UNA MEDICIÓN
ALTERNATIVA DE LA POBREZA EN ARGENTINA
El 23 de abril de 2014 el Instituto Nacional de Estadística
y Censos (INDEC) de Argentina discontinuó la publicación de la medición de
incidencia de pobreza e indigencia por ingresos monetarios. Ese día se debía
publicar la medición correspondiente al segundo semestre de 2013 del porcentaje
de hogares debajo de la línea de indigencia y de pobreza. Ya antes de esa
fecha, los datos correspondientes a esta medición estaban afectados por la
falsificación de las estadísticas públicas de los precios con los que se
calcula el índice de precios al consumidor (IPC). Como consecuencia, primero de
la manipulación y después directamente de la interrupción, el país no cuenta
con estadísticas públicas sobre pobreza e indigencia. La incidencia de la pobreza es un indicador
social importante que afecta no solo a la percepción pública del bienestar en
el país sino también a los programas y políticas publicas dirigidas hacia los
hogares con ingresos familiares inadecuados para el consumo necesario de
alimentos y otros bienes y servicios. La identificación de los hogares pobres y
su vinculación con los programas de asistencia pública que proveen beneficios y
servicios a las familias de bajos ingresos permite determinar, por ejemplo, si
estos programas están alcanzando a las familias más necesitadas. La evolución
en el tiempo del indicador no solo ayuda a proporcionar una imagen precisa de
su tendencia sino que también permite su evaluación periódica para determinar
si sigue cumpliendo con los fines previstos, identificar correctamente a los
hogares pobres en la población, y si se puede mejorar. Desafortunadamente, la
reconstrucción de las estadísticas de incidencia de pobreza e indigencia por
parte de la sociedad civil es bastante costosa. Para empezar se necesita de una
valoración de la denominada canasta básica alimentaria, calculada según
requerimientos calóricos, que define la línea de indigencia y la canasta básica
total que define la línea de pobreza. El valor de estas canastas se determina
actualizando mensualmente el valor de la canasta básica de alimentos del adulto
equivalente, determinado en 1985, utilizando la variación de precios del IPC de
la ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires según la composición de la
canasta. La extensión a otras regiones del país se hace a través de
coeficientes fijos, para las diferentes canastas, basados en un estudio de
paridades de poder de compra del consumidor realizado en el año 2001.
Idealmente uno debiera contar con variaciones en los precios utilizados en la
construcción del IPC para todo el país. El hecho es que la recolección de
precios con representatividad nacional o la actualización de las paridades del
poder de compra de los consumidores de las diferentes regiones del país es de
casi imposible implementación desde la sociedad civil. En lo que sigue se
propone una estimación alternativa de la incidencia de la pobreza que se basa
en los datos del INDEC de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) continua, la
canasta básica del tercer trimestre de 2003 y el índice de salarios (IS) nivel
general. La metodología es sencilla y consiste en deflactar los ingresos
familiares de los hogares en la EPH de cada trimestre para llevarlos a ingresos
del tercer trimestre de 2003 y luego comparar con la línea de pobreza de ese
trimestre que toma en cuenta la tabla de equivalencias con el “adulto
equivalente”.
La Figura 1 muestra la evolución de la tasa de incidencia de
la pobreza para hogares desde el segundo semestre de 2003 hasta el segundo
semestre de 2014 calculada a partir de la metodología descripta en el párrafo
anterior.
Figura 1. Evolución de la Tasa de Incidencia
Fuente: estimaciones propias. La diferencia entre el valor
de la tasa de incidencia del segundo semestre de 2003 de la figura (38.1%) con
los datos oficiales (36.5%) se debe a que el valor de la figura está calculado
como promedio simple entre los valores de la tasa de incidencia del tercer y
cuarto trimestre de 2003 mientras que el valor de la tasa de incidencia oficial
está calculado con la base semestral de la EPH que tiene las ponderaciones
adaptadas para que representen el total de la población en ese segundo
semestre. Como se observa en la figura la tasa de incidencia ha disminuido a lo
largo del tiempo hasta llegar al 18.2% en el primer semestre del 2013, momento
a partir del cual ha comenzado a crecer llegando a casi 21% en el segundo
semestre de 2014. Este 20.9% se corresponde aproximadamente con 1.7 millones de
hogares donde viven alrededor de 7.6 millones de personas. Casi 70% de estos
hogares pobres tiene un jefe con educación menos que secundaria completa.
Alrededor del 15% de los hogares pobres están localizados en los partidos del
Gran Buenos Aires. Un indicador alternativo que utilizan las agencias
estadísticas internacionales para describir a los hogares pobres, y que no se
basa en una canasta alimentaria, es el denominado índice de hogares en riesgo
de pobreza y/o exclusión social (ERPE), que mide el porcentaje de hogares que
no alcanza el 60% del ingreso familiar mediano equivalente. Este indicador
estimado para el segundo semestre de 2014 da alrededor de 24% validando de
algún modo el valor de 21% para la tasa de incidencia estimada para el
mismo
semestre. La Figura 2 muestra la desagregación de la tasa de incidencia por
aglomerado de la EPH en el segundo semestre de 2014. Como se observa en la
figura existe una amplia variabilidad en el porcentaje de hogares debajo de la
línea de pobreza. Santiago del Estero y Gran Resistencia tienen las tasas de
incidencia de pobreza más altas de todo el país mientras que Río Gallegos,
Ushuaia y la ciudad de Buenos Aires tienen las tasas más bajas. Figura 2. Tasa
de Incidencia de la Pobreza por Aglomerado (segundo semestre de 2014)
Fuente: estimaciones propias. La estimación del porcentaje de hogares por
debajo de la línea de pobreza propuesta es muy fácil de calcular y, a falta de
estadísticas oficiales, permite identificar y caracterizar a los hogares de
menores ingresos a través de las diferentes unidades geográficas y a lo largo
del tiempo. Por Martín González-Rozada tomado de envío de escenarios
alternativos
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