Las leyes de la termodinámica son lo más parecido a una
madre porque te prohíbe todo aquello que es divertido
Las leyes de la termodinámica son lo más parecido a una
madre porque te prohíbe todo aquello que es divertido, nos dice Antonio Turiel
en una reciente conferencia TED. Es una buena manera de explicarnos que por más
que queramos “producir” energía para satisfacer todas nuestras necesidades de
consumo, la energía no se “produce”, la energía se transforma y
consecuentemente toda forma de energía útil requiere de una forma de energía
previa aprovechable. Cuando la energía previa aprovechable comienza a escasear,
aparece nuestra madre a prohibirnos las cosas divertidas, como el automóvil,
los viajes en avión y esas frutas tan deliciosas que se producen al otro lado
de mundo.
Como energía y materia son la misma cosa, según nos explicó
el abuelo Albert hace unos cuantos años, también podemos afirmar que los
humanos en la Tierra no “producimos” nada (salvo hijos) y todo lo que tenemos
es gracias a la transformación de alguno de los frutos que la parte no humana
de la naturaleza produce.
Esto se hace cada vez más evidente a medida que las reservas
de los recursos no renovables se van haciendo escasos y los recursos renovables
comienzan a explotarse de una manera que hace imposible su renovación. Hace más
de cuarenta años los empresarios de la pesca y la forestación se dieron cuenta
de esto y comenzaron a hablar de “sostenibilidad”: se habían percatado que la
sobreexplotación estaba matando a la gallina de los huevos de oro.
Pero como la soberbia humana es infinita (a diferencia de
los recursos naturales), la humanidad creyó que era posible sustituir la
escasez de recursos naturales con tecnología, conocimiento y dinero. Así que
pretendimos extender los límites de la naturaleza tan lejos como nuestra
infinita soberbia e inventamos el oxímoron más famoso: el desarrollo
sustentable.
En ese plan, uno de los límites a extender fue la capacidad
de sacar petróleo hasta de las piedras. Literalmente. Entonces, con tecnología,
conocimiento y dinero nos dispusimos a llegar hasta un suelo de roca dura a más
de 3 kilómetros de profundidad para estrujar las piedras que contienen algo de
petróleo dentro de su maciza estructura. A esto le hemos llamado fractura
hidráulica o fracking.
Buena parte de los científicos cercanos al tema pensaron que
la tarea de triturar la roca era demasiado grande y que el esfuerzo energético
y económico que se requeriría para semejante obra no iba a compensar la
cantidad de petróleo que podría sacarse. Sin embargo, los banqueros y
financistas vieron en la promesa de extender los límites de la naturaleza a
fuerza de tecnología, conocimiento y dinero, la oportunidad de obtener
ganancias. Así que comenzaron a vender acciones a futuro de una cantidad de piedras
que prometían petróleo[i]
Las leyes de la termodinámica son como una madre, pero los
humanos aún no salimos de nuestra adolescencia y no hay nada peor que nos
prohíban algo para salir a hacerlo. Así que confiamos más en nuestro deseo y
ambiciones que en las leyes naturales y salimos a partir rocas.
El espejo en que mirarnos
Estados Unidos se ha convertido en los últimos años en la
vitrina mejor montada de la tecnología del fracking. La producción
petrolera no para de crecer; duplicó su producción en los últimos 10 años y aún
sigue creciendo en tiempos de flacos precios del crudo. La mayor parte de ese
crecimiento viene de los cientos de pozos de fractura hidráulica. Leemos un día
sí y otro también que Estados Unidos es la demostración de que el esquisto ha
venido a salvarnos de la crisis de suministro energético.
Pero hay un problema: las cuentas de las compañías
petroleras que se dedican al fracking no salen de sus números
en rojo. Al principio se pensaba que era un problema típico de curva de
aprendizaje; ya vendrían las ganancias genuinas cuando la mejora de la
tecnología y el conocimiento acumulado se expresara en eficiencia productiva.
Pero las deudas se acumulan más rápido que la experiencia.
Entre 2010 y 2014 las compañías de shale de
EEUU habían acumulado un flujo negativo de caja de 200 mil millones de dólares
según la Agencia Internacional de la Energía (World Energy Investment 2018). Un
reciente informe del Instituto para la Economía de la Energía y el Análisis
Financiero (IEEFA) y el Instituto Sightline afirma que solo en el primer
semestre de 2018 las compañías de fracking registraron un
flujo de caja negativo de USD 3.9 mil millones[ii]. Algunos analistas
del mercado petrolero estiman que la deuda actual acumulada de la industria
del shale en los EEUU es de 300 mil millones de dólares[iii]. “Para las
apariencias externas, la industria del petróleo y el gas de Estados Unidos está
en medio del auge de una década”, se lee en el informe el IEEFA y el Sightline
Institute. Sin embargo dice, “el auge del fracking en Estados
Unidos ha sido un fiasco de clase mundial”.
En América Latina varios países están mirando hacia
estos recursos para ganar dinero. Esperan que la industria del fracking les
ayude a equilibrar sus cuentas fiscales, obtener recursos financieros que les
permitan cubrir el gasto público y mejorar los ingresos de la sociedad. Pero,
si Estados Unidos, que es la meca del fracking, ha obtenido estos
negativos resultados ¿Hay alguna lección, aprendizaje, recaudos a tener en
cuenta para los varios países que en América Latina están apuntando al shale como
fuente de recursos energéticos y económicos?
Si la industria aún no es rentable en los Estados Unidos,
después de una década de perforación, importantes mejoras de eficiencia y un
fuerte repunte en los precios del petróleo, ¿será rentable alguna vez?
¿Qué hay en los países de América Latina que pueda hacer funcionar esto
que no funciona en Norteamérica?
¿O Hay algo intrínseco en la naturaleza de la perforación de
esquisto que la hace inviable energética y económicamente? ¿Será que las
tasas de declive abruptas en cortos períodos de tiempo requieren nuevas
perforaciones constantes para mantener la producción y consecuentemente
continuas nuevas inversiones? ¿Será que la cantidad de energía que se requiere
para obtener petróleo de esquisto es tanta o más que se obtiene del crudo
extraído?
El sector financiero de Estados Unidos descubrió como hacer
rentable económicamente para sí algo que no es energéticamente rentable para el
sector de la energía; creó una burbuja especulativa allí donde había promesas
de ganancias. Pero no hay caso. Mamá termodinámica apareció una vez más para
prohibirnos hacer aquello que nos resulta tan divertido: jugar a que el
conocimiento, la tecnología y el dinero pueden hacer más que lo que la
naturaleza puede hacer por sí misma.
*Gerardo Honty. Analista de CLAES (Centro Latino
Americano de Ecología Social)
Publicado originalmente en ALAI (12/11/2018) https://www.alainet.org/es/articulo/196461
[i] Un temprano
análisis de esta burbuja puede leerse en “Shale and Wall Street”, Deborah
Rogers en http://shalebubble.org/wall-street/).
[iii] (“Deep The
Denial”, Mike Shellman en https://www.oilystuffblog.com/single-post/2018/10/19/Deep-The-Denial)
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