Siempre guerrilleros, de bata blanca y alma que abraza
Así como aquellos que en plena guerra ejercieron la medicina
que cura pero también consuela, los doctores de la Cuba de hoy continúan
honrando y ensanchando la obra revolucionaria de la salud
Autor: Doctor José Ramón Machado Ventura |
Grupo de médicos guerrilleros del Ejército Rebelde, reunidos
en el periódico Granma, en 1967. Foto: Osvaldo Salas
La Revolución siempre ha concedido una extraordinaria
importancia a los problemas de la salud de nuestro pueblo. Tal es así que desde
el programa del Moncada ya se hablaba del estado de insalubridad en que vivía
nuestra población, de la carencia total de médicos.
Posteriormente, durante la etapa de la lucha armada, en la
lucha guerrillera, también a los aspectos de la salud pública o de la
asistencia médica se les dio el máximo de atención dentro de las posibilidades
que en aquellas condiciones se podían lograr.
Nuestros médicos, nuestro personal de enfermería, de lo poco
que disponíamos en aquellas condiciones, se ponía siempre a disposición de la
población campesina.
Después del triunfo del Primero de Enero de 1959, la
atención médica recibió un impulso extraordinario, no solo en el aspecto de
determinados recursos, en presupuesto, sino en obras, en inversiones, en
incorporación de trabajadores a las tareas de salud pública.
Y todo aquello se hacía en medio de una tenaz lucha.
Recordemos todos que la Revolución, desde sus primeros momentos, desde que
proclamó cuáles eran sus verdaderas intenciones –que era una verdadera
Revolución– tuvo que defenderse a capa y espada porque inmediatamente comenzó a
recibir todo tipo de agresión.
Hubo otros problemas que fueron muy difíciles también. La
salud pública socialista se tenía que desarrollar en otro marco. Todos
recordarán cómo era nuestra formación y también la de nuestro pueblo, solamente
se veía la medicina desde el punto de vista del enfermo, el enfermo para
curarlo y no se aplicaba para nada el concepto preventivo, el desarrollo de la
epidemiología, de las actividades de higiene, las campañas de vacunación. Se
formó el personal capaz de llevar adelante esta forma de ejercicio de la
medicina.
Ustedes tienen que haber oído los pronunciamientos de Fidel
al respecto: las necesidades que hay en el mundo de médicos y de profesionales
de la salud. Aquí podemos enviar médicos al extranjero y podemos no solo seguir
manteniendo nuestros niveles, sino superando nuestros niveles de atención.
Nosotros tenemos compañeros capaces, con experiencia, con
buena formación en todos los niveles de salud pública y confiamos en que
apoyados por el Partido; apoyados, como es lógico, por el sindicato, podrán
elevar a planos superiores el trabajo en nuestro país, por lo importante que es
esto no solo para nosotros sino por constituir o continuar siendo ejemplo para
otros pueblos del mundo que a diario fijan su vista en nuestra Revolución y sus
logros.
Quiero exhortarlos a que sigan luchando, a estrechar filas
con todos los factores que a diario intervienen en el trabajo de ustedes, que
en definitiva tiene un resultado, y es el beneficio para la salud de nuestro
pueblo trabajador, de nuestro pueblo revolucionario, de nuestro pueblo
internacionalista.
Fuente: Fragmentos del discurso pronunciado en la clausura
del iv Congreso Nacional del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la
Salud, en 1977. // TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA
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