CUIDAR EL AGUA ES FUNDAMENTAL PARA LA SEGURIDAD ENERGÉTICA Y
LA LUCHA CONTRA EL HAMBRE
La hidroelectricidad es la fuente de energía renovable más
importante a nivel global.
El agua, la energía y la seguridad alimentaria están
estrechamente ligadas, por lo que el cuidado de los recursos hídricos es clave
para continuar avanzando en la lucha contra el hambre, señaló la FAO.
El 22 de marzo se conmemoró el Día Mundial del Agua. Este
año su foco está puesto en el nexo entre el agua y la energía, un aspecto clave
si se considera que de todas las energías renovables, la hidroeléctrica es la
más extendida, representando el 16% de todas las fuentes energéticas actuales.
“Debemos comprender la interdependencia que existe entre el
agua, la energía y la seguridad alimentaria. El 75% del uso industrial de agua
se destina a la generación de energía. Si no gestionamos de manera sostenible
este recurso vital, no podremos avanzar hacia la erradicación plena del
hambre”, señaló la Representante Regional Adjunta de la FAO, Eve Crowley.
A nivel global, se estima que 780 millones de personas
carecen de acceso a agua potable y 2,5 mil millones carecen de servicios de
saneamiento, mientras que 1.3 mil millones de personas no tienen acceso a
electricidad.
Se estima que la demanda global de agua podría superar en un
44% los recursos disponibles anuales en 2050 y la demanda de energía podría
aumentar en un 50% de aquí a esa fecha. En términos de uso, la agricultura
representa la principal fuente de consumo de agua dulce (70%), el resto se
utiliza para uso doméstico (17%) e industrial (13%).
El agua y la energía en América Latina y el Caribe
En América Latina y el Caribe, hay una presión creciente
sobre los recursos hídricos, por factores climáticos como las sequías e
inundaciones y por actividades económicas que requieren mucha agua, como la
minería y la agricultura de regadío.
Todavía hay 35 millones de personas en la región sin acceso
a fuentes de agua potable y cerca de 110 millones sin servicios de saneamiento.
Según el Banco Mundial, en América Latina, un 45% del agua se pierde antes de
llegar al cliente.
A pesar de ser una región rica en recursos energéticos como
hidrocarburos, energía hidroeléctrica y biocombustibles, esta riqueza está
desigualmente distribuida: aproximadamente 34 millones de personas carecen de
acceso a los servicios modernos de electricidad.
Sin energía no hay agua y sin agua no hay energía
El agua necesita energía para ser purificada, transportada,
presurizada y depurada, mientras que la mayor parte de los procesos de
producción de energía requieren agua para aspectos como refrigeración y
extracción, entre otros. Se trata de dos recursos íntimamente ligados y que a
su vez impactan los sistemas alimentarios.
La FAO advirtió que los gobiernos deben crear políticas
energéticas que tengan en cuenta los nexos que existen entre la producción de
alimentos, la generación de energía y la sustentabilidad del recurso hídrico.
Las potenciales sinergias y oportunidades de estos tres
ámbitos son muchas:
• Sistemas integrados de producción de alimentos y energía
pueden cubrir las necesidades alimenticias y energéticas.
• Una gestión inteligente de las represas con fines de riego
y producción de energía puede permitir avances en seguridad alimentaria y
seguridad energética.
• Los agricultores pueden aprovechar el caudal de los
canales de riego y represas para generar energía.
• El uso de energías renovables permite la instalación de
bombas de agua para la producción agrícola en áreas remotas sin acceso a otras
fuentes de energía.
• Sistemas de cosecha de agua a pequeña escala, como la
cosecha de lluvias, pueden ayudar a conservar el recurso y entregar recursos a
zonas áridas.
Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe,
Santiago de Chile
Tomado de envió de pregón
agropecuario de ar
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