domingo, 12 de abril de 2015

ENERGÍA NUCLEAR algunas verdades ocultas

LOS APUNTES DE MANUEL LUDUEÑA – La cuestión nuclear: incertidumbre, imposición
antidemocrática y conquista Documento de trabajo elaborado por Manuel Ludueña No es fácil oponerse al uso de la energía nuclear, aun teniendo muchos argumentos científicos de peso. En particular, por ser la energía nuclear la más defendida y publicitada por medio del conglomerado investigación - empresas – fuerzas armadas - decisores políticos o el “complejo industrial militar” ([1]), amplificada con crecientes deudas de los países pronucleares para usos “pacíficos” de la misma. ¿Es posible una perspectiva diferente de la cuestión nuclear? A continuación se pasa revista al espectro nuclear para fundamentar el grado de incertidumbre en que se desarrolla, así como la imposición que los gobiernos megaproductivistas promueven como parte de una estrategia de dominación y de una conquista espacial que reitera el sistema decisional de la conquista de américa y de las invasiones bárbaras en aras de obtener recursos y amplificar la disposición
de residuos en tanto amplifican el  desinterés de la cuestión ecológica de la Tierra a otros planetas. No hay racionalidad sin previsión. No hay racionalidad en la avidez por sojuzgar. El origen de la energía nuclear está en la culminación del horror de la Segunda Guerra Mundial con las explosiones de las bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki ([2]) en 1945, a la vez que dio cuenta de la máxima lejanía existente entre el poder militar y las sociedades, entre el mayor desarrollo de dicha tecnología y la supervivencia planetaria, no obstante plantearse desde 1953 el slogan de “Átomos por la paz” en oportunidad de crearse la Organización Internacional de Energía Atómica ([3]).
 “Una de las grandes paradojas de la ciencia moderna” es que los seres humanos buscan vida en otros planetas mientras que las potencias nucleares del mundo mantienen y modernizan sus armas para destruir la vida en la Tierra”, Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU ([4]).
Tratados y Convenciones
El Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (1968) para inspeccionar que los materiales nucleares sólo se utilizan con fines pacíficos, la Conferencia de Desarme de las Naciones Unidas, foro de negociación multilateral sobre desarme, que elaboró el Tratado para la Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (1996) para promover el desarme y la no proliferación nuclear, asimismo la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos (1992) elaboró los principios sobre el uso de fuentes de energía nuclear en el espacio ultraterrestre y el Comité Científico de Naciones Unidas para el Estudio de los Efectos de las Radiaciones Atómicas informa sobre los niveles y los efectos de la exposición a radiaciones ionizantes y sirve como base científica para establecer medidas de protección y seguridad. Para tratar el peligro del terrorismo nuclear, las Naciones Unidas también han elaborado la Convención sobre la Protección Física de los Materiales Nucleares (1980), y el Convenio Internacional para la Represión de Actos de Terrorismo Nuclear (2005) ([5]).
Arsenal Mundial y Financiamiento
El arsenal mundial de armas nucleares no ha disminuido su peligrosidad aunque hoy sea 35 veces menor a las que existían en momentos de la Guerra Fría: 3.000.000 (tres millones) de bombas como las que aniquilaron Hiroshima ([6]). Cabe consignar que las bombas actuales son más pequeñas, más precisas y más fáciles de transportar, y son más que suficientes para destruir el mundo. Los países que actualmente poseen armas nucleares declaradas son EEUU, Rusia, Francia, China, India, Reino Unido, Pakistán y Corea del Norte. Países sospechados de poseer armas nucleares sin declarar son Irán e Israel. En 1976 Argentina comenzó a desarrollar un programa de desarrollo de armas nucleares pero tal programa fue abandonado en 1983. De las 65.000 armas activas en 1985, había alrededor de 20.000 armas nucleares activas en el mundo en 2002. Sin embargo, muchas de las armas "fuera de servicio" fueron simplemente guardadas o parcialmente desmanteladas, no destruidas. Un número significativo de las armas retiradas se encuentran almacenadas para su desmantelamiento (unas 3.000 en los EEUU y 5.500 en Rusia). En 2012 se estima que la cantidad total de armas nucleares existentes, incluyendo las almacenadas para desmantelamiento, se encuentra aproximadamente entre 19.115 y 19.465 unidades Las organizaciones no gubernamentales de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares - ICAN ([7]) analizaron el dinero existente detrás de las armas nucleares y revelaron en el informe “Don’t Bank on the Bomb” (“No financien a las bombas”) que desde enero de 2011, 411 bancos diferentes, compañías de seguros y fondos de pensión invirtieron 402.000 millones de dólares en la industria de armas nucleares de 28 países. Por su parte, el Grupo Internacional de Planificación para la Movilización de la Revisión 2015 del TNP considera que hay más de 16.000 armas nucleares en el planeta, 10.000 en el servicio militar y 1.800 en estado de alerta; EEUU y Rusia poseen el 93 por ciento del total.  “Todos los estados con armas nucleares están modernizando sus arsenales nucleares, manifestando la intención de mantenerlos en las próximas décadas”, señala. Los países con armas nucleares gastan más de 100.000 millones de dólares al
año en ellas, añade. El gasto en las armas de alta tecnología profundiza la dependencia de algunos gobiernos en sus arsenales nucleares y fomenta la creciente brecha entre ricos y pobres. En 2013 el gasto militar ascendió a 1,75 millones de millones de dólares, más que los ingresos totales anuales de la tercera parte más pobre de la población mundial. Solo en EEUU la modernización de las armas nucleares costaría 355.000 millones durante 10 años. Incluso, en las subsecuentes décadas, se conciben gastos mayores. De acuerdo con los investigadores de la Federación Americana de Científicos, "todos los estados con armas nucleares tienen programas ambiciosos de modernización de armas nucleares… que parecen tener la intención de prolongar la era nuclear indefinidamente". Cabe consignar que casi cualquier nación industrializada tiene la capacidad técnica para desarrollar un programa de armas nucleares en un período de pocos años. Los países con tecnología nuclear considerable e industrias de armas podrían hacerlo en uno o dos años o aún en un período más breve.
Cronología de una Difusión Tecnológica Fatal ([8]) 2 de diciembre de 1942:EEUU produce la primera reacción en cadena nuclear autónoma en Chicago.
16 de julio de 1945:EEUU realiza la primera prueba de una bomba nuclear a 100 kilómetros de la ciudad de Álamo Gordo, en Nuevo México.
