El Ministerio recordó en un comunicado que el 22 de mayo de
1992, en el marco de la convención del Programa de las Naciones Unidas para el
Medio Ambiente (Pnuma) celebrada en Nairobi, Kenia, se aprobó el Convenio sobre
la Diversidad Biológica como un instrumento jurídico internacional para la
conservación y la utilización sostenible de los recursos naturales de nuestro
planeta.
Posteriormente, el 20 de diciembre del 2000, la Asamblea
General de las Naciones Unidas, proclamó el 22 de mayo como Día Internacional
de la Diversidad Biológica.
"En nuestro país, el Ministerio de Ciencia, Tecnología
e Innovación Productiva apoya iniciativas para el uso sustentable de los
recursos naturales y fomenta la generación de nuevos conocimientos en el
área", afirmó la cartera.
El Ministerio explicó que "se entiende por diversidad
biológica o biodiversidad a la variedad de organismos vivos, desde animales y
plantas hasta hongos y microorganismos, y su interacción con el ecosistema que
habitan. Producto de esa relación, los ecosistemas producen servicios
ambientales que hacen posible la vida en la tierra, regulando el clima, el
ciclo del agua y la calidad del aire".
El Ministerio de Ciencia explicó que, a través de su
Comisión Asesora sobre la Biodiversidad y Sustentabilidad, formula y recomienda
"estrategias y programas con el fin de mejorar el desempeño del sistema
científico tecnológico nacional en las actividades relacionadas con la
conservación y la biodiversidad".
Durante el 2010, en el marco de la creación del premio Fidel
A. Roig al uso sustentable de la biodiversidad, la comisión lanzó la primera
convocatoria para proyectos de grupos de investigación pertenecientes a
instituciones del sistema científico tecnológico nacional que hubieran
demostrado transferencia de resultados.
La primera edición tuvo como ganadores a un grupo de
investigadores de la Universidad Nacional del Comahue por su trabajo
“Iniciativa para un ecosistema pesquero sustentable”. La misma, que recibió
como premio la suma de 50.000 pesos, consistió en la implementación de un
proyecto para asegurar la sustentabilidad ecosistémica en los caladeros del
Golfo San Matías a través del uso y la administración responsable del mar, sus
recursos y sus funciones ecológicas esenciales.
El segundo proyecto, premiado con 20.000 pesos, fue el
trabajo de científicos de la Universidad Nacional de General San Martín
titulado “Herramientas para la evaluación de la sustentabilidad ambiental en
ecosistemas de humedal de la región del río Paraná”. La investigación estuvo orientada
a mitigar la intervención del hombre a partir de la planificación del uso de
los recursos naturales de la zona.
"Estas iniciativas fueron posibles gracias al aporte de
la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, que a través de la
línea de proyectos de investigación científica y tecnológica orientados
(Picto), adjudicó fondos por más de 4.600.000 pesos para el desarrollo de ambas
investigaciones", detalló el ministerio en un comunicado.
En la edición 2011 del premio Fidel Roig, el proyecto
ganador fue presentado por un equipo de trabajo dirigido por el Dr. Guillermo
Martínez Pastur del Laboratorio de Recursos Forestales del Centro Austral de
Investigaciones Científicas (Cadic), dependiente del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).
El galardón de 50.000 pesos fue para la investigación
titulada “Nuevos métodos de cosecha forestal, que combinan conservación de la
biodiversidad y ciclos naturales del bosque primario con la producción maderera
en Tierra del Fuego”.
El proyecto incluyó el diseño de nuevas estrategias de
cosecha que combinaron la producción con la conservación de la biodiversidad y
su implementación a escala de paisaje en el marco de trabajo de aserraderos
medianos en Tierra del Fuego. Además, se logró incrementar el rendimiento de la
cosecha y de los aserraderos, disminuyendo las áreas de intervención y los
costos, manteniendo la productividad y aumentando las ganancias.
A su vez, se consiguió mejorar el nivel de preservación de
los bosques manejados, conservando intacto un 30% de las estructuras primarias
como agregados de retención para la biodiversidad y más de un 50% de la biomasa
en los sectores aprovechados.
Por otra parte, en Santa Catalina, Jujuy, a 3.800 metros
sobre el nivel del mar, investigadores del Conicet –liderados por la Dra.
Bibiana Vilá– junto a comunidades y productores locales, han logrado recuperar
una tecnología prehispánica sustentable para la obtención de la fibra de
vicuña.
La iniciativa, financiada también por la cartera de Ciencia
a través de la Agencia, consiste en la realización de una ceremonia ancestral
de captura –denominada chaku– mediante la cual se arrean, esquilan y vuelven a
liberar a las vicuñas silvestres para obtener su fibra. "Se trata de un
claro ejemplo de uso sustentable de un recurso natural", remarcó el
Ministerio.
"El proceso comienza -explica Ciencia- con la reunión
de todos los participantes en un semicírculo, que luego toman una soga con
cintas de colores y arrean lentamente a las vicuñas guiándolas hacia un embudo
de red de 1 km de largo que desemboca en un corral. Cuando los animales están
calmados se los esquila con sumo cuidado para reducir el stress y se los
libera".
Hoy, 1500 años después del primer registro que se tiene de
esta ceremonia, la ciencia argentina suma como valor agregado el bienestar
animal y la investigación científica. En tiempo del imperio Inca, el chaku se
realizaba cada cuatro años, actualmente se realiza anualmente sin esquilar a
los mismos animales.
Antes del arribo de los conquistadores, la población de
vicuñas en América era cercana a los cuatro millones de ejemplares. Desde la
llegada de los españoles hasta la década del ´50, la caza y exportación de los
cueros para la obtención de la fibra hizo que la vicuña estuviera en serio
riesgo de extinción.
Debido a la ausencia de planes de manejo y conservación en
1950 la población de vicuñas no superaba los 10.000 ejemplares. A fines de la
década del ´70 Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Ecuador firmaron un convenio
para la conservación y manejo de este animal que permitió recuperar su
población hasta contar hoy con más de 76.000 ejemplares en nuestro país.
"En la actualidad la fibra de vicuña puede llegar a
valer hasta 1.300 dólares por kilo", señaló el Ministerio.
Finalmente, el esfuerzo en la generación de conocimiento
sobre la biodiversidad, llevó al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación
Productiva, a promover el acceso abierto a la información, a través del portal
del Sistema Nacional de Datos Biológicos.
"Esta herramienta es de fundamental importancia porque
permite que los investigadores accedan a datos taxonómicos, ecológicos,
cartográficos, bibliográficos y etnobiológicos, entre otros, de más de 44
instituciones adheridas que brindan acceso a sus colecciones", finalizó el
Ministerio de Ciencia.
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