El calentamiento amenaza la regulación del clima en el
Océano Antártico
Foto: SXC.hu
Muy por debajo de la superficie del océano, las corrientes
profundas actúan como cintas transportadoras, canalizando el calor, el carbono,
el oxígeno y los nutrientes por los mares de todo el mundo.
Un nuevo estudio realizado por Irina Marinov, de la
Universidad de Pennsylvania, y Raffaele Bernardello, de la Universidad McGill,
ha descubierto que el cambio climático reciente puede estar actuando para
frenar una de estas cintas transportadoras, con consecuencias potencialmente
graves para el futuro del clima del planeta "Nuestras observaciones nos muestran que hay menos
formación de estas aguas profundas cerca de la Antártida ", dijo
Marinov."Esto es preocupante porque, si este es el caso, se va a reducir
la captación de calor y dióxido de carbono procedente de la actividad humano,
haciendo de este un circuito de retroalimentación positiva para el cambio
climático".
Los oceanógrafos han dado cuenta de que las aguas profundas
de la Antártida, una corriente masiva de agua fría, salada y densa que fluye a
dos mil metros bajo la superficie del mar desde cerca de la costa de la
Antártida hacia el ecuador se ha ido reduciendo en las últimas décadas. Esto es
motivo de preocupación, ya que se cree que actúa ocultando el calor y el
carbono antropogénico de la atmósfera. El Océano Antártico absorbe
aproximadamente el 60 por ciento del calor antropogénico producido en la Tierra
y del 40 al 50 % del dióxido de carbono antropogénico.
"El Océano del Sur está surgiendo como algo muy, muy
importante para la regulación del clima", dijo Marinov. Junto con sus
colegas, Marinov utilizó modelos de discernir si la disminución de la
circulación de las aguas del fondo del Antártico podría atribuirse al cambio
climático antropogénico.
La razón, según concluyen estos científicos, tiene que ver
con el hecho de que el cambio climático ha llevado a una mayor precipitación en
todo el continente antártico, lo que conduce a mayores niveles de agua dulce en
la superficie.
El agua dulce es más dinámica que el agua salada y por lo
tanto no se hunde a través de las capas del océano como lo hace el agua más
salada, dando lugar a una menor convección en mar abierto en el Océano Austral
y a que la actividad en las aguas profundas se ralentice.
Examinando veinte mil puntos de datos, los investigadores
demostraron que la superficie del Océano Antártico ha ganado en agua dulce
durante los últimos sesenta años. También encontraron que los gradientes
verticales de salinidad y la densidad han aumentado, lo que sugiere que la
mezcla se ha reducido.
"Vemos que el proceso convectivo está cerrándose ya que
el agua cada vez es más dulce", dijo Marinov, de acuerdo con la apliación
de hasta treinta y seis modelos complejos de simulación de cambios de patrones
climáticos, conforme a las últimas tecnologías.
Siete de los modelos sugieren que el aumento de agua dulce
en el Océano Austral podría detener la convección por completo en 2030, y la
mayoría de los modelos muestran fuertes descensos de convección durante el siglo
XXI y de reducción de la formación de las aguas antárticas de profundidad.
Europapress. TOMADO DE LA VOZ DE RUSIA
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