La bióloga de la Fundación Bioandina y becaria doctoral del
CONICET, Rayén Estrada Pacheco, dialogó con Universidad sobre los alcances de
su investigación y la necesidad de seguir trabajando en la conservación del
cóndor andino.
Rayén Estrada Pacheco estudió la Licenciatura en Ciencias
Biológicas en la Universidad de Buenos Aires y desde hace once años es miembro
de la Fundación Bioandina Argentina, institución que lleva adelante el Programa
de Conservación del Cóndor Andino (PCCA).
En la actualidad, la joven bióloga es becaria doctoral del
CONICET y desarrolla su tesis sobre cómo afecta al cóndor andino la práctica
ganadera del uso de cebos tóxicos.
En diálogo con Universidad, Estrada Pacheco profundizó
acerca del trabajo que realiza todos los días en el laboratorio, al tiempo que
manifestó la necesidad de una mayor difusión de la labor que realizan desde la
Fundación Bioandina, dado que la preservación del cóndor andino se ha tornado
un desafío de conservación.
¿Cuáles son los principales desafíos que representa la
carrera de biología?
Nuestra carrera tiene muchísima carga horaria y hay pocas
opciones de cursos. Es por esto que se hace difícil trabajar y estudiar al
mismo tiempo. Además, la carrera ya de por sí lleva varios años. Si tenemos en
cuenta el CBC, la duración de la carrera se espera que sea de 7 años
aproximadamente. Esto, en lo personal, fue lo que más me costó ya que durante
toda la carrera tuve que trabajar y por eso me llevó un poco más de tiempo
terminarla. Es importante ser constante si uno está convencido de que es lo que
le gusta.
¿Cuál es la importancia de conservar al cóndor y en qué
consiste el PCCA?
El cóndor andino es una especie amenazada en nuestro país y
las causas que están llevando a la declinación de la especie son antrópicas.
Entre ellas, se encuentran los envenenamientos por uso de cebos tóxicos, las
intoxicaciones de plomo, disparos, trampas y cambios en su hábitat natural.
Esto, sumado a la baja tasa reproductiva de la especie (en las mejores
condiciones crían un solo pichón cada 2 o 3 años), hace que la supervivencia
del cóndor sea hoy un desafío de conservación. El PCCA se encuentra trabajando
desde 1991 en acciones que asistan a la conservación de estas aves. Se comenzó
por realizar estudios genéticos y documentar la población de cóndores en
cautiverio. Luego se desarrollaron programas de incubación artificial, técnicas
para criar aves en aislamiento humano y se generó un centro de rescate y
rehabilitación de cóndores silvestres que atienden casos de todo el país. A su
vez, se trabaja intensamente en la educación y difusión de la biología del
cóndor y de sus problemáticas de conservación. Hasta el momento, ha logrado
criar 65 pichones y liberar 176 cóndores en todo Sudamérica.
¿Cuál considerás que es tu aporte a la conservación del
Cóndor Andino?
Nos propusimos en mi tesis estudiar una de las problemáticas
que más está afectando al Cóndor: el envenenamiento por uso de cebos tóxicos.
Algunos pobladores ganaderos, no todos, utilizan agrotóxicos para envenenar
animales muertos con el objetivo de matar pumas, zorros o perros. El cóndor, al
cumplir su rol de carroñero, baja a alimentarse de estos animales muertos y
muere al consumir el veneno. En los últimos 2 años, al menos 90 cóndores
murieron debido a esta práctica. Estos números representan una pérdida
muy grave para las poblaciones naturales de cóndores.
Estamos estudiando cada uno de estos casos detalladamente. A
su vez, estamos realizando monitoreos de carroñas con cámaras trampas para
estudiar las interacciones entre las especies que se alimentan de este recurso
tan importante. También estamos realizando encuestas a ganaderos para conocer
los conflictos con predadores.
Con toda esta información podemos contarle a la sociedad
este problema para una mayor toma de conciencia, proponer planes de manejo y/o
propuestas en las prácticas ganaderas, y cambios en aspectos legales que
afecten a esta problemática.
// tomado de pagina
12 de ar
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