El dilema de la
resina La planta de destilación de resina de pino de Vueltabajo, con sus
almacenes abarrotados de producción terminada, y única de su tipo en el país,
solo ha conseguido vender 20 de las
más de 95 toneladas obtenidas desde su
puesta en marcha Autor: Ronald Suárez Rivas | Los almacenes de la planta se
encuentran abarrotados de producción terminada. Foto: del autor
PINAR DEL RÍO.—A cuatro meses de su reapertura, la planta de
destilación de resina de pino de Vueltabajo, perteneciente a la Empresa
Forestal Integral Pinar del Río, cumple sin dificultades sus planes
productivos. Sin embargo, después de un amplio proceso de reanimación
tecnológica, todavía no ha podido demostrar en la práctica la utilidad de la
inversión. Con sus almacenes abarrotados de producción terminada, la pequeña
industria, única de su tipo en el país, solo ha conseguido vender 20 de las más
de 95 toneladas obtenidas desde su puesta en marcha. Ello ocurrió en el mes de
diciembre y desde entonces, los tanques de colofonia y aceite de trementina,
los dos derivados de la resina de pino que en ella se logran, se han ido
acumulando sin que hasta el momento se les haya podido dar salida.
“Hoy tenemos producción estancada por un valor de 1 165 000
pesos”, precisa Carlos Alberto Robaina, su director. La situación no puede ser
más contradictoria. En noviembre del año pasado, durante su reinauguración,
directivos del Ministerio de la Agricultura aseguraban que la puesta en
funcionamiento de la planta tendría un importante efecto económico, dado que el
valor de la tonelada de resina de pino en el mercado internacional oscilaba
alrededor de los 800 dólares; en cambio, tras su procesamiento, se elevaba
hasta unos 2 000. Teniendo en cuenta la enorme diferencia, durante varios meses
se había trabajado en el montaje de una caldera de mucha más capacidad y de un
nuevo reactor, la ampliación de la piscina de enfriamiento para el reciclaje
del agua, la sustitución de válvulas y conductores de vapor, así como en el
mantenimiento constructivo de todas las instalaciones.
Unido a ello, se han venido garantizando otros
aseguramientos, incluyendo la resina de pino, que debe acopiarse en los bosques
próximos a su turno de tala. Como resultado de ello, entre septiembre del 2014,
cuando se iniciaron las pruebas de puesta en marcha, hasta el cierre del año,
se obtuvieron 25,52 toneladas de colofonia y 4,02 de trementina. En lo que va
del 2015, las cifras han seguido creciendo. De un plan de 55 toneladas de
colofonia hasta el cierre de marzo, se lograron 62,9, y de nueve de trementina,
se llegó a 9,7. De modo que todo indica que no habrá dificultades para alcanzar
las más de 250 toneladas previstas para el actual año entre ambos derivados. Según
los especialistas, ello implicaría superar ampliamente el récord de la
industria, que data de 1996 y asciende a 141 toneladas. “Hasta ahora, la planta
ha estado funcionando de manera estable. El flujo de materia prima por parte de
las empresas forestales, se mantiene. Los aseguramientos logísticos de otros
recursos como los tanques para el envasado, no han fallado. Mes tras mes
venimos cumpliendo y sobrecumpliendo los planes. El único problema que tenemos
está en las ventas”, comenta Daniel Infante, el jefe de producción. Con
múltiples aplicaciones en la industria química, la colofonia se emplea en la
fabricación de cosméticos y jabones, pinturas y barnices, fósforos, papel y
neumáticos, entre muchos otros. El procesamiento de la resina de pino incrementa
en más del doble el valor de cada tonelada. Foto: del autor
En tanto el aceite de trementina se utiliza principalmente
como diluente, y como desengrasante. De modo que su obtención en la industria
pinareña, estaría encaminada a cubrir la demanda nacional, para evitar
importaciones, e incluso a la comercialización en el exterior. Tras un proceso
inversionista que permitió una importante mejora tecnológica, con la que la
capacidad diaria de producción creció casi tres veces, esa debía ser la función
de la planta, que había estado detenida desde el 2011 debido al deterioro de su
equipamiento. Pero la realidad es otra. “Como no hemos podido vender la mayor
parte de la producción, tampoco hemos podido pagarles a las cuatro empresas
forestales que nos suministran la resina de pino. Hoy le debemos dinero a
todas”, reconoce el director de la planta. “Aunque los indicadores productivos
están bien, desde el punto de vista financiero hay una afectación. Esta
situación altera la secuencia de pago en el tiempo convenido, que es de 30
días, y hace que tengamos cuentas envejecidas”, añade. Unido a ello, el
estancamiento de decenas de toneladas de colofonia y de aceite de trementina
(75 en total), comienza a convertirse en un dolor de cabeza. “Una de las cosas
que más nos preocupan es dónde vamos a meter la producción, si esta situación
continúa”, lamenta Carlos. Con el propósito de encontrar una solución, el
directivo asegura que se han venido realizando gestiones con la empresa
Cubaexport, para tratar de encontrar un destino para los derivados obtenidos en
la planta. Pero, ¿por qué tanta demora? ¿Acaso
para la aprobación de la inversión —propuesta, diseñada y financiada por el
Ministerio de la Agricultura—, no se realizaron estudios de factibilidad en los
cuales se incluyeran los análisis del mercado? ¿Si se decidió poner recursos
financieros para incrementar esta producción por su calidad y de esa manera
evitar las importaciones, por qué tanta lentitud por parte de la empresa y el
Ministerio para establecer los contactos con las entidades nacionales que
pudieran necesitar este producto? Sin
que el problema haya sido resuelto, Carlos explica que en la actualidad se
trabaja en el acopio de los recursos necesarios para emprender una segunda
fase, dirigida a seguir incrementando la capacidad de la industria. Con ella,
asegura que se podría asimilar toda la resina de pino que aporten los bosques
pinareños, aunque aún no está claro lo que se haría exactamente con la
producción. Tomado de la Granma de cuba
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