Pese a que esta nota
tiene varios años, conserva toda su vigencia en relación a las recurrentes inundaciones
urbanas y que lamentablemente no ha sido tenida en cuenta por los gestores
urbanos, que siguen prometiendo obras que nunca se concretan y si lo hacen no
resuelven los problemas existentes, cuando no los agravan. LOS FABRICANTES DE
INUNDACIONES ¿POR QUÉ SANTA FE SE
INUNDA CADA VEZ MÁS? Las
respuestas podrían variar entre: es una plaga bíblica, el cambio climático, la
ubicación geográfica, las hojas, basuras y los atentados que taponan los
desagües, la falta de obras, el fenómeno del Niño o la inacción de las
administraciones anteriores.
Considero por mi parte, que la principal razón de estos eventos, es
eminentemente antrópica y política, consecuencia de la ausencia de ordenamiento
del territorio, el irracional y perverso uso del suelo, la impericia técnica,
la especulación inmobiliaria y la casi inexistente y deficitaria gestión
ambiental del Estado.
Todo ello motiva que cada vez más, los vecinos de la ciudad
deban soportar los efectos perjudiciales y dañosos, derivados de cada
precipitación.
Ello
no es responsabilidad exclusiva de esta gestión municipal, sino que es un
problema reiterativo de vieja data, aunque en los últimos años este brete se ha
intensificado a niveles preocupantes, como intentaremos explicitar en el
presente.
Reitero que al histórico problema hídrico que acarrea la ciudad (otrora
manejable y solucionable), debemos sumar la ausencia de políticas de uso del
suelo urbano, el incumplimiento de la normativa vigente, la realización de
obras públicas y privadas ineficientes y sin los estudios de impacto ambiental,
la deforestación urbana y rural, reducción e impermeabilización de plazas y
paseos, todo lo cual ha desbordado y agravado
la situación, como lo ha documentado, después de cada lluvia, algunas
insignificantes, la crónica periodística.
GÉNESIS DEL PROBLEMA
1.-
Incumplimiento de la ley: Por la necesidad de espacio y viviendas, la ciudad
creció en las últimas décadas en forma caótica y anárquica, sin planificación
alguna de parte del Estado, con urbanización de áreas marginales de muy alto
riesgo.
Según Pepe ELIASCHEV: "Se consolidó la hegemonía de la
rentabilidad como centralidad urbanística: se protege aquello que deja ganancia
o -al menos- no implica inversión social, mientras que se estimula o tolera
todo tipo de arbitrariedad individual, aun cuando se agravie derechos
personales o normas comunitarias preestablecidas."
Las
normativas que trataron de minimizar los impactos, fueron y son reiteradamente
violadas, como el caso del DECRETO Nº 07317/67, entre otros, que dispone:
“No se
admitirán extensiones de usos urbanos en áreas comprendidas en antiguos lechos
de ríos o arroyos, no exentas de inundaciones. Tampoco se admitirán extensiones
de usos urbanos en lechos de crecidas ordinarias o extraordinarias, ni áreas
afectadas por posibles inundaciones cíclicas.” Estos reservorios, que tenían la
particularidad de retener y absorber agua, fueron reducidos a su mínima
expresión.
Los
nuevos loteos en la ciudad y localidades linderaS, sin verdaderos estudios de
impacto ambiental potenciarán las consecuencias negativas en los tiempos por
venir.
2.-
Edificios: La política edilicia enmarcada "en el contexto de una época
pautada por el imperio de un laisser-faire urbano que convirtió a las ciudades
en laboratorio ideal para concretar especulaciones inmobiliarias y aventuras
toleradas por una permisividad de mercado (y del Estado) sin límite"(Pepe
ELIASCHEV), derivó en que infinidad de amplios patios y centros de manzanas de
tierra de las viejas casonas, hoy devenidas en centenares de edificios, se
impermeabilizaran, perdiendo la capacidad de retención y absorción de agua,
acelerando la velocidad de escurrimiento hacia barrios de cota baja, los que se
inundan permanentemente y a perpetuidad.
Esa
zona, ubicada mayoritariamente dentro de las avenidas, tiene capacidad de retardo
CERO, lo que satura todas las cuencas y zonas deprimidas urbanas.
Según
el Arq. Osvaldo Guerrica Echevarría: “Las fundaciones de los edificios en
altura implican excavaciones de varios metros de profundidad que sobrepasan
largamente las dos primeras napas de agua. Es a través de estas napas que los
terrenos aún absorbentes acumulan el agua y la envían al estuario. La red de
bases de hormigón construidas, constituyen subterráneamente un verdadero dique
a la evacuación de las aguas de lluvia, retrasando y muchas veces impidiendo el
escurrimiento”.
