Si empoderamos a pobres no hay razón para no
generar riqueza
A principios del
2000, Bangladesh tenía una cobertura de casi el 100 por ciento, por medio de
una red de 300.000 mujeres.
Foto: Archivo Particular
El empresario
bengalí Iqbal Quadir, uno de los pioneros de los modelos de negocios inclusivos
en el mundo, estará en Medellín la próxima semana.
La conectividad
genera productividad. Esa es la filosofía que ha llevado al empresario bengalí
Iqbal Quadir (Jessore, 1958) a ser una de las personas que han tenido mayor
impacto en las vidas de los campesinos de su país.
Un día en que su
computador dejó de funcionar cuando trabajaba como banquero de inversión en
Nueva York, entendió el verdadero costo de la falta de infraestructura de
comunicación para los más pobres.
Debía tener 12 o
13 años y su familia había salido de la ciudad huyendo de la violencia de la
guerra civil en Bangladesh de los años 70, cuando lo enviaron a buscar
medicinas para su hermano menor en una aldea remota. Después de un viaje a pie
que le llevó toda la tarde, llegó, pero el médico no estaba.
“Me demoré el
resto del día regresando y pensando en cómo había perdido el tiempo. Igual que
cuando mi computador dejó de funcionar”, dice. Era el inicio de su carrera como
empresario de las telecomunicaciones.
Quadir, que
estará en Medellín el próximo 6 de junio como conferencista en el Segundo Foro
Internacional por el Desarrollo de los Mercados de la Base de la Pirámide,
auspiciado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), hoy es conocido
como un pionero en la creación de modelos de negocio inclusivos. En 1993 se
alió con el Grameen Bank, el famoso ‘banco de los pobres’ del premio Nobel de
Paz Muhammad Yunus, y, con fondos del filántropo estadounidense Joshua Mailman,
creó la red de telefonía celular con la mayor cobertura para su tiempo.
“Partí del
principio de que la gente tendría acceso a teléfonos celulares sin importar su
capacidad financiera o su ubicación –afirma Quadir, vía Skype, desde su oficina
en el Centro Legatum para el Desarrollo y el Emprendimiento, que fundó en el
2007 en el Massachusetts Institute of Technology (MIT)–.
El Banco Grameen
me dio la infraestructura y, por medio de minicréditos, cientos de mujeres en
las aldeas empezaron a prestar servicios de celular.”
Para el 2001, cinco
años después de que la empresa empezara a operar, unas 70.000 aldeas de
Bangladesh recibían el servicio y el país tenía una cobertura del 99 por ciento
(en ese entonces la de Colombia era de menos del 8) por medio de una red de
300.000 mujeres que vendían minutos.
Hoy, Grameenphone
es el mayor operador del país, tiene 40 millones de suscriptores –más del 40
por ciento de la participación en el mercado de telefonía celular– y un
crecimiento anual en ganancias de 19 puntos porcentuales.
Pero el impacto
de su empresa, según Quadir, es mayor.
De acuerdo con un
estudio que realizó el Banco Mundial en 120 países del sur de Asia y África
subsahariana en el 2011, un incremento del 10 por ciento de la penetración de
celulares en los países en vías de desarrollo se relaciona con un crecimiento
promedio del PIB del 0,8 por ciento.
Por otro lado, el
35 por ciento de las ganancias de su negocio, compuesto hoy en un 55 por ciento
por la empresa de telecomunicaciones noruega Telenor, se van en impuestos para
el Gobierno.
Más allá de los
beneficios económicos, el modelo de negocio de Quadir rebatió el enfoque
asistencialista en la generación de desarrollo, al probar la efectividad de
incluir a las poblaciones menos favorecidas en la creación de empresa.
Grameenphone
acabó las barreras que evitaban que la gente produjera riqueza: le dio
capacidad de compra y su inversión inicial no fue muy alta, pues los recursos
eran compartidos.
“Creemos que
tenemos que ayudarles a los pobres. Pero los pobres no necesitan nuestra ayuda.
Solo tenemos que eliminar las barreras que tienen para desarrollarse y crear
empresas; barreras como la falta de infraestructura, de tecnología, la
burocracia, las limitaciones financieras. Los pobres son buenos empresarios”,
dice.
Es la misma
lógica de empresas con ánimo de lucro como d.light, que les lleva servicio de
energía solar a más de 12 millones de personas de 40 países en vías de
desarrollo, y bKash (ver recuadro), que permite el envío de remesas vía
celular.
Esta última, a
solo un año y medio de haber sido fundada por Kamal Quadir (hermano menor de
Iqbal), tiene cuatro millones de clientes y cada día medio millón de personas
están transfiriendo plata.
“Si compañías
como la que yo creé aparecieran en distintas industrias, los países en vías de
desarrollo rápidamente se convertirían en países ricos –concluye Quadir–. No
podemos solucionar todos los problemas, pero si empoderamos a la gente en
distintos aspectos de la economía, entonces no hay razón para no generar
riqueza.”
ASÍ OPERA
BKASH
La empresa bKash
Limitada es un proyecto de inversión de riesgo compartido entre el banco Brac,
para las pequeñas y medianas empresas de Bangladesh, y la empresa
estadounidense de envío de remesas Money in Motion.
Su objetivo es
asegurar que las personas con menor capacidad adquisitiva de Bangladesh tengan
acceso a servicios financieros por medio de sus celulares (incluyendo la
aprobación de microcréditos).
Dirigida desde el
2001 por Kamal Quadir, su impacto es claro: se calcula que menos de 15 por
ciento de los bengalíes hacen uso de los servicios financieros, mientras que
casi la totalidad de la población tiene acceso a un celular (se calcula que el
44 por ciento es propio).
FORO EN
MEDELLÍN
El Banco
Interamericano de Desarrollo (BID) realizará en Medellín, el 6 y el 7 de junio,
el II Foro Internacional por el Desarrollo de los Mercados de la Base de la
Pirámide en América Latina y el Caribe. El propósito de la reunión, en la que
participarán expertos internacionales, es promover la discusión en torno a
soluciones de mercado para enfrentar los principales retos socioeconómicos de
la región.
María
Alejandra Pautassi
Economía y
Negocios
Tomado de
portafolio de Colombia
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