El fenómeno que explica por qué el Atlántico es cada vez más grande y el Pacífico más pequeño
Los continentes a cada lado del Atlántico están cada día más
lejos NASA
Quienes viven en América están cada día más lejos de
quienes viven en Europa y África. Y no se hace referencia a una
distancia política o ideológica. Literalmente, los contenientes están
cada días más separados.
Cada año, las placas tectónicas en las que
están América de un lado, y Europa y África del otro, se apartan cerca
de cuatro centímetros. Los científicos saben que las placas se mueven
en sentidos opuestos, y que en las zonas limítrofes entre ellas la partes más
densas se hunden. La fuerza que causa esa
separación, sin embargo, es una pregunta que todavía no tiene una respuesta
definitiva.
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Ahora, en una reciente investigación, un grupo de sismólogos cree
que tiene una nueva pieza para armar ese rompecabezas. El hallazgo, además,
brinda nuevas pistas para comprender mejor los movimientos sísmicos que pueden
causar grandes desastres. Algunos expertos, aunque reconocen
la importancia del hallazgo, prefieren ser cautelosos con el alcance de
la investigación.
Una cordillera en el océano
En el fondo del océano Atlántico se erige la dorsal Mesoatlántica,
una extensa cordillera ubicada de manera equidistante entre
América de un lado, y Eurasia y África del otro. Esta cadena de montañas se
extiende por más de 16.000 km desde el sur de Islandia hasta
el sur de África.
La dorsal Mesoatlántica se extiende a lo largo de 16.000 kmUSGS
La cordillera alcanza hasta más de 1.500 km de
ancho y sus montañas pueden llegar a sobresalir por encima de
la superficie del océano, formando islas como Azores o Tristan da
Cunha. La dorsal Mesoatlántica es un a zona clave: es la frontera de
placas más extensa del planeta y también es un lugar donde se forman
nuevas placas.
Ahí es donde se encuentran los límites de las placas
Norteamericana y Sudamericana, que se mueven separándose de las placas
de Eurasia y África. Esa separación hace que el océano Atlántico sea cada vez
más amplio, mientras que el Pacífico, debido al avance de América, se va achicando.
Una cuña entre las placas
En este nuevo estudio, los investigadores descubrieron que
en esta cordillera hay zonas donde el material del interior de la
Tierra surge hacia el lecho marino. En concreto, son rocas que
provienen de más de 600 km de profundidad en el manto, la zona ubicada
entre el núcleo y la corteza terrestre.
UN VIDEO RESUME EN 40 SEGUNDOS MIL MILLONES DE AÑOS DE MOVIMIENTO CONTINENTAL
Este fenómeno, según los autores del estudio, genera que ese
material actúe como una cuña que se interpone entre las placas
y hacen que se separen aún más. “Este trabajo refuta las suposiciones mantenidas
durante mucho tiempo de que las dorsales oceánicas podrían desempeñar un papel
pasivo en la tectónica de placas”, dijo en un comunicado Mike Kendall,
geofísico en la Universidad de Oxford y coautor de la investigación.
“El estudio sugiere que en lugares como el Atlántico Medio,
las fuerzas en la dorsal juegan un papel importante en la separación de
las placas recién formadas”, explicó.
Los investigadores sumergieron 39 sismógrafos en una zona de
la dorsal Mesoatlántica UNIVERSIDAD DE SOUTHAMPTON
Señales inesperadas
Los datos de esta investigación fueron obtenidos a través
de 39 sismógrafos que los investigadores sumergieron en el fondo del
océano, en un área de la dorsal ubicada entre Sudamérica y África.
Durante casi un año, los movimientos detectados por estos sensores les
permitieron a los científicos notar las variaciones en la estructura en
el manto de la Tierra a 600 km de profundidad.
Cada tipo de onda que registra un sismógrafo está asociada a
un mineral distinto, así que con las señales que los investigadores
recibieron, pudieron notar que en la superfice había materiales que provenían
del manto. “Las señales observadas fueron indicativos de un surgimiento
profundo, lento e inesperado del manto más profundo”, aseguraron
los autores.
“Estos resultados arrojan nuevas luces en nuestra
comprensión de cómo el interior de la Tierra está conectado con
la tectónica de placas”, comentó Matthew Agius, sismólogo en la
Università degli studi Roma Tre, y autor principal del estudio.
Cautela
Para el geólogo Daniel Melnick, quien no
participó en la investigación, “lo novedoso del articulo es que presenta
por primera vez evidencia de transporte de material desde el manto
inferior (600 km) en una dorsal oceánica”. Esta investigación puede tener
implicaciones en el “entendimiento de los procesos químicos e intercambios
de calor en el interior de la Tierra”, le manifestó Melnick a BBC
Mundo, investigador del Instituto de Ciencias de la Tierra de la
Universidad Austral en Chile.
Melnick añadió que antes ya se había documentado flujo de
material entre el manto y la corteza en zonas de subducción, donde una placa se
hunde debajo de otra; y también en “puntos calientes” como
Hawái e Islandia, pero no en dorsales oceánicas. Otros expertos, por
su parte, también celebran los resultados del estudio, pero son cautelosos frente
a su alcance.
Las señales de los sismógrafos dieron indicios de materiales
que provenían del manto de la TierraUNIVERSIDAD DE SOUTHAMPTON
“Estos hallazgos añaden una pieza en el rompecabezas para
entender el flujo en el manto de la Tierra”, dijo al portal Live
Science Jeroen Ritsema, profesor en el departamento de Ciencias de la
Tierra en la Universidad de Michigan, quien no estuvo involucrado en el
estudio. Ritsema sumó que los autores hicieron un
“excelente” análisis, pero con un alcance limitado. El
profesor se refiere a que observaron solo una pequeña porción del fondo del
Atlántico, con lo cual no está claro si el fenómeno ocurre a lo largo
de toda la dorsal.
“Es difícil inferir el flujo de rocas a escala global en el
manto de la Tierra desde un solo punto de observación”, comentó
Ritsema a Live Science y agregó: “Es como mirar por el ojo de
una cerradura y tratar de averiguar qué muebles hay en la sala, en la cocina y
los dormitorios”.
Mejor preparados
Los hallazgos de esta investigación pueden ser útiles para
comprender mejor los movimientos de plactas tectónicas, y mejorar los sistemas
de alarmas de terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas, dicen
los autores. Las placas tectónicas también influyen en los niveles del mar, así
que estudiarlas permite calcular mejor los efectos del cambio
climático.
Para Kate Rychert, profesora de geofísica en la
Universidad de Southampton y coatura del estudio, sus hallazgos “tienen
amplias implicaciones en la comprensión de la evolución y la habitabilidad
de la Tierra”.
“También demuestra lo crucial que es recolectar datos de los
océanos”, comentó Rychert y aseguró: “¡Hay mucho más que explorar!”.
BBC
Mundo // tomado de la nación de ar
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