6 de agosto de 1945:EEUU lanza la primera bomba atómica de fisión nuclear sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. La explosión mató a unas 140.000 personas y devastó un área de 14 kilómetros cuadrados.
9 de agosto de 1945:EEUU lanzó la segunda bomba sobre la ciudad de Nagasaki, a 300 kilómetros al sur de Hiroshima. Murieron más de 70.000 personas.
23 de septiembre de 1949:La Unión Soviética realiza su primera explosión nuclear en la estepa de Kazajstán.
1 de noviembre de 1952:EEUU hace detonar su primera bomba de fusión nuclear (Bomba H) en un atolón del Océano Pacífico.
3 de diciembre de 1952:Reino Unido realiza su primera explosión atómica en las islas australianas de Monte Bello.
13 de febrero de 1960: Francia realiza su primera explosión atómica en el desierto del Sahara.
16 de octubre de 1964:China prueba su primera bomba atómica en el polígono de experimentación nuclear de Lop Nor.
18 de diciembre de 1970: EEUU, nube radiactiva de Baneberry prueba subterránea que produce una fisura shock, donde los contaminantes se dispersan en 3 direcciones.
EEUU, nube radiactiva de Baneberry
Foto de la Oficina Administración Nacional de Seguridad Nuclear de EEUU. 18 de mayo de 1974:India efectúa su primera prueba nuclear en el centro de experimentación de Pokhram.
23 de marzo de 1983:EEUU anuncia los planes para poner en marcha el escudo espacial antimisiles (Guerra de las galaxias).
1993:La OIEA comienza a detectar casos de tráfico ilegal de plutonio y el uranio enriquecido.
5 de septiembre de 1995:Francia rompe la moratoria con un ensayo nuclear en Mururoa. En 1996 realiza su último ensayo atómico.
29 de julio de 1996:China realiza su último ensayo nuclear y se suma a la moratoria.
1998:India reanuda sus ensayos nucleares y Pakistán realiza sus primeras explosiones atómicas.
Febrero de 2004:Paquistán admite que ha vendido material nuclear a Libia, Irán y Corea del Norte.
8 de marzo de 2004:La OIEA confirma que tanto Libia como Irán violaron sus obligaciones en materia nuclear.
11 de febrero de 2005:Corea del Norte reconoce que cuenta con armas nucleares.
27 de febrero de 2005:Se revela que Irán planifica desde hace 18 años fabricar armas nucleares.
 Energía Nuclear en las Naves Espaciales ([9])
El 1 de septiembre de 1962, día clave para la historia de la exploración espacial, en el desierto de Nevada se efectuaba una prueba con un reactor nuclear de fisión; un minuto después de alcanzar su potencia máxima, las barras de combustible del reactor empezaron a fracturarse -material fisible fue expulsado a la atmósfera a través de la tobera-. Para ese entonces los motores nucleares térmicos prometían hacer realidad un viaje tripulado a Marte a principios de los años 80. La energía nuclear en un vehículo espacial se puede usar bien como parte de un sistema de propulsión, bien para generar electricidad, o bien para ambas cosas. El uso de la energía nuclear fuera de la Tierra se ha limitado a generar electricidad y calor en misiones donde la energía solar es escasa, más allá de la órbita de Marte, o en naves con un alto consumo energético. Los reactores nucleares pueden suministrar electricidad casi ilimitada.
 Sólo dos naciones han construido prototipos de motores nucleares operativos: los EEUU y Rusia. Sin
embargo, cada una eligió un diseño distinto para los reactores usados en motores cohete.
 El origen de los programas de motores nucleares de EEUU data de 1954, cuando la Fuerza Aérea (USAF) y la Comité Consejero Nacional para la Aeronáutica (NACA) estudian la posibilidad de usar este tipo de propulsión para lanzar misiles balísticos intercontinentales (ICBM). En 1955, la USAF considera que los cohetes nucleares deben ser una prioridad, por lo que el Ministerio de Defensa (DOD) empieza a destinar importantes sumas de dinero al proyecto. En 1958 se crea la Agencia Nacional Aeronáutica y Espacial (NASA) para gestionar el desarrollo de motores nucleares térmicos como opción para viajes espaciales.
 En 1959 comienza la serie Kiwi ("un pájaro sin alas"). En septiembre de 1962 la fatídica prueba del Kiwi B1B resultó dañada y se expulsó material fisible a la atmósfera. El siguiente ensayo, Kiwi B4A la erosión de las barras provocó la expulsión de material radiactivo al exterior. En 1965 la serie Phoebus fue introducida para verificar el funcionamiento de reactores de gran potencia. Las últimas pruebas serían de PEWEE-1 en 1968 y Nuclear Furnace en 1972.
 En 1960 se creó la Oficina de Propulsión Nuclear Espacial (SNPO, Space Nuclear Propulsion Office), gestionada por la Comisión de Energía Atómica (AEC, Atomic Energy Comission) y la Fuerza Aérea (USAF) para fomentar las aplicaciones del Proyecto Rover. Un año después nace el Proyecto NERVA (Nuclear Engine for Rocket Vehicle Application). Los reactores NERVA se denominaron NRX (Nuclear Reactor Experimental), siendo Aerojet el contratista principal y Westinghouse el subcontratista (finalizados en 1969).
 El último programa de motores nucleares estadounidenses seria el RIFT (Reactor In-Flight Test), gestionado por la NASA con la participación de las empresas Douglas, Martin, Convair y Lockheed. Los accidentes de las pruebas Kiwi B1B y Kiwi B4A sirvieron para poner de manifiesto el peligro de esta tecnología si se empleaba para utilizar en la atmósfera terrestre: los motores nucleares sólo podrían usarse en el espacio, donde, quizás, la radiación no pudiese dañar a nadie.
 En 1973, tras haberse gastarse entre 1.400 y 2.000 millones de dólares, todos los proyectos relacionados con motores térmicos nucleares fueron cancelados en los EEUU. La Casa Blanca y el Congreso veían en los motores nucleares una puerta por donde la NASA podía intentar el desarrollo de un programa tripulado a Marte durante los años 70. El adjetivo “nuclear” empieza a tener mucho prestigio en la opinión pública, a la par que los EEU habían ganado la carrera lunar.
