POR LA INTAGIBILIDAD DEL Parque YASUNÍ
Y ojalá los sordos escuchen: los derechos humanos y los derechos de la Naturaleza son dos nombres de la misma dignidad. Eduardo Galeano.
El 15 de agosto de 2013 el presidente de la República del Ecuador, Rafael Correa, dio una noticia que conmovió al mundo: la renuncia del proyecto ITT-Yasuní. La novedosa propuesta consistía en que los Países más industrializados indemnicen al Ecuador a cambio de que no se realicen actividades extractivas en una de las reservas más importantes del mundo, ubicada en la Amazonía ecuatoriana. La iniciativa Yasuní ITT fue presentada en el 2007 como una reformulación de los mecanismos previstos en el Protocolo de Kyoto y se presentaba como una gran alternativa para preservar el medio ambiente. Los ecologistas, organizaciones de derechos humanos, y demás sectores de la sociedad civil latinoamericana festejamos y adherimos a la iniciativa, promoviéndola como un ejemplo digno latinoamericano. La renuncia del proyecto ITT-Yasuní implica el inicio de la explotación petrolera del Bloque ITT.
La evidencia de que en el parque viven pueblos indígenas no contactados, como los Tagaeri, es motivo suficiente para impedir el paso de cualquier actividad extractiva, más allá del éxito o fracaso del proyecto ITT Yasuní. Los tagaeri en el 2003 sufrieron un ataque que dejó decenas de muertos; hace unos meses, en el 2013 volvieron a vivir un episodio de violencia que llevó a James Anaya, relator especial de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, a pronunciarse en favor de la protección de estos pueblos aislados y de su libre determinación. El peligro de un etnocidio es una de las más terribles violaciones a los derechos humanos de los pueblos indígenas.
Por otro lado, el Parque Yasuní es una de las principales reservas de biodiversidad del continente. En él se encuentran cerca de doscientas especies de mamíferos, cuatro mil especies de plantas y seiscientas especies de aves; entre ellos, animales en peligro de extinción, y un innumerable número de reptiles únicos en el lugar. Ecuador ha suscrito varios de los tratados internacionales relativos al derecho internacional ambiental en el que se comprometió a proteger la biodiversidad. En 1993 ratificó el Convenio sobre la Diversidad Biológica, adoptado en Río de Janeiro en 1992. De la misma forma ratificó el Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, el Convenio de Lucha contra la Desertificación, suscribió la Agenda 21 y el Protocolo de Bioseguridad en mayo del 2000.
Todo proyecto de desarrollo debe ser concordante con los derechos humanos y los derechos de la Naturaleza, lo contrario nos llevaría a justificar políticas de los Estados que en nombre del “progreso” y del “desarrollo” cometen las más atroces violaciones a la dignidad humana. Los derechos económicos, sociales y culturales nunca estuvieron ni estarán en contra de la vida y la libertad. La lucha contra la pobreza y la desigualdad no es antagónica al respeto por la Naturaleza y su protección. Esta falsa dicotomía es el nuevo discurso sin alternativas que los actuales gobiernos neoextractivistas de Latinoamérica nos imponen.
Estamos convencidos que la decisión del presidente del Ecuador no acuerda con los principios del derecho internacional de derechos humanos y de protección ambiental ni con la Constitución de Ecuador, motivo por el cual la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas, las asambleas, organizaciones y personas abajo firmantes nos solidarizamos con las jornadas de protesta que se han suscitado en el Ecuador y demás países de Latinoamérica y nos expresamos en defensa incondicional del Parque Yasuní.
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