornado a la
comunidad, según Leah Temper, investigadora del ICTA UAB y coordinadora del
atlas.
La
plataforma on-line del atlas permite buscar y filtrar entre un centenar de
campos para visualizar los conflictos -nucleares, de residuos tóxicos, de agua,
mineros…- por tipo de mercancía, compañía o país.
El
inventario de los casos de conflicto ambiental facilita, según sus autores, la
búsqueda de información, la interacción entre grupos de trabajo afines y el
aumento de la visibilidad de los conflictos.
Una de las
conclusiones del proyecto y del atlas es que los movimientos sociales de
justicia ambiental de base “son clave para conseguir que las formas de consumo
y producción sean más justas, equitativas y menos perjudiciales”.
Según
Temper, “sólo cuando las comunidades se planten contra la contaminación,
gobiernos y empresas cambiarán su comportamiento”. TOMADO DE ENVIO DE ECOSITE
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