ESPECIAL: HORA DE
ALERTA ROJA POR CAMBIO CLIMÁTICO EN CHILE
Desastre climático del Norte: Los desafíos
socio-ambientales, locales y globales que nos plantea Santiago, 2015 , por Luis
Gallegos, editorial de Boletín GAL.- Según las informaciones oficiales, los
desastres de las tormentas en el Norte ya suman muchos muertos y desaparecidos.
Aparte de los miles de damnificados y de los millones de pesos de daños
producidos por el desastre climático, es incalculable el dolor humano que este
tipo de tragedias produce en nuestra gente. Nuestra profunda solidaridad con
todos y todas ellas. Lo primero que surge al sentido común de todos nosotros es
quién es el responsable de todo este drama. Y, por supuesto, también quién
reparará todo el daño producido en los bienes materiales y productivos y, sobre
todo, en el alma y el mundo social de nuestras comunidades afectadas. Claro, lo
primero que surge a nuestro imaginario colectivo es que la naturaleza
nuevamente nos eligió. O, también, que las autoridades y la clase política no
se dieron tiempo para prever o tomar las medidas oportunas. La verdad de fondo Todo ello puede ser
cierto, pero no es toda la verdad del fondo de toda esta tragedia. Y no lo es
simplemente porque uno de los mayores riesgos que está ahora y para las décadas
siguientes en nuestro entorno, es el cambio climático. Chile es uno de los
países vulnerables a este fenómeno, y cumple con siete de las nueve
vulnerabilidades que los científicos del IPCC de la ONU, han anunciado. El
calentamiento global es el desastre producido por el capitalismo, desde la
revolución industrial de 1850 en adelante, que está a la base de las tragedias
climáticas que hoy estamos viviendo en Chile y en el Mundo. Y este fenómeno generado por las
grandes empresas capitalistas y las grandes potencias mundiales, nos afecta
alterando nuestros climas locales, desestabilizando nuestros entornos
ambientales y afectando la regulación de los factores de la naturaleza y la
atmósfera. Si queremos encontrar responsables del dolor que hoy Chile padece
por estos desastres, entonces hablemos de las enormes empresas mundiales que se
resisten a reducir sus emisiones de dióxido de carbono, y de las grandes
potencias desarrolladas que se niegan a suscribir y comprometerse a acuerdos de
mitigación y adaptación al cambio climático. No son nuestros alcaldes,
intendentes y gobiernos los responsables de estas tragedias. Son los grandes
decidores de las políticas mundiales sobre el medio ambiente y el cambio
climático, los que se aferran a un sistema de gobierno global que mantiene un
sistema capitalista y, a su vez, el uso de los combustibles fósiles como fuente
de energía para sus grandes industrias.Entonces, ¿qué hacer ante estos poderes
globales que tanto daño producen en nuestro clima, en nuestro barrio, nuestra
comuna y a nuestras familias? La lucha
socio-ambiental ciudadana, democrática y climática La lucha socio-ambiental
ciudadana, democrática y climática. Esa es, en este Siglo XXI y hasta que
finalice, por lo menos, la única o la principal bandera que nos permitirá
enfrentar estos dramas que hoy nos asaltan.
La lucha contra los
poderes globales que se resistieron
en la Cumbre de Cambio Climático de Lima en diciembre 2014, o más conocida
como la COP 20, a suscribir un acuerdo de reducción de emisiones de CO₂
en sus países; la lucha contra quienes hoy se niegan a querer entender que si
en la Cumbre de Cambio Climático de París en diciembre 2015 o COP 21 no se
acuerda una drástica reducción de emisiones, simplemente estarían siendo los
verdugos de nuestra propia especie humana. Quizá no del Planeta Tierra, que
tiene suficientes recursos propios para adaptarse y recuperarse asimisma, pero
sí de todos nosotros, nuestras familias y nuestras comunidades.
