Según los especialistas, el pasaporte de Vanuatu ofrece la
mejor relación calidad-precio Crédito: Instagram
PARÍS.- El dinero no hace todo. Pero ayuda bastante. Ese es
el mensaje que se desprende de la actitud de innumerables millonarios que,
enfrentados a las restricciones
de viaje debido al Covid-19, echan mano de cualquier subterfugio
para atravesar fronteras y cobijarse en los países más seguros.
Cuando todo comenzó, muchos súper ricos creyeron que podrían
violar las reglas establecidas en diversos países. Por ejemplo, ese grupo de
ciudadanos rusos y croatas -acompañados por bellas mujeres- que pagaron 125.000
dólares por un jet privado que los transportó el 4 de abril del
aeropuerto británico de Farnborough a Marsella. Pero el objetivo final, pasar
todo el confinamiento en la Villa Alang Alang, una mansión paradisíaca frente a
las aguas del Mediterráneo, terminó abruptamente con la decena de gendarmes y
policías de frontera que los esperaban en la pista, obligándolos a cerrar las
puertas, encender las turbinas del jet y regresar al sitio de donde habían
salido.
Lejos de darse por vencidos, los multimillonarios de los
países pobres compran ahora a precio de oro permisos de residencia y
pasaportes, recurso por excelencia que les asegura poder viajar a cualquier
sitio del mundo libre de virus y con excelentes servicios sanitarios.
"Las grandes fortunas de los países del Tercer Mundo se
vieron de un día para otro bloqueadas en su país en plena epidemia, cuando
tienen la costumbre de hacerse curar en el extranjero", explica Konstatin
Kaminsky, director de la sociedad Astons de Londres, que ofrece
"soluciones" en materia de ciudadanía.
En esos casos, la única opción ante el cierre de fronteras
es comprar un derecho de residencia: un "plan B" solo
reservado a los ricos. En ese mercado, existen pasaportes para todos los
perfiles. Los más caros son aquellos que permiten el acceso a mayor cantidad de
países. Por esa razón, el prestigio del sésamo otorgado por Estados
Unidos -cuyos ciudadanos no pueden entrar en Europa- se desplomó en pocos días.
Más negocios
Según los especialistas, el pasaporte de Vanuatu
ofrece la mejor relación calidad-precio. Otorgado por los servicios
postales en apenas un mes por 130.000 euros, es uno de los más baratos y más
rápidos de obtener. Con él, los hombres de negocios norteamericanos pueden
viajar a China, en momentos en que la relación entre Washington y Pekín empeora
día a día. El problema es que solo otorga una residencia de seis meses,
insuficiente cuando se trata de escapar a la pandemia.
Estrangulada por las deudas, la isla caribeña de Santa
Lucía emitió obligaciones a tasa cero, pero acompañadas de un pasaporte, si
el suscriptor se compromete a invertir 250.000 dólares en un período de seis
años. La isla ofrece incluso un segundo pasaporte a la persona que uno escoja.
Abandonada por los turistas, Barbados ofrece, a su vez, una visa de un
año a quienes ganen más de 50.000 dólares por año, para que se dediquen al
teletrabajo.
Pero el mejor recurso son los permisos de residencia,
especialmente europeos. Y después de que los de la isla europea de Malta se
agotaron, el mejor de todos es el de su vecina Chipre. Cerca de
Medio Oriente, con una población de 1,2 millones de habitantes, en la
isla mediterránea hubo solo 1000 casos de Covid-19 y sus hospitales
nunca estuvieron sobrecargados. El permiso de residencia, que puede convertirse
en pasaporte de la Unión Europea (UE) al cabo de unos meses, se obtiene a
cambio de dos millones de dólares de inversión inmobiliaria.
Un bañista se para en la orilla del mar mientras un jet hace
su descenso hacia el Aeropuerto Internacional de Larnaca de Chipre el 1 de
agosto de 2020 Fuente: AFP
En la industria de la ciudadanía, cada crisis representa una
ocasión comercial. Entre la pandemia y la crisis económico-política en Líbano,
las solicitudes se multiplicaron en los últimos meses: "Todas aquellas
familias que analizaban la posibilidad de adquirir una nueva nacionalidad se
decidieron este año", reconoce Konstatin Kaminsky.
Los clientes de países en crisis en general quieren realizar
esas gestiones con toda discreción. Lo hacen entrando en contacto con empresas
como Astons, asociadas a bancos locales que, en reuniones reducidas, invitan a
diplomáticos a explicar las ventajas de sus países. Una vez la decisión tomada,
Astons pondrá al cliente potencial en contacto con abogados en el futuro lugar
de residencia.
"Una segunda ciudadanía es mucho más que un estilo de
vida. Permite dejar de depender de las condiciones políticas, económicas,
sociales y medioambientales de vuestro país de residencia", se puede leer
en el folleto publicitario de Astons.
El argumento fue utilizado por Holanda, que propone
una llamada "visa de oro" contra una inversión de 1,25 millones de
euros en una start-up, con la posibilidad de obtener la nacionalidad tras
cinco años.
Por: Luisa Corradini
TOMADO DE LA NACION DE AR
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