En Abu Dabi, el Sumo Pontífice condenó toda forma de
violencia
Francisco, promotor de la paz
Ante 700 líderes religiosos, el Papa mantuvo la mirada
humanista que caracteriza su prédica. “O construimos el futuro juntos o no
habrá futuro”, dijo, y condenó el silencio mundial ante la crisis que lleva a
la muerte de millones de niños.
Francisco y el gran imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb,
suscribieron un documento conjunto.
Imagen: AFP
El papa Francisco cumplió ayer su primera jornada de visita
oficial a los Emiratos Arabes Unidos (EAU) y en cada uno de sus gestos y de sus
pronunciamientos formales quedó impreso el sentido del viaje: la preocupación
por la paz y la responsabilidad que en ello tienen las grandes religiones
universales. En su discurso ante el Encuentro Interreligioso en el Founder’s
Memorial, Francisco dijo que “he aceptado la ocasión para venir aquí como
creyente sediento de paz, como instrumento que busca la paz con los hermanos”
porque, subrayó, “estamos aquí para esto: querer la paz, promover la paz, ser
instrumentos de la paz”.
Para ello, sostuvo Jorge Bergoglio, es necesario “reconocer
los mismos derechos a todo ser humano” porque hacerlo es “glorificar el nombre
de Dios en la tierra”. Y por ese motivo, siguió diciendo el Papa, también “hay
que condenar sin vacilación toda forma de violencia, porque usar el nombre de
Dios para justificar el odio y la violencia contra el hermano es una grave
profanación”. Y para no dejar dudas sobre su posición Francisco remató diciendo
que “no hay violencia que encuentre justificación en la religión”.
Hablando ante aproximadamente 700 líderes religiosos en su
mayoría musulmanes pero con presencia de todas las confesiones, el Papa no se
alejó de la mirada humanista que caracteriza su prédica. “El enemigo de la
fraternidad es el individualismo” dijo y sostuvo que “la conducta religiosa
debe ser purificada continuamente de la tentación recurrente de juzgar a los
demás como enemigos y adversarios”.
“No hay alternativa” aseguró Bergoglio en otro pasaje de su
discurso leído en italiano. “O construimos el futuro juntos o no habrá futuro”
y “la religiones, de modo especial, no pueden renunciar a la tarea urgente de
construir puentes entre los pueblos y las culturas”, subrayó. Y de inmediato
reiteró el llamado al compromiso de las religiones, una tarea que él mismo
recogió de sus antecesores Juan Pablo II y Benedicto XVI. “Ha llegado el
momento de que las religiones se empeñen activamente, con valor y audacia, con
sinceridad, en ayudar a la familia humana a madurar la capacidad de
reconciliación, la visión de esperanza y los itinerarios concretos de paz”.
Para el Papa, sin embargo, “la paz y la justicia son inseparables” y “las
religiones tienen también la tarea de recordar que la codicia del beneficio
vuelve el corazón inerte y que las leyes del mercado actual (...) no favorecen
el encuentro, el diálogo, la familia, las dimensiones esenciales de la vida que
necesitan de tiempo y paciencia”. Pidió entonces Francisco que “las religiones
sean la voz de los últimos”, que “estén del lado de los pobres; que vigilen
como centinelas de fraternidad en la noche del conflicto, que sean referencia
solícita para que la humanidad no cierre los ojos ante las injusticias y nunca
se resigne ante los innumerables dramas en el mundo”.
Bergoglio cerró su discurso en el encuentro interreligioso
subrayando que “la fraternidad humana nos exige, como representantes de las
religiones, el deber de desterrar todos los matices de aprobación de la palabra
guerra” porque “ante nuestros ojos están sus nefastas consecuencias” para
agregar que “estoy pensando de modo particular en Yemen, Siria, Irak y Libia”.
Y pidió, con “el dulce poder de la oración” y “el empeño diario de diálogo”,
asumir un compromiso conjunto “contra la lógica del poder armado, contra la
mercantilización de las relaciones, los armamentos de las fronteras, el
levantamiento de muros, el amordazamiento de los pobres”.
También ayer en Abu Dabi el Gran Imán de Al-Azhar, Ahmad
Al-Tayyeb y el Papa Francisco suscribieron un documento conjunto sobre la
“fraternidad humana” en el que sostienen que “entre las causas más importantes
de la crisis del mundo moderno están una conciencia humana anestesiada y un
alejamiento de los valores religiosos, además del predominio del individualismo
y de las filosofías materialistas”, y advierten sobre lo que denominan
una “tercera guerra mundial a trozos”, de la que responsabilizan también al
“extremismo religioso y nacional”. Ambos líderes critican la injusticia en el
mundo, “la falta de una distribución equitativa de los recursos naturales” y un
“silencio internacional inaceptable” ante la crisis que “lleva a la muerte a
millones de niños a causa de la pobreza y el hambre”.
// tomado de pagina 12 de ar
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