 Mientras que Rover/NERVA construyó prototipos, la URSS diseñó motores operativos, aunque no se probaron en el espacio. Los dirigentes soviéticos del Consejo de Ministros de la URSS y el PCUS decretaron en  1956 los “trabajos para crear un misil balístico de gran alcance con motores atómicos”. En 1958, el Comité para la Técnica de Aviación (GKAT) construye un polígono de pruebas para reactores (en Baikal), a 50 km de la zona donde explotó la primera bomba atómica soviética, que se activa en 1976. Un año después se inaugura el segundo complejo de pruebas Baikal y, en 1978 comienzan las pruebas: 126 hasta 1986.
 Los generadores termoeléctricos utilizan el calor generado por la desintegración de cierta cantidad de un isótopo radiactivo (normalmente plutonio 238) para crear electricidad. Un total de 27 naves espaciales se han empleado para misiones que han viajado más allá de Júpiter; otras 4 sondas han sido para controlar la temperatura de las naves; también la sonda Galileo, que utilizaba 120 generadores con 2,68 g de plutonio cada uno. Además, 5 misiones Apolo los usaron en la superficie lunar para alimentar los instrumentos, único ejemplo del uso de estos sistemas en misiones tripuladas. La URSS, por su parte, lanzó un total de 34 reactores nucleares al espacio, 32 se emplearon para alimentar los satélites para la detección de los grupos de portaaviones norteamericanos en alta mar.
 No todo ha sido perfecto: en 1964, el satélite Transit 5BN-3 reentró en la atmósfera terrestre con plutonio 238, sin detectarse contaminación radiactiva a resultas del incidente; en 1968, el cohete que transportaba al satélite meteorológico Nimbus B1 falló y el satélite cayó a tierra, siendo recuperado y procesado para su uso en una misión posterior; el accidente más llamativo fue el del Apolo 13 cuyo módulo lunar (LM) Aquarius se desintegró con su plutonio 238 en el Pacífico sur, sin detectarse ninguna fuga radiactiva en la zona; la sonda marciana Mars-96 con 4 (cuatro) pequeños generadores con 17 gramos de plutonio 238 y 4 (cuatro) a base de polonio 210 se estrelló en una selva sudamericana, sin que se haya encontrado. Asimismo, los reactores rusos también protagonizaron accidentes nucleares espaciales famosos: 2 (dos) de ellos reentraron en la atmósfera terrestre contaminando la zona de caída con materiales radiactivos.
 La propulsión nuclear ha sido durante décadas candidata a revolucionar el futuro de la exploración tripulada del Sistema Solar. En los años 90, la iniciativa SEI (Space Exploration Initiative) y el Programa Prometheus en 2003, han sido los últimos intentos de la NASA por reavivar el interés hacia este sistema de propulsión. La energía nuclear se muestra como una herramienta imprescindible para las sondas espaciales, especialmente para aquellas que viajen más allá de Marte.
 En los últimos años, las reservas de plutonio 238 de la NASA para sondas espaciales han disminuido notablemente, y eso a pesar de haber comprado a Rusia abundantes reservas de este isótopo.
 En tanto la Agencia Espacial Federal Rusa ([10]) anunció que desarrollará naves espaciales propulsadas por energía nuclear. La exploración de Marte y la instalación de una base permanente en la Luna requiere, necesariamente, que la industria espacial desarrolle un nuevo sistema de propulsión y de suministro de energía que sea eficiente. Los rusos no son los únicos interesados en liderar la carrera espacial: las agencias espaciales de India y China han orientado sus programas con el objetivo de llegar a la Luna y al planeta rojo antes que EEUU. India tiene previstas sus primeras misiones tripuladas a Marte en 2015, mientras China proyecta llegar con un hombre a la Luna antes de 2024.
 Algunos científicos sostienen se está ante una tecnología madura capaz de ofrecer resultados en poco tiempo.
 Armas y Reactores Nucleares
 En 1956, en octubre, Gran Bretaña pone en funcionamiento la primera central nuclear comercial en el mundo. La planta denominada Calder Hall con una capacidad de generación de 196 MW, localizada junto a un complejo de instalaciones de procesamiento nuclear en las adyacencias de Windscale, sobre el Mar de Irlanda. El complejo es como Sellafield. El reactor, el primero de una serie de 4 (cuatro), es parte de un plan aún más ambicioso ([11]).
 En la década de los ´60, EEUU lanza el primer programa nuclear destinado a la generación de electricidad. Poco después, otros países industrializados siguieron el ejemplo llevando a cabo sus propios programas de construcción y explotación de centrales nucleares. La estabilidad económica, el fuerte crecimiento de la demanda eléctrica y sus prometedoras expectativas económicas fueron el motor del desarrollo de esta fuente energética ([12]).
 La crisis energética del petróleo de los ´70 proporcionó el impulso definitivo a la energía nuclear dentro de los planes energéticos de muchos países industrializados como Alemania, Canadá, Italia, Japón y la fuerte apuesta que realizó Francia. A su vez, otros países como Méjico, Brasil, Taiwan y Corea se prepararon para iniciar sus programas nucleares. No obstante, en la segunda mitad de la década de los ´70, hubo una crisis económica que estabilizó la demanda eléctrica. Los costos de inversión de las centrales nucleares en construcción se incrementaron y comenzó a surgir el movimiento antinuclear con impacto en la opinión pública.
 Al final de 2013 había en construcción un total de 72 reactores, la cifra más alta desde 1989. De ellos, 48 se encontraban en Asia, que sigue siendo el centro de las perspectivas de crecimiento a corto y largo plazo.
 En 2014 los 439 reactores nucleares se encuentran en funcionamiento. En nueve países, más del 40 por ciento de la producción energética procede de la energía nuclear.
 Plantas Nucleares
Nómina de los países con reactores nucleares operativos en el mundo al 31 de diciembre de 2013, en base al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ([13]), con el agregado de los países que abandonarían el desarrollo de plantas nucleares, los que tienen condiciones para fabricar armas y las que tendrían capacidad para desarrollar programas de armas nucleares:
 Ostrovets, Bielorrusia: Las obras de construcción en primera planta de energía nuclear del país a partir de septiembre de 2014. (Foto: Dirección de la central nuclear de construcción, Bielorrusia, en: https://www.iaea.org/newscenter/news/newcomer-expanding-nuclear-power-states-gather-annual-iaea-meeting)
 La proliferación de los reactores nucleares para producir electricidad aumenta los riesgos. Cada país que adquiere la capacidad de construir un reactor nuclear, puede también fabricar armas nucleares. Los reactores nucleares fueron creados para producir la materia prima para las bombas, y todos los reactores en actividad hoy en día están produciendo plutonio constantemente.
