La producción de gas en el campo hidrocarburífero de
Incahuasi (archivo). | ABI
La caída del precio del petróleo estadounidense West Texas
Intermediate (WTI), de 70 a 53 dólares entre el mes de julio y noviembre,
tendrá un efecto negativo en la formulación del Presupuesto General del Estado
(PGE) 2019, dado que los ingresos del país dependen, en su mayoría, de la venta
de gas.
Especialistas consideran que a esto se suma la incertidumbre
de las exportaciones de gas a Argentina, país que multiplicó sus reservas hasta
convertirse en exportador.
Según el analista económico experto en presupuesto, Germán
Molina, la caída del precio del petróleo incidirá negativamente en el
presupuesto de los ministerios, además de los Gobiernos subnacionales como
gobernaciones y municipios. “El efecto es total en todo el sector público
boliviano”, agregó.
Molina explicó que otra consecuencia directa es el
incremento del déficit fiscal (mayores gastos que ingresos), que será superior
en relación a la gestión 2018. A la misma conclusión llega el economista José
Espinosa, quien prevé que este año cierre con un déficit fiscal del 8 por
ciento en relación al Producto Interno Bruto (PIB), es decir, al menos 3 mil
millones de dólares.
Espinosa argumentó que el déficit fiscal tiende a
incrementarse porque en 2019 es un año electoral, en el cual se contemplan
mayores gastos, además un programa de inversión y de transferencias más
agresivo.
Agregó que los fuertes gastos de Bolivia, por las deudas que
tiene, “le quitan disponibilidad de recursos al Tesoro General de la Nacional
(TGN) para proyectos de inversión en temas de salud, educación, infraestructura
e incluso en salarios”.
El analista indicó que, si los gastos no se compensan con
mayor exportación, existe la probabilidad del surgimiento de presiones sobre el
tipo de cambio y “nerviosismo en el sistema financiero”.
Aunque el PGE debió presentarse el 31 de octubre, hasta la
fecha el Gobierno no se ha manifestado al respecto.
Sobre el tema, Molina considera que esta demora puede estar
relacionada a la incertidumbre predominante en las negociaciones con Argentina
respecto a la venta de gas, dado que el vecino país manifestó su interés de
reducir los volúmenes adquiridos de Bolivia y, en los próximos dos años,
prescindir del producto boliviano. “No saben qué precio van a utilizar para
proyectar los ingresos”, dijo Molina.
Argentina vende GNL
Argentina espera la llegada de una barcaza de licuefacción,
que le permitirá ingresar al selecto grupo de los países exportadores de Gas
Natural Licuado (GNL) a partir de 2019. Esta situación representa una fuerte
competencia para Bolivia, pues hasta la fecha Argentina compra gas de Bolivia.
A inicios de octubre, el secretario de Energía de Argentina,
Javier Iguacel, manifestó el interés de su país de reducir los volúmenes de gas
importados desde Bolivia.
Sin embargo, el ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto
Sánchez, indicó que la producción de gas en Bolivia es más competitiva.
ARGENTINA TOMA FUERZA EN EL MERCADO
Argentina está adquiriendo eficiencia en Vaca Muerta, lo que
significa menores costos de producción de petróleo y gas natural, advierte el
especialista en hidrocarburos, Álvaro Ríos.
“Lo mismo ocurrió en EEUU con el ‘fracking’ y ahora es una
potencia mundial. Hay sobreoferta de gas en el mercado del cono sur (Chile,
Brasil y Uruguay) y ahora están buscando mercados en otras regiones del planeta
vía GNL”, dijo.
Añadió que “para eso, YPF ha contratado esta unidad flotante
de licuefacción que debía haberse instalado en Colombia hace años y se la
pondrá en Bahía Blanca. Sin duda que Argentina no deja de sorprender con los
costos y desarrollos de Vaca Muerta”. // tomado
de los tiempos de Bolivia
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