Cuidar los suelos,
sinónimo de seguridad alimentaria De los 11 millones de hectáreas que ocupan la
superficie total del país, se estima que casi siete millones son cultivables Autor:
Arianna Ceballo González | Autor: Laura Mercedes Giraldez, La erosión es uno de los fenómenos más comunes
que dañan el suelo.
Foto: Archivo
La degradación de los suelos es un fenómeno que generalmente
pasa sin demasiada importancia ante los ojos de la mayoría de las personas.
Quizá solo las que se encuentren más vinculadas a las labores agrícolas
comprendan en toda su magnitud las consecuencias que podría traer el continuo
deterioro de este recurso no renovable, cuya conservación resulta esencial para
la seguridad alimentaria. Paralelamente a la urgencia por incrementar prácticas
que propicien el uso sostenible de la tierra, también se vislumbra el reto de
expandir la producción de alimentos, ante una población mundial que va en
aumento. De acuerdo con un grupo de especialistas del Instituto de
Investigaciones sobre el Suelo del Ministerio de la Agricultura, en Cuba
existen suficientes áreas para lograr una producción agrícola razonable, pues
de los 11 millones de hectáreas (ha) que ocupan la superficie total del país,
se estima que casi siete millones son cultivables (de las cuales solo el 50 %
está actualmente en producción) y permiten la siembra de un amplio grupo de
cultivos. Los procesos de degradación (erosión, compactación, acidificación y
salinización) traen consigo el detrimento de los rendimientos agrícolas debido
al deterioro de las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos. Los
especialistas afirman que en nuestro país la erosión es uno de los fenómenos
que más incide. Se calcula que cerca de tres millones de hectáreas se
encuentran erosionadas. Mediante dicho proceso, la acción del agua y el viento
despoja al suelo de las capas fértiles, ocasionando su improductividad, por lo
que a menudo se afirma que es la forma más completa e integral de degradación. El
ingeniero agrónomo e investigador Nelson Castro explica que dicho proceso se
manifiesta con mayor fuerza cuando los suelos están desnudos (sin vegetación),
pues ante las fuertes lluvias, por ejemplo, se pierde gran número de partículas
que son arrastradas a los ríos y al mar. Uno de los factores que ayuda a
mitigar la erosión es precisamente la siembra de plantas y el esparcimiento de
cubiertas de hierba seca alrededor de ellas, para mantener el suelo protegido. Aun
cuando la salinización no sea uno de los procesos que de forma natural más se
manifieste en el país, sí se evidencia la salinización secundaria o antrópica,
a causa del manejo inadecuado de los suelos y del riego con aguas
mineralizadas, lo cual genera que la sal se acumule arriba y que, con el paso
del tiempo, las plantas no puedan absorber los nutrientes. Desde esta
perspectiva, el Doctor en Ciencias e investigador Juan Miguel Pérez expresa
que las labores del hombre para buscar mayor productividad a veces traen el
resultado opuesto. “También tiene que haber una mayor interrelación entre los
diferentes organismos que estudian un área —enfatiza—, porque si el Instituto
Nacional de Recursos Hidráulicos necesita hacer alguna operación en determinada
zona, debe consultar a Suelos antes para ver qué hay debajo de ella”. “Un
elemento que ayuda a contrarrestar la salinización —indica el Doctor en
Ciencias Dalmasio Bosh—, es hacer canales de drenaje, para que cuando se
riegue, el exceso de agua se vaya por ahí. De lo contrario, queda acumulada,
sobre todo en los terrenos muy llanos. Y entonces se dañan todos los cultivos,
excepto el arroz”. La compactación es otro fenómeno que afecta los suelos
cubanos y en el que tienen gran peso las acciones del hombre, cuando no se
adoptan las medidas necesarias en el manejo y aplicación de las labores
agrícolas. El empleo de equipos pesados, el sobrelaboreo y el uso de
implementos a la misma profundidad durante años, entre otros factores,
ocasionan la formación de una capa endurecida denominada por los expertos como
“piso de arado”. Nelson Castro agrega que en la labranza de la tierra se ha