 En la última reunión de la OIEA, 2 de febrero de 2015, se destacó que en la actualidad, 30 países operan centrales nucleares, y aproximadamente el mismo número están interesados ​​en la adición nuclear en su mix energético. La energía nuclear produjo el 11% de la producción mundial en 2013. De los 30 países en que operan, 13 están construyendo ya sea nuevos reactores o completan construcciones suspendidas. Otros 12 están planeando construir nuevas plantas o completar los proyectos de construcción en suspensión. Entre los recién llegados se destaca que Bielorrusia comenzó la construcción de su segunda unidad en el sitio Ostrovets, y los Emiratos Árabes Unidos comenzaron a construir su tercera unidad en la Planta de Energía Nuclear Barakah en 2014. Bangladesh, Jordania, Polonia, Turquía y otros están avanzando en el camino hacia la energía nuclear ([14]).
 Según las proyecciones de la OIEA “de 2013 para 2030, se prevé que la capacidad mundial de generación de energía nucleoeléctrica aumente en un 17 % en la proyección baja y en un 94 % en la alta” ([15]). Esas cifras son ligeramente inferiores a las proyectadas en 2012, lo que refleja los efectos aún presentes del accidente en la central nuclear de Fukushima Daiichi (accidente de Fukushima Daiichi), los bajos precios del gas natural y el uso creciente de las energías renovables.
 En el Informe Anual de OIEA 2013 ([16]) se indica, entre otros, que “La explotación a largo plazo de las centrales nucleares es una cuestión importante para muchos países. Muchos de los reactores nucleares de potencia del mundo llevan entre 30 y 40 años, o más, en funcionamiento. La gestión de esos reactores en condiciones de seguridad a largo plazo plantea dificultades que es preciso evaluar y gestionar detenidamente”.
 Fuente: http://desenchufados.net/los-reactores-nucleares-cerrados-por-todo-el-planeta/
 Por su parte la World Nuclear Association publica un cuadro sobre “Reactores de Energía Nuclear y necesidades de uranio Mundial” ([17]) donde incluye los futuros reactores previstos en los planes y propuestas específicas para estar operando en  2030, datado al 25 de febrero de 2015. Sintéticamente:
 Reactores operables a febrero de 2015:
Reactores en construcción a febrero de 2015:
Reactores planeados a febrero de 2015:
Reactores propuestos a febrero de 2015:
Residuos radiactivos
 Algunos países extraen el plutonio (y otros isótopos útiles) de las barras de combustible en COGEMA de La Hague (en Francia) o en Sellafield (Reino Unido), que son las únicas plantas de reprocesado existentes en Europa. Ambas plantas vierten cantidades enormes de desechos radiactivos al mar:
 La planta de Sellafield vierte unos 8 millones de litros de desechos radiactivos cada día en el Mar de Irlanda. Este mar presenta uno de los índices de contaminación radiactiva más altos del planeta. Los niveles de contaminación en el área alrededor de Sellafield son superiores a los de la zona de exclusión de Chernobyl. La leucemia infantil es unas diez veces más frecuente en la zona que en el resto del Reino Unido ([18]). En dos pequeños pueblos del Estrecho de Menai (norte de Gales) se han detectado 43 casos de cáncer infantil, lo que supone 15 veces más que la media británica.
 Fuente: http://www.visitcumbria.com/wc/svc.htm (http://www.visitcumbria.com/wc/svc3.jpg)
 El centro de La Hague ([19]) vierte anualmente cientos de miles de metros cúbicos de desechos radiactivos en el Canal de la Mancha. La contaminación se extiende por el Mar del Norte y se puede medir incluso en el Océano Glacial Ártico. El riesgo de padecer leucemia infantil es en las cercanías del centro 3 (tres) veces superior a la media de Francia.
 Una de las soluciones existentes técnicamente viables para deshacerse de los residuos radiactivos denominados "de alta actividad" (los únicos que permanecen siendo muy radiactivos más de 300 años) consiste en enterrarlos en almacenamientos geológicos profundos. Existen otras soluciones en desarrollo para eliminar el volumen de residuos de alta actividad que quedaría tras su reprocesado. El más avanzado hasta la fecha es la transmutación.
 La OIEA declara que en 2013 comenzó a establecer proyectos relacionados con la gestión de desechos de actividad intermedia y la gestión de grandes cantidades de desechos, creando un foro para que los Estados Miembros intercambien experiencias. Propone que para la seguridad nuclear, se elaboren estrategias de restauración específicas para zonas urbanas y rurales contaminadas en relación con una amplia diversidad de condiciones ambientales, incorporando “la experiencia adquirida después de accidentes de centrales nucleares como los ocurridos en Chernóbil y Fukushima Daiichi, y se centran en los aspectos radiológicos y la repercusión de los factores tecnológicos, económicos y sociales en las decisiones asociadas a la restauración” ([20]). Agrega que “Las actividades de restauración y descontaminación en las zonas afectadas tras una emergencia nuclear o radiológica pueden producir en poco tiempo grandes cantidades de desechos con niveles relativamente bajos de concentración de actividad, como ocurrió después del accidente de la central nuclear de Fukushima Daiichi”; para los cual crea un Grupo de Trabajo que aborde, entre otros cuestiones importantes como “facilitar el proceso de concesión de licencias a instalaciones de tratamiento y almacenamiento de desechos”.
 En cuanto a Chernóbil el OIEA habría participado  a fin de integrar medidas de salvaguarda apropiadas. Indica que se prevé que la construcción de “la instalación de almacenamiento provisional de combustible nuclear gastado número 2” concluya en 2015 y que está previsto que el “nuevo confinamiento seguro” sobre la unidad 4 del reactor dañada quede concluido en 2016.
 Ubicación de terremotos en EEUU, desde 1568, junto con las 63 plantas de energía nuclear ([21]).
