EL HAMBRE EN EL MUNDO ESTÁ DESCENDIENDO, PERO AÚN QUEDA
MUCHO POR HACER Sin subestimar los padecimientos que ocasiona en los países
con más pobres la carencia de alimentos, derivándola en la primordial causa de
la desnutrición de múltiples pobladores, no debemos
soslayar la advertencia de la FAO con la existencia del “hambre oculta” Por: Aldo Norberto Bonaveri
soslayar la advertencia de la FAO con la existencia del “hambre oculta” Por: Aldo Norberto Bonaveri
El hambre en el mundo constituye uno de los temas
recurrentes que se mantiene vigente a través del tiempo, la importancia que
reviste la asignatura justifica plenamente la preocupación de los estados
afectados y, la obsesión de la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación “FAO” por erradicarlo. El hambre crónica obedece
a varios factores, siendo dable indicar que la escasez de alimentos (que es
imprescindible prevenir) no es en la actualidad causante de la falencia.
Corresponde acotar que conforme al informe del Programa Mundial de Alimentos,
en el planeta se produce lo suficiente como para alimentar a las 7.000 millones
de personas que habitan por estos días la Tierra. Resultando pertinente
destacar que en el presente, la cantidad de alimentos producidos por cápita es
un 17% mayor a la de 30 años atrás; en tanto que la tasa de producción total de
los últimos 20 años se ha incrementado por encima del crecimiento demográfico. No
se puede desconocer que existen asimetrías significativas tanto cuantitativa
como cualitativamente en materia alimenticia entre las diferentes regiones del
mundo, no obstante es oportuno tener en cuenta el resultado que arroja el
Índice Global de Hambre en 2014 “GHI” (por sus siglas en inglés), el que
evidencia que la tasa del mismo en los países en desarrollo se ha reducido en
un 39% desde 1990. Sin subestimar los padecimientos que ocasiona en los países
con más pobres la carencia de alimentos, derivándola en la primordial causa de
la desnutrición de múltiples pobladores, no debemos soslayar la advertencia de
la FAO con la existencia del “hambre oculta”, rótulo con el que se sintetiza
los casos donde la persona tiene suficiente comida, pero la misma no le aporta
la cantidad necesaria de nutrientes. Dicha organización estima que más de 2.000
millones de personas padecen deficiencia de micronutrientes. La obesidad es un
flagelo que por lo general coligada con los países centrales, empero lo que
muchos desconocen es que en naciones subdesarrolladas residen el doble de
personas con sobrepeso y obesidad que en los países desarrollados. Sobre el
particular es válido señalar que en América Latina, Oriente Medio y África del
Norte, los índices de obesidad son equiparables a los de Europa, el porcentual
de Sudáfrica es más elevado que el del Reino Unido. Las estadísticas de la FAO
justiprecian en 842.000.000 (*) las personas hambrientas en el orbe, de ellas
aproximadamente 553.000.000 moran la región de Asia-Pacífico, aproximadamente
227.000.000 habitan en África, 47.000.000 viven en América Latina y el Caribe,
en tanto 16.000.000 en países desarrollados. Amerita comentarse que no son
pocos los casos en los que personas que cultivan la tierra son incompetentes de
alimentarse a sí mismos y a sus familias. Al respecto la FAO sentencia que
alrededor 50% de las personas que padecen hambre en el mundo pertenecen a
pequeñas comunidades de agricultores, radicados en zonas vulnerables a las
inclemencias del tiempo, frecuentemente damnificados por sequias e
inundaciones. Las Naciones Unidas solicitaron a los Gobiernos que en la medida
de lo posible, pongan énfasis destinar recursos para financiar investigaciones
orientadas a tecnificar a los pequeños agricultores rurales, en razón del rol
que están desarrollando en la alimentación de la humanidad y, el potencial
existente en dicho segmento con vistas a reducir el porcentual de famélicos. El
avance tecnológico en todos los ámbitos es fundamental para optimizar la
producción y, de ello hay evidencias elocuentes. Independientemente de los
logros registrados en materia genética y las investigaciones en las distintas
disciplinas de las ciencias aplicadas ya conocidas; cabe consignar que en la
actualidad existen sistemas de alerta temprana para predecir las tendencias de
la inseguridad alimentaria. En tal sentido una herramienta idónea es la Red del
Sistema de Alerta Rápida para Casos de Hambruna “FEWSNET”, (por sus siglas en
inglés) , creada por la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional
“USAid”, a posteriori de ocasionarse las hambrunas en el este y el oeste de
África. El sistema de marras, evalúa los precios de la producción de los
cultivos, el clima, la nutrición y los alimentos, teniendo como objetivo
primordial generar la información integral y por ende, expedir alertas sobre
posibles crisis alimentarias y hambrunas. No obstante la evidencia de los datos
consignados, la necesidad de adoptar todos los instrumentos que posibilitan un
incremento de la producción, resulta insoslayable reconocer que la humanidad en
su conjunto debe contribuir, con las posibilidades que a cada estado,
organización e inclusive individualmente nos corresponda y/o esté a nuestro
alcance. En tal sentido, la propia FAO calcula que el mundo desperdicia 1.300
millones de toneladas de alimentos anualmente. La cifra es abrumadora y tan
elocuente, indicándonos que es menester introducir modificaciones en materia de
políticas alimentarias y, la concientización generalizada de quienes habitamos
el planeta. A los efectos de tener una idea aproximada sobre la magnitud del
derroche, cabe señalar que si fuera posible aprovechar tan sólo un 25% de los
alimentos que se malogran y dilapidan en el mundo, sería factible alimentar a
todas personas hambrientas (*)Las causas de tanta disipación son una expresión
de la desigualdad; mientras en los países prósperos el desperdicio de comida
ocurre principalmente en el nivel minorista de la cadena, o incurre en el
consumidor; en los países en desarrollo tiene lugar en el proceso de
producción, por la no utilización de prácticas adecuadas, falencias en el
transporte y el manipuleo. El hambre en el mundo está descendiendo, pero aún
queda mucho por hacer. TOMADO D E ENVIO DE PREGON AGROPECUARIO
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