abusado en el uso del arado de disco. Ello trae como consecuencia que se mezcle
el horizonte superficial de mayor reserva natural de nutrientes con las capas
profundas menos fértiles. “Todo eso va compactando el suelo, y ese piso que se
forma en ocasiones no deja pasar el aire ni el agua, entonces eso también crea
un problema de drenaje”. MEJORAR Y CONSERVAR LOS SUELOS Con el objetivo de
contrarrestar los efectos inmediatos de la degradación e ir previendo las
consecuencias a más largo plazo, se han puesto en práctica varias estrategias
en el país. El Programa Nacional de Mejoramiento y Conservación de los Suelos,
iniciado en el 2000 y rectorado por el Instituto de Suelos del Minag, es una de
ellas. “Anualmente se destinan 24 millones de pesos para este programa, con el
objetivo de financiar la implementación de medidas por los productores que
favorezcan la conservación de la tierra —comenta Nelson Castro. Son medidas
sencillas, donde se les orienta a los productores eliminar los surcos a favor a
la pendiente, hacer barreras vivas y muertas antierosivas, reducir los niveles
de laboreo del suelo para mantenerlo lo más natural posible, buscar coberturas
de pasto donde no se vaya a sembrar… Aún no se ha podido llegar a niveles más
complejos. En eso hay que buscar mayor efectividad y esas cosas requieren de
mucho control y fiscalización a nivel de territorio. El Programa Nacional
contra la Desertificación y la Sequía también forma parte de este proyecto”. Desde
esta perspectiva, también destacan las tareas que se impulsan de conjunto con
la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO) con el estímulo a la adopción de técnicas de conservación agrícolas, como
parte del Marco de Programación de País 2013-2015 entre Cuba y la FAO. Otro
elemento importante a resaltar es el estudio y mapificación de los suelos de
nuestro país, en el cual sobresale la labor de los investigadores del Instituto
de Suelos del Minag, entidad que cumplió este 24 de febrero 50 años de trabajo.
“Cuba es uno de los 32 países del mundo que desde 1965 tiene clasificación de
suelos propia; la mayoría utilizan la clasificación norteamericana o el
referencial mundial de suelos”, refiere Juan Miguel Pérez. El investigador
Nelson Castro agrega que en ese sentido Cuba “está a la vanguardia, pues en
América Latina nadie tiene un mapa de suelos a escala 1:25 000 (concluido en
1990)”, es decir, un mapa tan detallado. Los entrevistados también mencionan
los estudios de agroproductividad (relación suelos-cultivos), mediante los
cuales se conocen qué cultivos son favorables para cada tipo de suelos. Auque
su existencia no garantiza —como bien advierten los especialistas— que siempre
se usen correctamente y que se consulten con frecuencia. UTILIZAR LA Fertilización
MINERAL EN LOS LÍMITES PERMISIBLES El abuso de productos químicos, entre muchos
otros, es uno de los factores que a menudo se señala cuando de afectación de
suelos se habla.
“Toda fertilización con materia orgánica es buena —reconoce
Nelson Castro— al referirse al empleo de elementos agroecológicos. El problema
radica en las cantidades de las que disponemos. Para una agricultura extensiva,
en Cuba no tenemos suficiente materia orgánica. Por otro lado, la aplicación
del fertilizante mineral es obligatorio”. Los investigadores explican que gran
cantidad de nutrientes del suelo se exportan cuando se cosechan los cultivos.
“La extracción de los productos va más rápido que el proceso lógico de
liberación y formación de nutrientes, entonces la práctica internacional es
restituirle al suelo lo que se le extrae”, aclara Castro. Criterio similar
sostiene Dalmasio Bosh, para quien “la fertilización biológica no tiene
comparación porque es sana, sin contaminación para el ser humano. Pero
lamentablemente hay que convivir con la mineral, porque la demanda de alimentos
para la población es muy grande. Y debe utilizarse en los límites permisibles
para que no sean perjudiciales ni para los suelos, ni para las plantas, ni para
los seres humanos”. TOMADO DE LA GRANMA
DE CUBA
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