 Emisiones de Material Radiactivo de las Centrales Nucleares
 En el funcionamiento de las centrales nucleares se presume que se emite material radiactivo al medio ambiente, tal como emisiones gaseosas radiactivas por la chimenea y emisiones líquidas radiactivas al mar, embalse o río del que depende para su refrigeración. Las emisiones generan niveles muy bajos de dosis, debido a los tratamientos previos a su vertido y a la dilución producida tanto en la atmósfera como en los medios acuáticos. Varios estudios indican resultados contradictorios acerca de los niveles de dosis que podrían ser nocivos para la salud:
 Estudios de 1999 y 2001 del Instituto de Salud Carlos III ([22]) detectaron la existencia de una tasa inesperadamente más alta de cáncer de estómago en personas de ambos sexos en el entorno de la central nuclear de Garoña a partir de su puesta en funcionamiento
En un estudio del mismo instituto de julio de 2001 se constató que la mortalidad por cáncer de pulmón mostró un mayor incremento en las áreas en el entorno de 30 km en la vecindad de las instalaciones del ciclo del uranio.
En julio de 2003 fue publicado en la revista Occupational & Environmental Medicine ([23]) un estudio epidemiológico realizado por científicos de la Universidad de Alcalá de Henares y el Hospital Universitario de Guadalajara en el cual se concluye que el riesgo de sufrir cáncer se incrementa linealmente con la proximidad a la central nuclear de Trillo, pero no en la proximidad de la central nuclear de Zorita, y que el riesgo de padecer un tumor es un 71% superior en el entorno más cercano a la primera central nuclear (en un radio de 10 km alrededor de ésta) que en el área situada entre 10 y 30 km de distancia a la central.
El Committee on Medical Aspects of Radiation on the Environment ([24]), realizó en 2005 un estudio completo de todas las centrales nucleares en el Reino Unido acerca de la incidencia de cáncer en niños. Su principal conclusión indica que: la incidencia de cáncer infantil en la vecindad de todas las plantas de producción nuclear en Gran Bretaña no se encuentra evidencia de un incremento en el número de casos en cualquier área de 25km, que pueda incluir tanto la exposición primaria a descargas radiactivas como las secundarias debidas a la resuspensión de materiales.
Un estudio del Centro Nacional de Epidemiología (dependiente del Instituto de Salud Carlos III) de 1999 asevera que Ninguna de las plantas registra un exceso en el riesgo de mortalidad inducida por leucemia en ninguna de las áreas circundantes (se publicó en el número de octubre de la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention).
Por otra parte, el Instituto Nacional del Cáncer americano ([25]) indica que si el combustible y las estructuras de contención que utiliza una planta nuclear de electricidad sufren daños graves, los materiales radiactivos y la radiación ionizante pueden liberarse al medio ambiente. En los estudios realizados por el desastre en la planta nuclear de electricidad de Chernóbil (Ucrania, abril de 1986) el tiempo que se lleva la radiación del I-131 es de 8 días, causa que puede aumentar el riesgo de contraer cáncer de tiroides durante muchos años desde la exposición inicial, en ese caso permaneció elevado durante 20 años por lo menos ([26]).
Asimismo, la Agencia de Protección del Ambiente de EEUU, después de la fusión del núcleo de “Three Mile Island” (28 de marzo de 1979), la Comisión Reguladora Nuclear y otras agencias federales corrigieron los problemas evidenciados en los ámbitos de la formación del personal, diseño de reactores, y fiabilidad de los componentes para prevenir la recurrencia de otro evento, en particular: requisitos de diseño y equipos de la planta; programas de formación de operadores y personal, instrumentación y controles para el funcionamiento de la planta, y de idoneidad para el servicio de los trabajadores de la planta para protegerse contra el abuso de alcohol o drogas; preparación para emergencias; información pública sobre el rendimiento de la planta; reguladora controles, inspecciones y cumplimiento; autocontrol de la actividad; detección temprana de los problemas y compartir las lecciones aprendidas en los EEUU y en el extranjero ([27]), tratamiento semejante al realizado en “Fukushima” (2011).
 Difusión de la radiación emitida por la explosión de Fukushima (2011)
 El desastre de Fukushima llevó a muchos países a reconsiderar su política frente a la energía nuclear. Alemania tiene intención de abandonarla por completo y Francia también quiere reducir drásticamente su producción: un tercio en 20 años. Es mucho en relación a que actualmente depende en un 75% de esa fuente de energía. Si se pone en práctica plenamente, la idea podría forzar el cierre de hasta 20 de los 58 reactores a través de un proceso que llaman “le transition energetique”. Los 20 reactores a cerrar  podrían ser sustituidos por energía renovable, con lo que se mantendría la independencia energética de Francia y ser, a la vez, "estable y segura" ([28]). Hasta ahora sólo se ha designado una central eléctrica para el cierre -la planta de Fessenheim en la frontera con Alemania-.
 La actualización de las medidas de seguridad forzadas por Fukushima costará a Francia 10.000 millones de euros y se espera que los costos de mantenimiento de las plantas de energía nuclear aumentaran
drásticamente. A finales de 2.022, más de 1 de cada 3 reactores franceses habrá estado en funcionamiento durante 40 años o más. La empresa eléctrica estatal EDF planea extender la vida de los reactores de 40 a 60 años, no obstante los altos costos. Entre tanto, la EDF tenía previsto construir 2 nuevos reactores nucleares en Hinkley, en el oeste de Inglaterra, con ayuda china. Pero en Flamanville, Normandía, un nuevo reactor también diseñado por EPR está retrasado y muy por encima de lo presupuestado. La construcción de un segundo reactor de EPR en Francia también fue suspendida indefinidamente y no se prevén otras nuevas centrales nucleares.
 Plantas Desactivadas
 Al año 2009 se habían desactivado 122 reactores para generación de energía eléctrica. De ellos, 76 reactores, estuvieron conectados a la red durante 40 o más años. De acuerdo a las estadísticas del Organismo Internacional de Energía Atómica, se mantiene en funcionamiento una planta nuclear con 42 años de operación, una con 41, siete con 40 y cinco con 39.
 Desde el año 2000, se han desconectado más de una treintena de reactores en el mundo, entre ellos las unidades 1 y 2 de Hamaoka, en Japón, en 2009.
 De la treintena de países que han tenido o tienen plantas atómicas de generación eléctrica, son 18 países los que han cerrado alguna. EEUU (28), Reino Unido (26), Alemania (19), Francia (11). Luego estarían Japón (5), Rusia (5), Ucrania (4), Italia (4), Bulgaria (4), Canadá (3), Eslovaquia (3), Suecia (3), España (2), Armenia (1), Bélgica (1), Kazajistán (1), Lituania (1), Países Bajos (1).
