jueves, 9 de abril de 2015

RESINA DE PINO DE CUBA


 El dilema de la resina La planta de destilación de resina de pino de Vueltabajo, con sus almacenes abarrotados de producción terminada, y única de su tipo en el país, solo ha conseguido vender 20 de las
más de 95 toneladas obtenidas desde su puesta en marcha Autor: Ronald Suárez Rivas | Los almacenes de la planta se encuentran abarrotados de producción terminada. Foto: del autor
PINAR DEL RÍO.—A cuatro meses de su reapertura, la planta de destilación de resina de pino de Vueltabajo, perteneciente a la Empresa Forestal Integral Pinar del Río, cumple sin dificultades sus planes productivos. Sin embargo, después de un am­plio proceso de reanimación tecnológica, todavía no ha podido demostrar en la práctica la utilidad de la inversión. Con sus almacenes abarrotados de producción terminada, la pequeña industria, única de su tipo en el país, solo ha conseguido vender 20 de las más de 95 toneladas obtenidas desde su puesta en marcha. Ello ocurrió en el mes de diciembre y desde entonces, los tanques de colofonia y aceite de trementina, los dos derivados de la resina de pino que en ella se logran, se han ido acumulando sin que hasta el momento se les haya podido dar salida.
“Hoy tenemos producción estancada por un valor de 1 165 000 pesos”, precisa Carlos Alberto Robaina, su director. La situación no puede ser más contradictoria. En noviembre del año pasado, durante su reinauguración, directivos del Mi­nisterio de la Agricultura aseguraban que la puesta en funcionamiento de la planta tendría un importante efecto económico, dado que el valor de la tonelada de resina de pino en el mercado internacional oscilaba alrededor de los 800 dólares; en cambio, tras su procesamiento, se elevaba hasta unos 2 000. Teniendo en cuenta la enorme diferencia, durante varios meses se había trabajado en el montaje de una caldera de mucha más capacidad y de un nuevo reactor, la ampliación de la piscina de enfriamiento para el reciclaje del agua, la sustitución de válvulas y conductores de vapor, así como en el mantenimiento constructivo de todas las instalaciones.
Unido a ello, se han venido garantizando otros aseguramientos, incluyendo la resina de pino, que debe acopiarse en los bosques próximos a su turno de tala. Como resultado de ello, entre septiembre del 2014, cuando se iniciaron las pruebas de puesta en marcha, hasta el cierre del año, se obtuvieron 25,52 toneladas de colofonia y 4,02 de trementina. En lo que va del 2015, las cifras han seguido creciendo. De un plan de 55 toneladas de colofonia hasta el cierre de marzo, se lograron 62,9, y de nueve de trementina, se llegó a 9,7. De modo que todo indica que no habrá dificultades para alcanzar las más de 250 toneladas previstas para el actual año entre ambos derivados. Según los especialistas, ello implicaría superar ampliamente el récord de la industria, que data de 1996 y asciende a 141 toneladas. “Hasta ahora, la planta ha estado funcionando de manera estable. El flujo de materia prima por parte de las empresas forestales, se mantiene. Los aseguramientos logísticos de otros recursos como los tanques para el envasado, no han fallado. Mes tras mes venimos cumpliendo y sobrecumpliendo los planes. El único problema que tenemos está en las ventas”, comenta Daniel Infante, el jefe de producción. Con múltiples aplicaciones en la industria química, la colofonia se emplea en la fabricación de cosméticos y jabones, pinturas y barnices, fósforos, papel y neumáticos, entre mu­chos otros. El procesamiento de la resina de pino incrementa en más del doble el valor de cada tonelada. Foto: del autor
En tanto el aceite de trementina se utiliza principalmente como diluente, y como desengrasante. De modo que su obtención en la industria pinareña, estaría encaminada a cubrir la demanda nacional, para evitar importaciones, e incluso a la comercialización en el exterior. Tras un proceso inversionista que permitió una importante mejora tecnológica, con la que la capacidad diaria de producción creció casi tres veces, esa debía ser la función de la planta, que había estado detenida desde el 2011 debido al deterioro de su equipamiento. Pero la realidad es otra. “Como no hemos podido vender la mayor parte de la producción, tampoco hemos podido pagarles a las cuatro empresas forestales que nos suministran la resina de pino. Hoy le debemos dinero a todas”, reconoce el director de la planta. “Aunque los indicadores productivos están bien, desde el punto de vista financiero hay una afectación. Esta situación altera la secuencia de pago en el tiempo convenido, que es de 30 días, y hace que tengamos cuentas envejecidas”, añade. Unido a ello, el estancamiento de decenas de toneladas de colofonia y de aceite de trementina (75 en total), comienza a convertirse en un dolor de cabeza. “Una de las cosas que más nos preocupan es dónde vamos a meter la producción, si esta situación continúa”, lamenta Carlos. Con el propósito de encontrar una solución, el directivo asegura que se han venido realizando gestiones con la empresa Cubaexport, para tratar de encontrar un destino para los derivados obtenidos en la planta. Pero, ¿por qué tanta demora?  ¿Acaso para la aprobación de la inversión —propuesta, di­señada y financiada por el Ministerio de la Agricultura—, no se realizaron estudios de factibilidad en los cuales se incluyeran los análisis del mercado? ¿Si se decidió poner recursos financieros para incrementar esta producción por su calidad y de esa manera evitar las importaciones, por qué tanta lentitud por parte de la empresa y el Ministerio para establecer los contactos con las entidades nacionales que pudieran necesitar este producto?  Sin que el problema haya sido resuelto, Carlos explica que en la actualidad se trabaja en el acopio de los recursos necesarios para emprender una segunda fase, dirigida a seguir incrementando la capacidad de la industria. Con ella, asegura que se podría asimilar toda la resina de pino que aporten los bosques pinareños, aunque aún no está claro lo que se haría exactamente con la producción. Tomado de la Granma de cuba 

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