Atender la emergencia, es lo prioritario
Por cierto, hay tareas inmediatas para atender nuestras
emergencias. Hay planes de contingencia que los gobiernos locales, regionales y
nacional han activado junto con los recursos necesarios para atender las
urgencias de estos dramas. Esperamos que ello se cumpla a cabalidad, con la
oportunidad y la eficiencia que la situación amerita. También, nuevamente, se
ha vuelto a poner en marcha esa hermosa solidaridad de nuestro pueblo en todo
el país y de los pueblos hermanos a nivel internacional. Nuevamente se ha
reavivado esa cálida esperanza de toda nuestra gente que se une a los
damnificados y les brinda su generosidad y apoyo para salir adelante con
fuerza, dignidad y amor. Pero también hay desafíos que nos corresponde como
ciudadanía. Y tales, son de carácter socio-ambiental. ¿Cuáles son esos posibles desafíos? Primero,
podríamos exigir el derecho a organizarnos como ciudadanía y como afectados,
junto al municipio y a otras instancias sociales, ambientales y políticas
locales, a fin de poder participar activamente en los planes de emergencia y de
reconstrucción de las zonas afectadas. Segundo, podríamos exigir el derecho
a la información y a la capacitación respecto a los conocimientos técnicos,
científicos y políticos del cambio climático que nos afecta. El derecho ciudadano
no solo es el de ser atendido por el Estado eficazmente ante estas emergencias,
también lo es el derecho a saber qué está ocurriendo exactamente con el clima y
el medio ambiente en nuestra comuna, el país y el Planeta.
Tercero, podríamos exigir nuestro derecho a participar en los
diálogos, análisis y elaboración de propuestas sobre los planes de prevención
ante desastres, adaptación al cambio climático e incidir sustancialmente en las
políticas públicas nacionales y locales relacionadas a estos temas.
Cuarto, podríamos exigir el derecho a participar como
ciudadanía en los procesos nacionales, regionales y globales sobre el cambio
climático, a fin de poder expresar nuestros testimonios, reflexiones y
sugerencias acerca de los impactos que el calentamiento global está produciendo
en nuestros territorios. Por ejemplo, las autoridades nacionales deberían
garantizar la asistencia de las organizaciones de los damnificados en las
reuniones públicas que convoque la Oficina de Cambio Climático del Ministerio
del Medio Ambiente; asimismo podríamos acceder, con apoyo del Ministerio de
Relaciones Exteriores y el del Medio Ambiente, a las cumbres globales que este
año se realizarán sobre el cambio climático, del mismo modo como lo han hecho
en cumbres anteriores los pueblos afectados de los países insulares en riesgo
climático, como las Maldivas.
Quinto, -y esto es muy importante- deberíamos exigir el
derecho, junto con las autoridades nacionales, a ser incluidos entre las
comunidades beneficiarias a los recursos financieros del Fondo Verde creado por
la ONU, precisamente para atender este tipo de desastres climáticos. Nuestra
emergencia y la reconstrucción de nuestras casas y localidades, no es solo
responsabilidad del gobierno de Chile. Este es un tema de implicancia mundial,
por tanto, la ONU y el Fondo Verde, deberían -mediante gestión urgente del
actual gobierno de Chile-, exigir el derecho de los damnificados del Norte a
ser beneficiarios de estos recursos mundiales. Este Fondo ha acumulado hasta el
momento más de 10 mil millones de dólares, dentro de una meta de 100 mil
millones de dólares. Atención, y este derecho no solo es para los damnificados
de los desastres del Norte, también es válido y operativo para los damnificados
de los incendios y la sequía del país, que también son impactos del cambio
climático.
Sexto, deberíamos generar alianzas, asociatividad y unidad
ciudadana junto a otros pueblos de países hermanos en riesgo climático de
América Latina y del Mundo, para enfrentar a quienes hoy son los responsables
del aumento de las emisiones de CO₂, a quienes hoy se resisten a
suscribir un nuevo acuerdo climático en la COP 21 de este año, y a quienes
indolentemente optan por sus jugosas ganancias capitalistas antes que el
bienestar de la humanidad y de nuestras poblaciones. Estas asociatividades
ciudadanas podrían tener como meta preparar propuestas concretas a nivel
nacional o regional para ser presentadas en la Cumbre Mundial de Cambio
Climático o COP 21, a realizarse en noviembre de este año en París, Francia.
(FIN) tomado de envio de boletín gal de chile
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