En el horizonte sobresalen altas torres de enfriamiento y
chimeneas que rozan el cielo gris. En la distancia también se observa un lago
artificial hecho de un negro y tóxico barro, alimentado continuamente por
decenas de tuberías de las cuales brotan desechos de las refinerías que rodean
la zona. El olor a azufre que sale de las tuberías es tan fuerte, que
cualquiera pudiera jurar que se encuentra en el infierno. Sin embargo, se trata
de la sede de Baogang Steel and Rare Earth, un complejo industrial del tamaño
de una ciudad localizado en
Baotou, una zona en lo más profundo de Mongolia, en
China . UNA CIUDAD CUBIERTA DE TUBERÍAS Las tuberías predominan en la ciudad de
Baotou. Foto: Getty
Baotou es una región rica en elementos químicos conocidos
como "tierras raras", fundamentales para mantener en movimiento
nuestro moderno estilo de vida. Estos minerales pueden ser encontrados en todo
lo que nos rodea, desde autos eléctricos hasta todos los componentes
electrónicos de los teléfonos inteligentes y pantallas planas. Reportes indican
que en 2009 China producía 95% de la tierra rara consumida por el mundo, y
estimaban que la mina Bayan Obo, al norte de Baotou, contenía 70% de las
reservas del planeta. Estos minerales han jugado un papel fundamental en el
explosivo crecimiento de la economía china durante las últimas décadas. El
efecto en Baotou también ha sido notable: a pesar de lo que podría concebirse
como una nueva fiebre del oro por estos elementos químicos, la ciudad parece
más bien un pueblo fronterizo. En 2009 China producía 95% de la tierra rara
consumida por el mundo, y estimaban que la mina Bayan Obo, al norte de Baotou, contenía
70% de las reservas del planeta.
El efecto de las minas de igual forma se refleja en la
arquitectura de Baotou, la cual por momentos pareciera encontrarse atrapada
entre el empuje capitalista de la rica actividad que desarrolla y las memorias
de un pasado comunista, o entre los avisos de grandes marcas estadounidenses y
las estatuas celebrando a Mao. El peso de industrias como Baogang es notable.
La refinería se ha desarrollado tan extensamente, a través de tuberías que
cruzan aceras y avenidas, que es difícil decir dónde terminan las fábricas y
dónde comienza . PRÁCTICAS
COMERCIALES COLOR FANGO Entre los productos principales procesados por
plantas en la zona se encuentra el oxido de cerio, el cual se utiliza para
pulir las pantallas táctiles de los teléfonos inteligentes y tabletas. Foto:
Getty
la ciudad
En Baotou se encuentra una planta especializada en la
producción de cerio, uno de los minerales más abundante de tierras raras. Entre
los productos principales procesados por plantas en la zona se encuentra el
oxido de cerio, el cual se utiliza para pulir las pantallas táctiles de los
teléfonos inteligentes y tabletas. Sin embargo, más allá del laberinto de
tuberías, tanques y salas del tamaño de hangares, no hay gente en la fábrica.
De hecho, no está operando. Representantes de la planta indican que se
encuentra en receso por mantenimiento, pero tampoco hay señales de operativos
de limpieza o reparaciones. Una interpretación para esta sorpresiva
inactividad, teniendo en cuenta la alta demanda mundial por los productos que
elabora, revela una realidad comercial tan oscura como el lago artificial. Al
parecer, la paralización de actividades en la fábrica está vinculada con un
esfuerzo de la industria por generar una escasez artificial del producto, a fin
de impulsar el alza de los precios del oxido de cerio. Esto no es nuevo en las
estrategias comerciales de China. Ya en el 2012 la agencia de noticias Xinhua informó
que el más grande productor de tierras raras en el país había suspendido sus
operaciones para prevenir una caída de los precios. ¿RIQUEZA E INNOVACIÓN A QUE
COSTO? Sin embargo, aparte de las prácticas comerciales cuestionables, una de
las razones que generan escasez de estos productos son los riesgos y elementos
tóxicos vinculados al proceso de extracción y transformación en productos
finales. Por ejemplo, el cerio es extraído luego de triturar minerales y
disolverlos en ácidos sulfúrico y nítrico, lo cual debe hacerse a una escala
industrial, por lo que el proceso termina produciendo una enorme cantidad de
desecho venenoso.
"Al observar cómo Apple anunciaba su reloj inteligente
recientemente, un pensamiento cruzó mi mente: antes hacíamos relojes con
minerales extraídos de la tierra y los tratabamos como reliquias preciosas;
ahora usamos minerales aún más raros y queremos cambiarlos anualmente",
agregó. "Las empresas de tecnología continuamente nos instan a comprar la
nueva tableta o teléfono. Pero no puedo olvidar que todo comienza en un lugar
como Bautou y en un lago tóxico terrible, que se extiende hasta el
horizonte", aseguró Young TOMADO DE LA NACION DE AR
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