3.-
Terrenos ferroviarios: Desde siempre estos espacios actuaron como reservorios y
fundamentalmente los zanjones del ferrocarril se comportaban como cuencas
naturales de escurrimiento de los excedentes hídricos, que como auténticos
arroyos urbanos transportaban importantes caudales en épocas de grandes
lluvias.
Esos
espacios, fueron desapareciendo o perdiendo esa finalidad, por la ocupación
privada o pública, su nivelación, relleno o alteo y la impermeabilización por
la construcción de playones y otras edificaciones.
Las
útiles ciclovías son un ejemplo de ello.
Las aperturas de calles para la interconexión vial, mediante
nuevos pasos a nivel sobre las vías, incrementó el problema. Por cuanto para su
realización en la mayoría de los casos, se optó por la solución más rápida y
económica, pero no la mejor.
Simplemente se construyó un talud de tierra, sin los caños
de escurrimientos o desagües suficientes, que provocaron la interrupción de los
flujos de agua, dando lugar a anegamientos en barrios que nunca habían sufrido
dicho problema, provocando conflictos entre vecinos de un lado y del otro de
las vías, que se acusan mutuamente de ser la causa del problema.
4.-
Desagües entubados: Estas obras faraónicas, ineficientes y caras como ningunas,
se inician, casi nunca se terminan, sea por faltas de fondos o fallas técnicas,
e intensifican los conflictos.
Por lo
general los entubados empeoraron el comportamiento de las cuencas y crean
obstáculos a la salida del agua, agravando las inundaciones.
Pese a que ello es sabido, los funcionarios siguen
prometiendo estas obras como “solución definitiva”, aunque aclarando que
costarán mucho y llevarán varios años (en otra gestión) terminarlas.
5.- Re-repavimentación: Producto de ella, “la calzada”
desapareció, y con ello la capacidad de acumular agua. El nivel de calle supera
en muchos lugares al de la vereda, con el consiguiente ingreso de líquidos a
las viviendas.
6.- Cavas: A lo largo de años, muchas de las cavas
existentes en zonas periféricas de la ciudad que actuaban como reservorios, se
fueron rellenando para recuperar dichos terrenos, sin que el Estado tuvieran
una política para los mismos. Ello, en algunos barrios generó un nuevo e
impensado problema con el escurrimiento de aguas.
SERVIDUMBRE DE INUNDACIÓN
Sin pretender agotar las causales del problema, señalo que
todas estas deficiencias y la falta de previsión, en forma aislada o conjunta
transformaron manu militari y de facto a amplios sectores y barrios de la
ciudad en una suerte de servidumbre de inundación, los que deben soportar los
excedentes hídricos, con pérdida de bienes y deteriores varios, y lo peor sin
contraprestación ni indemnización alguna.
La servidumbre de inundación referida, es una figura
técnico-jurídica para la gestión hídrica y sus excesos y se caracteriza por
tener uno o varios fundos dominantes y otros sirvientes.
La etimología del término proviene de esclavitud, estado de
siervo o sumisión. Graficando con precisión lo que ocurre en nuestra ciudad,
donde existen por estas políticas sectores que se han transformado en siervos
de otros y son obligados a soportar las recurrentes inundaciones.
Para efectivizar estas servidumbres, las mismas deben
constituirse mediante ley, convenios o actos administrativos, los que en estos
casos brillan por su ausencia, al igual que la contraprestación económica
pertinente.
En épocas de lluvias, el corazón de la ciudad (fundo dominante)
que no retiene el agua, la expulsa rápidamente hacia los terrenos deprimidos
(fundos sirvientes), que actúan como reservorios inundables, aunque de hecho en
el lugar habiten miles de personas, que sufren los perjuicios.
Con
poderes reales una parte de la ciudad se aprovecha de sus siervos sin nada a
cambio y sin una fuente generadora válida para ello.
Las
sucesivas administraciones municipales han consolidado a perpetuidad este
sistema de aprovechamiento y desigualdad irritante, las que con el tiempo se
van acrecentando pese a todas las promesas de mejoramiento de la situación.
Convengamos que las inundaciones son un problema de toda la comunidad,
por tanto las soluciones nunca podrán venir de la mano de manejos o directivas
autoritarias, de arriba hacia abajo, sin las debidas consultas, mediaciones y
participaciones de todos los sectores sociales, que comprenda los intereses,
necesidades y aspiraciones del conjunto.
En una
próxima nota hablaremos sobre las posibles soluciones al problema, entendiendo
que deberán ser más económicas, posibles, solidarias y equitativas de todo lo
que hasta ahora se viene planteando y prometiendo.
Por
último, lo dejo para que lo piense y me despido hasta la próxima aguafuertes.
Ricardo Luis Mascheroni
Docente e Investigador Universitario
No hay comentarios:
Publicar un comentario