 Algunos Casos de Cierres parciales de Plantas de Energía Nuclear ([29])
 08 de agosto de 2012 – El reactor nuclear Doel 3 de la Estación de energía nuclear en Bélgica fue cerrado el 8 de agosto del 2012 bajo la sospecha de que en uno de sus componentes se han encontrado anomalías.
 12 de agosto 2012 – La planta de Calvert Cliffs, al sur de Maryland, fue cerrado uno de los dos reactores porque una barra de control inesperadamente cayó en el núcleo del reactor, al monitorear un incremento gradual de la fuga no identificada en el reactor.
 12 de agosto 2012 – La planta de energía nuclear de Connecticut, Millstone Power Station, se cerró una de las dos unidades por incremento de la temperatura del agua de mar utilizada para enfriar la planta (se elevó a 76,7 º Fahrenheit, 24,83 º Celsius).
 Cierres parciales de la misma planta
 26 de febrero de 1996 - La planta Millstone se cierra cuando una válvula de escape forzó el cierre de las unidades 1 y 2 al encontrar varios fallos en los equipos.
 17 de abril de 2005 – La planta Millstone se cierra cuando una plaqueta de control de una línea de presión de vapor entra en cortocircuitado, con caída de presión en el sistema de vapor del reactor.
 07 de julio de 2009 – Millstone Reactor unidad 2, cierre superior a 72 horas.
 Septiembre de 2009 – 2 de la unidad se apagan cuando una tormenta eléctrica causa fluctuaciones de energía. Cuando los trabajadores trataron de reiniciar la unidad, descubrieron una pequeña fuga en la bomba de refrigerante del reactor.
 21 de diciembre de 2009 – Millstone Reactor unidad 3 cierre superior a 72 horas.
 09 de septiembre de 2011 – La Comisión Reguladora Nuclear de energía nuclear de Connecticut cerró dos reactores de la planta Millstone para detener una fuga de agua.
 12 de agosto 2012 – En Michigan, EEUU, Palisades se apaga debido a una fuga de refrigerante en las barras de control.
 14 de agosto 2012 – En Minnesota, EEUU, Prairie Island, se apagó uno de los dos generadores nucleares en la planta debido a que sus generadores diésel de emergencia sufrieron fugas de escape.
 14 de agosto 2012 – En Minnesota, EEUU, la unidad de la planta nuclear generadora de Monticello, que había estado operando a la capacidad del 10 por ciento, fue cerrado a causa de un tubo de escape dentro de la estructura de la planta de contención de concreto.
 16 de agosto 2012 – En Michigan, EEUU, una parte del Fermi 2 Sistema Informático Integrado de la planta falló, dando lugar a una pérdida de aproximadamente el 60 por ciento de los datos sobre el Sistema de Seguridad de visualización de parámetros, llevando a cerrar la planta.
 16 de agosto 2012 – Reactor nuclear de la Estación de Energía Nuclear Tihange, en Bélgica, fue detenido (Tihange 2) por tener una vasija de presión del mismo tipo que Doel 3 en la estación de energía nuclear Doel.
 16 de agosto 2012 – En el edificio de la turbina del reactor, Fukushima N º 1, Japón, se verificaron fugas de agua radiactiva por filtrarse agua altamente radioactiva desde el sótano del edificio de la turbina del reactor N º 3.
 18 de agosto 2012 – En Lothian del este, la Estación de Torness, Inglaterra,  fue cerrada por un incendio sin riesgo para el público durante el incidente.
 29 de octubre de 2012 - El Huracán Sandy (128 km / h) provocó el cierre de tres plantas de energía nuclear. Afectando a 6.000.000 de personas y puso en alerta sobre otras 11 instalaciones en la trayectoria de la tormenta.
 Noviembre de 2012 - Uno de los dos reactores de la central nuclear de Comanche Peak cerca de Glen Rose, Texas, EEUU, fue cerrado el viernes después de que una bomba de enfriamiento se sobrecalentó, “por la mañana temprano, cuando la demanda es especialmente baja”.
 En tanto, la Agencia Nuclear de Bélgica encontró grietas en las vasijas de dos reactores Tihange 2 y Doel 3 evaluadas como un fallo de fabricación. En Doel 3 se  encontraron 8.000 fisuras de unos dos centímetros. Ambos reactores fueron cerrados en forma permanente en agosto de 2014. La misma empresa holandesa ("Rotterdam Droogdok Maatschappij") que fabricó las vasijas de estos dos reactores belgas, también suministró este mismo material a otros 20 reactores en el mundo, razón por la cual la Agencia Federal Nuclear de Bélgica (AFNB) ha pedido el cierre "permanente" de esos veinte reactores nucleares -entre ellos Garoña (en Burgos) y Cofrentes (en Valencia), una decena en EEUU, 2 en Países Bajos, 2 en Alemania, 1 en Suecia y 2 en Suiza- si se encuentran “fisuras serias”. Se estima que la reparación es "prácticamente imposible"; nunca antes se ha cambiado una vasija de un reactor nuclear en ninguna parte del mundo por los riesgos de radiación y por el riesgo de provocar más fisuras en las paredes de la vasija.
 Las fisuras detectadas pueden deberse a un problema de calidad del acero empleado en la fabricación de las vasijas. Podría dar lugar "a un problema a nivel mundial" porque afectaría a todos los reactores de la misma generación que Doel y Tihange, es decir, alrededor de 350 de los que existen en todo el mundo ([30]).
 La economía de la Energía Nuclear
 La Asociación Nuclear Mundial (World Nuclear Association; WNA) publicó un estudio sobre “La economía de la Energía Nuclear” ([31]) donde concluye, entre otros, que el costo de la puesta en marcha, funcionamiento y desmantelamiento de una planta de energía nuclear es inferior a una de carbón (más competitivas en China, los EEUU y Australia), gas y de combustible fósil, a pesar de los relativamente altos costos de capital y la necesidad de internalizar todos los costos de almacenamiento y puesta fuera de servicio; ventaja que se habría perdido en la década de los 90 por la baja en los precios de los combustibles fósiles (fue la opción de menor costo. en Europa y EEUU). Toma como base estudios de la Unión Europea, de EEUU y de la OCDE.
