Los Huber iniciaron
su colección de arte en los 70, en Sucre Patrimonio. La pareja devolvió lienzos
a Bolivia Visita. Richard y Roberta Huber visitaron la residencia del encargado
de negocios de EEUU, Peter M. Brennan. Los acompaña Iván Rebolledo, de la
Cámara Boliviano Americana. Pedro Laguna.
La Razón (Edición Impresa) / Liliana Aguirre /
Hace más de 40 años, los esposos Huber llegaron a Bolivia
interesados por conocer el país. En Sucre compraron el primer cuadro colonial
con el que nació su actual colección de arte. El jueves, la pareja devolvió a
Bolivia dos lienzos coloniales robados hace 13 años. “La pasión por el arte
colonial nació durante el periodo de vivir en Buenos Aires, éramos jóvenes y
viajábamos bastante. Visitamos los países vecinos”, recordó Richard Huber en un
encuentro en la residencia de la Embajada de Estados Unidos. Él y su esposa,
Roberta, son coleccionistas de arte en Nueva York, con más de 150 piezas. Cuando
llegaron a Bolivia por primera vez se maravillaron con Sucre y Potosí, ciudades
a las que viajaron en bus. “Compramos un pequeño cuadro en Sucre. En aquel
tiempo las obras eran baratas y no teníamos mucha plata”, dijo Richard, formado
en Química en la Universidad de Harvard. Otra de las adquisiciones de la pareja
fue un texto sobre arte colonial en Bolivia. “El único libro que había en ese
tiempo era de Teresa Gisbert y José de Mesa, era como la Biblia para nosotros y
lo leímos muchísimas veces”, agregó Roberta, literata de profesión, de la
Welley College en Boston. La pareja, casada hace 52 años, volvió a Bolivia el jueves
para devolver dos lienzos coloniales del siglo XVII y XVIII, que compraron en
2004 en Brasil sin saber que fueron sustraídos de la iglesia de San Martín en
Potosí en 2002 y que figuraban en la lista de la Policía Internacional
(Interpol). La pareja adquirió los
cuadros en más de $us 25.000 y se encargó de restaurarlos. El gesto de devolver
las piezas fue de buena voluntad y si bien no recibió compensación económica,
fue condecorada por el presidente Evo Morales en el Palacio de Gobierno. “Cuando
descubrimos que las piezas eran robadas, unos abogados nos aconsejaron dilatar
el proceso por diez años hasta que se pruebe que la pieza era la robada, pero
yo no me sentía bien de tener en mi sala dos objetos robados”, expresó Richard.
El coleccionista aclaró que las normas y prácticas relacionadas con el arte
colonial eran diferentes hace 40 años. “Siempre seguimos las normas de la época
y cómo se van ajustando. Hacemos lo posible para saber el origen de la pieza
que compramos. Antes no había registros, inventarios y fuentes de información”.
El matrimonio viajará mañana a Sucre para reencontrarse con la ciudad que
visitaron por primera vez en los años 70. “El museo de la Catedral de Sucre
tiene ocho o nueve cuadros del pintor italiano Bernardo Bitti que fueron
trasladados al nuevo continente durante la colonia, queremos verlos”. Richard y
Roberta creen que el arte colonial es muy valioso para un pueblo porque guarda
su historia. Una prueba es que en uno de los cuadros que devolvieron María huye
con el niño Jesús, pero en vez de tener un paisaje de desierto tiene una
exuberante vegetación típica del continente. “El arte colonial tiene base
europea, pero empieza a transformarse con la entrada de la mano indígena”.
TOMADO DE LA RAZON DE BOLIVIA
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