Pozos sin agua y camiones aljibes recorriendo los campos son
este verano una postal habitual en varias comunas del país, donde el
racionamiento es ya una realidad en los poblados interiores.
por Ximena Bertin, Marjory Miranda y Daniela Astudillo - Los
valles interiores de Monte Patria, en la Provincia del Limarí, son uno de los
más golpeadas por la sequía en la IV Región.
Exactamente diez botellas de agua, de seis litros cada una,
son las que la familia de Luis Alfaro reserva y usa cada día para el estanque
del baño. Otra cantidad similar utiliza en la cocina de su casa.
Vive en Potrerillo Alto, una localidad rural al interior de
Ovalle, en la provincia del Limarí, una de las zonas más golpeadas por la
sequía que se extiende ya por casi nueve años. Sin embargo, en todo este tiempo
de escasez, nunca en su pueblo habían llegado al punto de racionar el agua
entre las 1.500 familias que dependen de sistema de APR local, que él, como
presidente de la junta de vecinos, tiene a cargo. El pozo del pueblo se secó al
compartir la misma napa con los pozos de grandes exportadoras y viñedos
cercanos. “Desde las 19.00 a las 7.00 tenemos que cortar el suministro para que
se junte en el estanque y pueda llegarle agua a los vecinos de la parte alta,
tenemos que ser solidarios, aunque a ellos les llega como a las dos de la
mañana”, dice. En su casa se duchan a primera hora -cerca de las 7.00-, porque
rápidamente baja la presión y no se prende el calefón. “Vivimos con el agua
medida”, sentencia. En Guindo Alto, otra localidad al interior de Ovalle, los
vecinos tuvieron que profundizar en 10 metros el pozo del cual se abastecen.
“Hay varios pueblitos que ya no tienen agua, porque además tienen pocas
acciones para extraerla. Acá no es lleg ar y abrir la llave, hay que trabajar
para tomar un vaso de agua”, comenta Rodrigo Rojas, vecino de esa
localidad. “Necesitamos ayuda, creo que
el Gobierno, el ministerio (MOP) ha estado demasiado flojo. Nos urge una nueva
fuente de agua como es la desaladora”, añade. Tal como estas familias, son
muchas a lo largo del país que están sintiendo los efectos de la sequía, no
solo en términos productivos, sino que han visto restringido su acceso al agua
potable, especialmente en las zonas interiores, que han llevado al gobierno a
tomar medidas especiales, como declarar ayer zona de escasez hídrica en la
III y IV región. La superintendente de
Servicios Sanitarios (SISS), Magaly Espinosa, explica que esta herramienta
legal “permite realizar obras de emergencia, como pozos adicionales, o hacer
una inversión extra, solicitando solo el permiso de la Dirección General de
Agua (DGA). La autoridad también puede priorizar el abastecimiento de agua para
el consumo humano”. A pesar de ello, la preocupación sigue presente, no solo en
los campos que usan APR, sino también en los sectores urbanos que se abastecen
por medio de las empresas sanitarias. “Si no llueve pronto y en pocos meses
podríamos llegar a racionar agua en la ciudad, porque las personas no son
conscientes de que deben cuidarla. Nosotros hemos hecho campañas con carteles
para crear consciencia”, dice el alcalde de Ovalle, Claudio Rentaría. Según
Cristian Frene, director de la ONG “Agua
que has de beber”, el problema es más
grave. “Lavarse los dientes con la llave
cerrada no va a solucionar el problema para la gente de Coquimbo o Valparaíso,
aquí el problema son los grandes
volúmenes de agua que extrae la industria y que están dejando sin agua a la
gente”, asegura. A pesar de este difícil panorama donde la agricultura es la
principal consumidora de agua (ver infografía), la empresa Aguas del Valle, de
la IV Región, descartó por el momento racionamientos. “Hemos hecho esfuerzos
adicionales con obras para mantener la continuidad del suministro. Sin embargo
este invierno será clave para las futuras proyecciones”, dice Andrés Nazer,
gerente general de la sanitaria. En la V
Región ya son 19 comunas declaradas como zona de escasez hídrica, incluyendo
visitados balnearios como Zapallar y Papudo. Si bien en la actualidad no
presentan mayores dificultades, existe preocupación. “Indudablemente es
preocupante, porque la empresa Esval, saca agua de los mismos lugares desde
donde se presenta la escasez y si no hay soluciones rápidas, nos vamos a
encontrar con un problema muy complejo”, señala el alcalde de Zapallar, Nicolás
Cox.
En Catapilco los pozos ya se secaron. “Tuvimos que recurrir
al uso de camiones aljibe y comprar aguas a terceros, mayoritariamente de la
mismas cuencas de la ciudad”, explica José Luis Arraño, gerente de operaciones
de Esval. Tomado de la tercera por sugerencia en envio de boletín gal de chile
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