 Se advierte que una construcción que insume períodos prolongados incrementa considerablemente los costos de la energía proveniente de plantas nucleares. Los costos de construcción de las centrales nucleares han sido tradicionalmente mucho más altos de lo estimado. En EEUU, un estudio de 75 de sus reactores nucleares muestra que los costos de construcción fueron más del 322% de lo presupuestado. También en la India, donde sus últimas 10 instalaciones han sobrepasado su presupuesto en una media del 300%. Parte del incremento de los costos de construcción se debe al aumento del tiempo necesario para la misma: de los 66 meses de media requeridos a mediados de los ´70 se ha pasado a una media de 82 meses (casi 7 años) entre los años 2000 y 2005.
 La elección de una planta de producción de energía es muy probable que dependa de la situación internacional de la balanza de pagos del país. La energía nuclear requiere de grandes capitales mientras que los costos del combustible son mucho más significativos para los sistemas basados en combustibles fósiles. Si un país como Japón o Francia tienen que decidir entre importar grandes cantidades de combustibles o invertir un gran capital en su país, sus costos pueden ser menos importantes que consideraciones económicas más amplias o políticas.
 El estudio hace estimaciones futuras atendiendo a cambios en los precios de los combustibles y advierte que para Francia, Rusia, Japón, Corea y Canadá los costos de una planta de energía nuclear son inferiores a una equivalente de carbón o gas, no así para EEUU donde sería significativamente más costosa la energía nuclear.
 El factor clave para los combustibles fósiles es el precio del combustible, mientras que la energía nuclear tiene una baja proporción del costo del combustible en el precio de la electricidad, y el factor clave es el  tiempo incurrido en la planeación y construcción, los costos de inversión. Incrementar el factor de carga beneficia más a la energía nuclear que al carbón. No obstante, un aumento en la demanda del combustible nuclear, significaría que los precios también lo harían, tendencia que se ha manifestado en los últimos años, y que, de seguir aumentando el número de consumidores no se prevé una disminución de los costos.
 Energías renovables frente a energía nuclear
 Un estudio más actualizado y orientado con una concepción más amigable con el ambiente analiza que una central nuclear tiene un costo de construcción de 4.000 millones de euros por cada Gigavatio de potencia instalado ([32]). En base a la producción media una central de 1 GW alcanzaría a producir 7.423 Gigavatios hora por año. Si se utilizaran los mismos 4.000 millones de euros para crear centrales con energía renovables, de las que habitualmente se dice que son demasiado caras y no rentables, tal como con energía eólica ([33]) se podrían instalar 6.666 Gigavatios de potencia eólica, es decir el equivalente a más de 6 (seis) centrales nucleares. Porcentualmente la energía eólica en una zona de viento de tipo medio bajo, produce un 180 % más de energía eléctrica que una central nuclear, en una zona con mejores niveles de viento podría duplicar dichos valores. Un balance completo de los costos tendría que considerar el periodo de vida útil de las centrales, los costos del combustible nuclear, los costos de la gestión y del almacenamiento de los residuos nuclear, en tanto para eólica, el costo del combustible es cero, inagotable y tiene menores gastos de mantenimiento relativo. La eólica, además de inagotable, podría producirse en muchos países.
 Con respecto a la energía solar fotovoltaica  el costo se sitúa en 1.200 millones de euros por cada Gigavatio de potencia instalada. Con los 4.000 millones de euros de costo de la central nuclear se podría construir una central fotovoltaica de 3.333 Gigavatios de potencia ([34]), valor que podría ser mayor con altos niveles de radiación solar o en sistemas de seguimiento del sol que tienen un número de horas efectivas de trabajo mucho mayores.
 Los costos han disminuido mucho en los últimos años y la tendencia sigue siendo a la baja, con una disminución de un 10% anual en los últimos años, de seguir la disminución de precios, la energía solar fotovoltaica alcanzará la paridad con otros sistemas de producción eléctrica. El costo de mantenimiento es muy bajo y el del combustible es cero, por lo que las condiciones de competitividad de la fotovoltaicas son promisorias, sin gastos de combustible cada año, ni residuos que hay que gestionar a lo largo de miles de años.
 Por tanto, con la misma inversión la energía eólica produce en un año mucho más que la energía nuclear y el costo de producir energía eléctrica con energía solar fotovoltaica es igualmente inferior al de producirlo con una central nuclear.
 La energía nuclear no es la alternativa en la actualidad, puesto que resulta cara frente a otros sistemas de producción, hace que siga dependiendo energéticamente del exterior, produce residuos que hay que gestionar durante miles de años y conlleva riesgos para la salud de las personas. A ello hay que citar que el número de puestos de trabajo que generan la energía eólica y la energía solar fotovoltaica son mucho mayores que el de la energía nuclear, para el mismo grado de inversión. Además, esos puestos de trabajo estarían más distribuidos y en muchas ocasiones en zonas rurales, generando un tejido productivo que sirve de motor y mantenimiento de zonas normalmente deprimidas económicamente.
 Por otra parte en cuanto a un contexto estimulante a las energías renovables, hay indicios de que las grandes ganancias de décadas anteriores para las petroleras se han reducido. También, poco a poco, al petróleo se lo ve como una energía posible de substituir. Un aerogenerador es fiable y constante, es decir, da beneficio seguro, apto para inversores. El combustible es gratis, los costos de producción y gestión asumibles y el mantenimiento fiable y experimentado. El petróleo, en cambio, es un tipo de energía volátil y de precios fluctuantes-entre 150 y 50 dólares el barril. Sus costos de producción pueden ser muy altos (fracking), su perfil político poco asumible y los riesgos excesivos.
 Un reciente estudio ([35]) sobre escenarios energéticos para el 2050 en Francia, da cuenta, entre otros, dos conclusiones importantes: i. El potencial de producción de energía renovable en Francia podría ascender a 1.268 teravatios hora (TWh) por año a partir de todas plantas verdes (eólica, solar, biomasa, geotérmica, hidroeléctrica, energía marina), tres (3) veces las previsiones de la demanda anual de electricidad a mediados de siglo 422 TWh, dividido entre un 63% de energía eólica terrestre y marina, el 17% solar, hidráulica 13% y 7% de geotérmica; ii. Se prevé que un escenario 100% renovable es un poco más caro que un escenario que combine 50% de energía nuclear, 40% renovable y 10% gas ([36]).
 Energía nuclear más segura y a mitad de precio ¿?
 Transatomic Power ([37]), está desarrollando un reactor nuclear de sal fundida que se cree podrá reducir el costo total de una planta de energía nuclear a la mitad. Eso significa que podrían fabricarse reactores relativamente pequeños, potentes, a un menor costo, y ser enviados por ferrocarril.
