Alimentar al mundo
Resultan al menos
sorprendentes algunas de las declaraciones realizadas por el presidente José
Mujica en el marco de su gira por China, que acaba de culminar. En un país que
ha crecido precisamente porque comprendió que era hora de no basarse
exclusivamente en las producciones tradicionales e ir hacia el valor agregado a
todo nivel, el presidente uruguayo reconoció que “Uruguay lo que tiene que
hacer es dejar de basarnos en las exportaciones primarias y agregarle trabajo
de los uruguayos a los productos para luego exportarlos”.
Precisamente en la nación que primero se especializó en reproducir a mucho menor costo productos en los sitios más dispares del mundo. Resulta claro, por el contrario, que si China necesita algo de Uruguay, no es precisamente artículos que tengan tecnología nacional, porque China es exportador mundial de la misma, y además el que los produce más barato en el planeta. Por tanto, más allá que podamos recoger su experiencia y hasta aprender de ellos, tendríamos escasas oportunidades de entrar en un mercado que mundialmente está tomado.
Lo que sí precisa China --y obviamente Uruguay (como muchas otras naciones)—y no podría abastecerlo de manera exclusiva, es comida. Nuestro país es un buen exportador hacia el país asiático. Por ejemplo en el primer trimestre de este año, las ventas de vacunos aumentaron un 260%. Asimismo, en 2011, Uruguay exportó 11.610 toneladas de carne de res, por valor de 43 millones de dólares, hacia China, donde la carne preferida es aún la de cerdo, con mucha diferencia respecto al resto.
No hay dudas que resultará prácticamente imposible para los países de la región --no ya para Uruguay-- ponerse a tiro del enorme potencial del mercado chino, que no solamente domina las exportaciones de productos terminados hacia nuestro países sino que hace lo mismo con buena parte del mundo.
Sí es cierto que el capital no necesariamente es chino genuino, porque el capital carece de banderas. Hubo sí un corrimiento a la región asiática de muchas empresas estadounidenses que encontraron en los salarios muy reducidos y en materias primas baratas una gran oportunidad de aumentar sus ganancias. Hay mucho por hacer, pero probablemente la carrera por las industrias de productos de consumo no nos encuentre preparados. Podemos sí ayudar a alimentar al mundo. Ese es un buen camino.
Precisamente en la nación que primero se especializó en reproducir a mucho menor costo productos en los sitios más dispares del mundo. Resulta claro, por el contrario, que si China necesita algo de Uruguay, no es precisamente artículos que tengan tecnología nacional, porque China es exportador mundial de la misma, y además el que los produce más barato en el planeta. Por tanto, más allá que podamos recoger su experiencia y hasta aprender de ellos, tendríamos escasas oportunidades de entrar en un mercado que mundialmente está tomado.
Lo que sí precisa China --y obviamente Uruguay (como muchas otras naciones)—y no podría abastecerlo de manera exclusiva, es comida. Nuestro país es un buen exportador hacia el país asiático. Por ejemplo en el primer trimestre de este año, las ventas de vacunos aumentaron un 260%. Asimismo, en 2011, Uruguay exportó 11.610 toneladas de carne de res, por valor de 43 millones de dólares, hacia China, donde la carne preferida es aún la de cerdo, con mucha diferencia respecto al resto.
No hay dudas que resultará prácticamente imposible para los países de la región --no ya para Uruguay-- ponerse a tiro del enorme potencial del mercado chino, que no solamente domina las exportaciones de productos terminados hacia nuestro países sino que hace lo mismo con buena parte del mundo.
Sí es cierto que el capital no necesariamente es chino genuino, porque el capital carece de banderas. Hubo sí un corrimiento a la región asiática de muchas empresas estadounidenses que encontraron en los salarios muy reducidos y en materias primas baratas una gran oportunidad de aumentar sus ganancias. Hay mucho por hacer, pero probablemente la carrera por las industrias de productos de consumo no nos encuentre preparados. Podemos sí ayudar a alimentar al mundo. Ese es un buen camino.
Tomado de el telégrafo
de Uruguay
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