 Los altos costos, junto con las preocupaciones sobre la seguridad y la eliminación de residuos, han hecho que varias compañías están tratando de resolver el problema de los costos mediante el desarrollo de pequeños reactores modulares que se puedan construir en fábricas. Pero, normalmente están limitados a una producción de 200 megavatios de potencia, mientras que los reactores convencionales producen más de 1.000 megavatios.  Una planta de energía de 500 megavatios se podría construir por 1.700 millones de dólares (1.308 millones de euros), aproximadamente la mitad del costo por megavatio de las centrales convencionales. La compañía ha recaudado 1 millón de dólares (770.000 euros), procedente, en parte, de Ray Rothrock, socio de la firma de capital riesgo Venrock.
 Se espera que el nuevo reactor ahorre dinero al ser construido en una fábrica, así como por características de seguridad adicionales, lo que podría reducir la cantidad de acero y hormigón necesario para la protección contra accidentes, y por funcionar bajo presión atmosférica en vez de la alta presión. Una planta convencional de energía nuclear es enfriada continuamente mediante el bombeo de agua. La incapacidad de hacerlo es lo que provocó los problemas en Fukushima: explosiones de hidrógeno, fugas de radiación y finalmente el colapso.
 El uso de sal fundida como refrigerante resuelve algunos de estos problemas. Si el reactor comienza a calentarse, la sal se expande y se extiende sobre el combustible, reduciendo las reacciones. Además, un reactor convencional produce alrededor de 20 toneladas métricas de residuos de alto nivel al año, material a almacenar durante 100.000 años. El reactor de 500 megavatios produciría 4 kilos de residuos de ese tipo al año, junto con 250 kilos de residuos que tienen que ser almacenados durante unos cientos de años.
 Se estima que se necesitarán 8 (ocho) años para construir un prototipo de reactor a un costo de 200 millones de dólares (154 millones de euros). El mayor desafío podría provenir de China, que estaría invirtiendo 350 millones de dólares (269 millones de euros) a 5 (cinco) años para desarrollar reactores de sales fundidas propios. Tiene planes para construir un reactor de prueba de dos megavatios en 2020.
 Efectos de una Detonación Nuclear
 Se suele subestimar la capacidad destructiva de los distintos tipos de armamentos nucleares. Se calcula que el incendio radiactivo provocado por una detonación nuclear se propaga por un área entre 2 y 5 (dos y cinco) veces mayor que la del impacto. Esto significa que el área destruida por el fuego es entre 4 y 25 (cuatro y veinticinco) veces más extensa que el área del impacto.
 Una detonación nuclear en una ciudad moderna causaría incendios violentos, ya que en ellas hay abundantes cantidades de hidrocarburos en forma de asfalto, plásticos, petróleo, gasolina y gas. Los posibles efectos de la detonación de una pequeña bomba nuclear sobre la isla neoyorquina de Manhattan produciría un huracán de increíble violencia a la velocidad de 600 kilómetros por hora -la mayor parte de los edificios han sido construidos para resistir huracanes de hasta 200 o 250 kilómetros por hora-.
 Una explosión nuclear siempre produce un pulso electromagnéticos y, lanzada desde una altura de 160 kilómetros, implicaría que todo el territorio continental estadounidense estaría bajo su línea de alcance, aniquilando todo lo que funciona con electricidad, los sistemas sanitarios, la provisión de agua, los sistemas de depuración del agua, la producción agrícola y los laboratorios que fabrican medicinas, vacunas y fertilizantes, entre otras muchas cosas. Europa es igualmente vulnerable, lo mismo que muchos otros países.
 La evidencia científica muestra que hasta una guerra nuclear limitada, si fuera posible, derivará en un irreversible cambio climático y en la destrucción sin precedentes de vidas humanas y del ambiente que la sostiene.
 Haberse volcado a la construcción de armas implica asociar a la energía nuclear con el peligro para la supervivencia de las especies.
 Emisiones de CO2 y efecto invernadero 
La energía nuclear emite unos 34 gramos de CO2 por cada kWh de electricidad producido. Esto es mucho menos de lo que emite una central térmica de carbón (alrededor de 1.000 g/kWh). Pero la energía eólica, por ejemplo, emite alrededor de 20 g/kWh, y la hidroeléctrica alrededor de 33 g/kWh.24 Otras estimaciones indican que las emisiones de CO2 sería entre 30 y 60 g/kWh para la energía nuclear. A nivel mundial, el CO2 emitido en la producción de energía eléctrica no supera el 9% del total anual de emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano, siendo el transporte el gran productor de estos gases.
 Para producir un efecto notable en la reducción de emisiones de CO2 se requeriría construir 2.000 nuevos reactores de gran tamaño (1000 MW) en todo el mundo. En EEUU serían necesarios entre 300 y 400 nuevos reactores en los próximos 30-50 años, incluyendo los necesarios para reemplazar aquellos que se retiren del servicio durante ese periodo. El uranio no es un recurso renovable y esta opción exigiría consumir las reservas mundiales mucho más rápidamente. Las reservas actuales son suficientes para 50 años de producción de energía nuclear mediante el consumo de uranio 235 al ritmo de consumo actual; si se reemplazase todo el combustible fósil en la producción de energía eléctrica por energía nuclear, las reservas de uranio se agotarían en 3 o 4 (tres o cuatro) años. Sin embargo existirían alternativas nucleares en desarrollo, como el uso del isótopo más abundante del uranio (el 238, unas 1400 veces más abundante que el 235), el torio (isótopo 232), 20.000 veces más abundante o la fusión.
 El Consejo Mundial para las Energías Renovables  ([38]) estima que la industria nuclear ha recibido alrededor de 1 trillón de dólares (corregidos al valor actual) de dinero público en todo el mundo, mientras que el conjunto de las energías renovables no ha recibido más que unos 50.000 millones de dólares.32 Hoy en día la generación de electricidad mediante energía nuclear es más cara que la eólica, comparable en precio a la hidroeléctrica y a la cogeneración con madera gasificada, pero más barata que las térmicas que consumen combustibles fósiles (incluidas las de ciclo combinado). No obstante, los costos de las energías renovables están disminuyendo rápidamente gracias al progreso en el incremento de la eficiencia y reducción de costos. El estudio europeo "Externe"  tomado de envio en red foroba 

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